Héroes españoles contra el cambio climático, embajadores en la cumbre de París

  • Claudia, Carlos, Jorge, Azarug, Carolina, Iñaki y Nathalie, escogidos por Greenpeace entre un millar de propuestas como embajadores del clima.
  • Dos de ellos acudirán en diciembre a la Cumbre de París (COP 21) en la que se deben tomar medidas para evitar el calentamiento del planeta.
Azarug, uno de los siete héroes seleccionados como embajadores por Greenpeace para la cumbre del clima.
Azarug, uno de los siete héroes seleccionados como embajadores por Greenpeace para la cumbre del clima.
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Azarug, uno de los siete héroes seleccionados como embajadores por Greenpeace para la cumbre del clima.

"Un héroe por el clima es cualquiera que haga cosas para que la situación del planeta no vaya a peor y se pare el cambio climático", opina Claudia, una adolescente de Getafe (Madrid) que forma parte de los siete héroes seleccionados por Greenpeace para impulsar que la próxima cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de París —que se comienza a finales de noviembre— no sea solo la de los líderes políticos mundiales, sino la de las personas anónimas que en su día a día hacen todo lo posible por el planeta.

La ONG recibió un millar de propuestas de personas de ejemplarizante actitud para salvar el clima. Seleccionaron a Claudia, que quiere hacer su instituto más verde, a Jorge, un bombero productor fotovoltáico de Valladolid, a Azarug, un estudiante canario que quiere islas 100% renovables, a Carlos, viticultor ecológico de 74 años, a Nathalie, otra estudiante catalana que quiere una escuela sostenible, a Carolina, veterinaria y truficultora que siente peligrar el sector por el cambio climático y a Iñaki, un arquitecto que no concibe otra construcción que la ecológica.

La cumbre climática de París presenta la oportunidad de tomar decisiones cruciales para evitar que la temperatura media mundial no aumente más de 2º C. La sensación de que todavía el acuerdo está en el aire, con los compromisos de los países sumando una acción que elevaría 2,7º la temperatura, los esfuerzos que se hagan desde la sociedad civil para presionar a los gobiernos serán vitales. Allí estarán los héroes españoles de Greenpeace para recordárselo.

Carlos Gosálbez: "Este planeta lo tenemos prestado de nuestros hijos"

Viticultor ecológico (74 años) en Pozuelo del Rey (Madrid) es piloto de profesión y enólogo de corazón. Profundo amante de la naturaleza, en su día a día sufre los efectos del cambio climático en sus cosechas. "En 20 años ha cambiado el clima. La ecología no es un invento, es volver a lo que hacían nuestros abuelos, no intervenir en exceso", defiende. Él lo tiene claro. "El mensaje derrotista no me gusta, pero hay que actuar pronto. Hasta 5 grados subirá la temperatura si no hacemos nada y sería catastrófico. Tenemos que ser consecuentes". Su compromiso con la naturaleza arranca en Canadá, donde vivió mientras se formaba como piloto. Allí participó en la intendencia de una empresa eléctrica que construía una presa en el norte de Quebec, la más grande de Norteamérica. "Me pareció maravillosa esa oportunidad de realizarme como piloto, pero después de regresar a España me enteré de que, en la primera prueba de la presa ahogaron a más de 500 caribús y desplazaron a muchísimos indígenas de sus asentamientos".  Su compromiso con el medio ambiente le ha llevado a documentar como piloto el deshielo del Ártico, donde fueron testigos de los estragos que el cambio climático está produciendo en la última frontera. Hoy, Carlos se dedica a sus viñedos y a su vino ecológico Qubél, y en la mitad de su terreno ha reforestado con 2.000 árboles para compensar o reducir su huella de carbono. "A los 74 años sigo trabajando por la tierra porque es mi vínculo y mi motivación. Este planeta en el que vivimos lo tenemos prestado de nuestros nietos, y tenemos la obligación de cuidarlos, ya no sólo por nosotros sino por ellos".

Jorge Puebla: "El sol puede ser tuyo"

Este bombero de Alcobendas (Madrid), palentino de nacimiento, es un convencido de las renovables. En 2007 comenzó la locura que hoy le ha llevado a la ruina económica, tras invertir todos sus ahorros en una planta fotovoltáica de la Mudarra (Valladolid). "El gobierno nos dijo el sol puede ser tuyo, ¡invierte en renovables!, y después nos quitó las ayudas". Tiene dos hijos, va al trabajo en bicicleta y está comprometido con el medio ambiente. Sobrevive gracias al apoyo de su familia, porque convive con deudas millonarias. Aun así es positivo. "Toda la sociedad se tiene que dar cuenta de que hay que hacer más para quitar barreras normativas que impiden conseguir energía del sol". Invirtió en fotovoltáicas porque consideró que era una decisión "ética". En el banco, pese a ser un funcionario normal con una familia muy normal, como explica, le dieron un millón de euros. "Me avalaba el Gobierno. Ahora soy un cadáver financiero". La planta solar que montó con otras ocho personas hoy funciona a medias. Y se acuerda de la ilusión de los inicios. "Venía con mis hijos que eran pequeños, y mirábamos cómo avanzaban las obras. La inversión era muy alta, pero podíamos amortizarlo rápido y, sobre todo, sentía la convicción de invertir en algo bueno para el planeta". Su familia es una de las 62.000 que están afectadas por el recorte a las renovables. Pese a todo, Jorge sigue pensando que el sol es el presente. "Su energía es un cambio total para la humanidad. Hasta hoy siempre ha estado en manos de unos pocos, pero tenemos la posibilidad de generar energía de manera individual. Cada uno en su casa puede generar lo que quiera. Es un hito histórico".

Nathalie Dunel: "Los niños de ahora tenemos que dar el paso"

Nació en Barcelona hace 17 años y tiene muy claro que el futuro son las renovables. Fue una de las alumnas que apoyó la instalación de placas solares en su colegio. Y reciclar cada semana en el punto limpio junto a su familias es uno de los rituales por el medio ambiente que ha incorporado a su vida. "Estamos en una sociedad de usar y tirar. La basura lo llena todo y dentro de 50 años mis hijos se van a encontrar un mundo lleno de basura". Las pequeñas rutinas diarias son la base de su lucha contra el cambio climático. Usar la bici, reciclar, hablar de medio ambiente en el colegio... "No tengo edad de votar, soy solo una víctima del destrozo ambiental. Quiero hacer algo más y contar lo que hago para mejorar mi entorno". Su voz transmite esperanza. "Sigue habiendo esperanza por el cambio, pero lo tenemos que hacer ahora. Si seguimos así no vamos a ningún sitio. Los niños de ahora somos los que tenemos que dar el paso, no esperemos a dejarles toda la tarea a los que vienen".

Iñaki Alonso: "Necesitamos una sociedad sostenible"

Iñaki es fundador del estudio de arquitectura sAtt, en Madrid, donde actualmente trabajan seis peronsas, y lleva años apostando por una arquitectura ecológica guiada por la lógica de la naturaleza. A sus 44 años, reconoce que su obsesión ecológica se ha hecho realidad muchos años después de luchar a contracorriente. "En 2001, cuando empecé, contabas qu actuabas desde una perspectiva ecológica y te miraban raro. Ahora las cosas van cambiando, han sido unos años muy duros, pero en el sector de la sostenibilidad no hemos dejado de trabajar durante la crisis. Ha bajado un poco, pero seguimos y cada vez más clientes lo piden". Los cambios en su entorno, que percibe desde muy joven, le hicieron reflexionar sobre el maltrato del hombre al medioambiente y el agotamiento de los recursos naturales: "Tenía una casa en Sepúlveda (Segovia) donde iba los fines de semana. Empecé a ver que había un problema, que desaparecían los cangrejos, luego se murieron las abejas, los conejos. Había un deterioro de la naturaleza más cercana, algo palpable, que tenía que ver con el hombre". Su sector, la construcción, tiene un impacto del 40% de las emisiones de CO2 a la atmósfera y es el principal causante del cambio climático. Al terminar la carrera, Iñaki sabía que el suyo sería un modelo diferente de construir.  "Hice un curso de bioconstrucción y aprendí una nueva perspectiva". Ahora hace edificios que no consumen casi energía, pero también se pueden hacer edificios que produzcan energía, que depuren agua, que tengan una relación con el entorno más limpia, defiende. Va en bici a su estudios, tiene paneles solares en casa y trabaja con la banca ética. Apuesta decididamente por un cambio hacia un mundo más renovable. "Necesitamos una metamorfosis hacia una sociedad sostenible".

Claudia Ballesteros: "Los pequeños gestos de todos son importantes"

Estudia 3º de la ESO en Getafe, sueña con robots que funcionan con energías limpias. Junto a sus amigas edita la revista Satafi inquieto en su instituto, en la que escriben sobre cambio climático y otros problemas medioambientales. Su concienciación ha servido para convencer a su colegio de utilizar principalmente papel reciclado. "Siempre me ha gustado el medio ambiente, pero con diez años empecé a interesarme más. Pienso que los seres vivos con los que convivimos no tienen la culpa de nada, no podemos imponerles un futuro desastroso, hay que ser respetuosos con el planeta". Todavía no tiene claro qué quiere ser de mayor. Le encanta escribir, la fotografía y la robótica, y ha realizado algunos experimentos con placas solares. "He dibujado muchos prototipos de coches con placas solares. Es verdad que los coches eléctricos ya están haciendo algo pero yo quiero dar un paso más e inventar que se muevan con energía totalmente limpia". Su mayor logro medioambiental es que su abuela se haya convencido de lo necesario que es reciclar. "Se ha dado cuenta de que los pequeños gestos de todos son importantes".

Azarug Justel: "La clave es un cambio de conciencia"

Grancanario cuyo nombre significa 'en libertad' en bereber es un enamorado del mar y tiene claro que todo cambio pasa por uno mismo. A sus 18 años estudia Ciencias del Mar y colabora con varias asociaciones de su isla en defensa del medio ambiente. "Yo creo que los cambios los producen las personas. Podemos conseguir lo que queremos para nosotros y para el medio ambiente". En el naufragio del Oleg participó en la limpieza del chapapote y se sumó a las manifestaciones contra las prospecciones petrolíferas en Canarias. Es miembro del colectivo de Pozo Izquierdo, su pueblo, para la protección del litoral. Pese a su juventud, ha visto ya la transformación de su isla y sus impactos en el medio ambiente: "Desde que tengo un poco de conciencia, lees , ves cosas y te das cuenta de lo que pasa en el mundo. Las prospecciones de Repsol fue mi apertura definitiva. Lo que quieren hacer en Canarias es lo que quieren hacer en el mundo. Los intereses de los grandes que usan recursos del viejo modelo. Tenemos que superar las viejas energías y abrir las puertas a las renovables", asegura. "Siento impotencia al ver como la avaricia humana destroza los espacios naturales para actividades económicas de una minoría". Tiene esperanzas en que su generación se convierta en la base de un cambio. "La conciencia en la juventud está en movimiento", percibe Azarug.

Carolina Herrada: "Las zonas rurales están sufriendo el cambio climático"

Veterinaria y truficultora, Carolina observa con sus propio ojos cada día los efectos del cambio climático en el campo. Cada año la trufa escasea más y ha disminuido mucho su peso. Lo que antes era una posibilidad de vida, ahora es una proeza, describe. Vive en Salvacañeta (Cuenca) donde tienen tierras y cultivos. "Llevo 15 años en esta zona y me llama la atención cómo afecta la sequía a los niveles del río, acuíferos y a la producción de la trufa. Las estaciones han cambiado, pasamos en una semana de mucho frío a mucho calor. Ya no nieva. Todo está cambiando". Hace treinta años que empezaron a recoger trufas. Antes eran seis socios que se repartían un terreno, ahora están solo ellos con las mismas hectáreas y no recolectan ni la sexta parte correspondiente. "Hay que trabajar el doble de horas para conseguir mucho menos". Como veterinaria, también ha detectado cambios en los animales. "Encontramos garrapatas en invierno, que antes era imposible porque morían de frío. nunca hemos visto nada igual". En su opinión, "estamos siendo testigos del final lento de la vida en el campo. Debemos cambiar el modelo, no mirar hacia otro lado. Podemos cambiar las cosas".

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