Tres meses del seísmo en Nepal: las lluvias monzónicas complican la llegada de ayuda humanitaria

  • "A muchas poblaciones no se puede llegar y las lluvias lo están poniendo difícil. Hay derrumbamientos diarios de tierra y carreteras cortadas", asegura Unicef.
  • Estas dificultades hacen que aumente el riesgo de enfermedades, malnutrición y tráfico de menores, alertan.
  • En las montañas es donde están las comunidades más perjudicadas: un millón de niños viven en lugares de alto riesgo de deslizamientos e inundaciones.
  • También Oxfam ha alertado del temor de las mujeres a sufrir exclusión y abusos al tener que vivir en refugios masificados.
Una mujer de edad avanzada permanece en un refugio provisional creado tras el terremoto de Nepal, en la zona de Bhaktapur.
Una mujer de edad avanzada permanece en un refugio provisional creado tras el terremoto de Nepal, en la zona de Bhaktapur.
GTRES
Una mujer de edad avanzada permanece en un refugio provisional creado tras el terremoto de Nepal, en la zona de Bhaktapur.

Una orografía abrupta, las lluvias y la escasez de medios aéreos dificultan la asistencia humanitaria a las zonas montañosas de Nepal, las más afectadas por los seísmos ocurridos entre abril y mayo, con lo que aumenta el riesgo de enfermedades, malnutrición y tráfico de menores, según Unicef.

Al cumplirse este sábado tres meses del terremoto principal (7,8 de magnitud en la escala de Richter), la coordinadora del Programa de Protección de la Infancia de Unicef en ese país, la española Virginia Pérez, cuenta a Efe que, más o menos, se ha estabilizado la respuesta humanitaria en las poblaciones con mejores accesos, las que tienen mejor cobertura de cobijo, agua potable y distribución de alimentos.

Es la época de la plantación del arroz y las comunidades retornan paulatinamente a la "normalidad", comenta en conversación desde Nepal, donde lleva ya dos años. "El problema —prosigue— es que hay muchas poblaciones a las que no se puede llegar y las lluvias monzónicas lo están poniendo muy difícil. Hay derrumbamientos diarios de tierra y las carreteras quedan cortadas".

Unas se reabren a las pocas horas, otras tardan días. "Es muy complicado organizar, planificar el desplazamiento hasta esas aldeas", lamenta.

Son las zonas más afectadas, en las montañas, donde están las comunidades más perjudicadas y dispersas. Un millón de niños siguen viviendo en lugares de alto riesgo de deslizamientos e inundaciones, según Unicef.

Prácticamente, la única forma de llegar es en helicóptero, pero hay "pocos", tres para todas las organizaciones humanitarias, y no vuelan con tiempo malo.

Pérez, que vivió allí los terremotos, entiende que la respuesta financiera internacional ha sido "muy escasa" para atender las necesidades.

Con las lluvias, prosigue, pueden comenzar las enfermedades contagiosas, reducirse las posibilidades de alimentación y un aumento de la malnutrición infantil debido al aislamiento de algunas poblaciones.

La situación extrema de miles de niños

Unicef indica que 10.000 menores sufren desnutrición aguda, que es grave en un millar de casos. "El cólera es algo que se teme, pero se está haciendo mucha prevención y, hasta ahora, no ha habido ningún brote", precisa.

Para evitar los problemas de los desprendimientos y de aislamiento, muchas personas están bajando de las montañas; algunos muchachos se quedan en las capitales de los distritos y otros llegan a Katmandú, lo que no facilita conocer dónde están para poder atenderlos.

"No sabemos si va a aumentar —añade Pérez—, pero con tanto movimiento de población y la desesperación de las familias, existe siempre el riesgo del tráfico infantil, de separación de los niños de las familias, que los lleven a orfanatos, y también de los matrimonios de niñas, un problema que ya existía".

Defiende los resultados del Programa de Protección de la Infancia, que ha dado apoyo psicosocial al 70% de la población afectada con mensajes de radio y a unas 100.000 personas entre familias de distintas comunidades por medio de psicólogos y trabajadores sociales.

Valora la contribución del departamento de Asuntos Sociales del Gobierno nepalí y de la Policía para prevenir el tráfico y el abandono de niños, aunque se precisan "muchos más recursos" para los lugares remotos. Asuntos Sociales ha aumentado sus efectivos en 116 trabajadores, apoyados por Unicef en la identificación de menores con más riesgo.

Sobre los matrimonios forzosos, Pérez se muestra preocupada por que puedan aumentar, pues las bodas suelen ser en la estación monzónica. "Pero, como se ha puesto en marcha una red de trabajadores sociales muy amplia —matiza esperanzada—, la expectativa es que pueda reaccionar ante cualquier vulnerabilidad".

Lucia Withers, asesora de Save the Children, asegura en un comunicado que "cientos de miles de niños están viviendo en alojamientos poco adecuados" durante el monzón.

En colaboración con el Gobierno, varias ONG han recabado la opinión de casi 3.000 menores, que hablan de sus temores de seguridad física y sexual, necesidades (sanitarias, educativas) y deseos de un bienestar futuro.

También Oxfam ha alertado del temor de las mujeres a sufrir exclusión y abusos al tener que vivir en refugios masificados.

Según información de la oficina de Naciones Unidad para la Acción Humanitaria, citada por Médicos del Mundo, casi un millón de personas necesitan apoyo internacional de alimentación y servicios sanitarios básicos.

Médicos del Mundo señala que la vulnerabilidad social, económica, sanitaria y educativa, que ya era muy elevada, se ha disparado. Los terremotos del 25 de abril y las posteriores réplicas dejaron cerca de 9.000 muertos y más de 22.000 heridos.

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