Ahmad, refugiado en España: "No puedo volver a Siria. Si vuelvo querrán que mate o me matarán"

  • Ahmad es un joven sirio de 22 años que espera en un centro de acogida para refugiados de Madrid a que el Gobierno español responda su petición de asilo.
  • La muerte de su padre por una bomba en Aleppo marcó un antes y un después en la vida de este estudiante universitario.
  • La cruenta guerra civil en Siria ha obligado a casi cuatro millones de personas a solicitar protección internacional.
  • Este sábado 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado.
Ahmad, mostrando el documento de solicitante de asilo en el centro de refugiados de CEAR en Madrid.
Ahmad, mostrando el documento de solicitante de asilo en el centro de refugiados de CEAR en Madrid.
JORGE PARÍS
Ahmad, mostrando el documento de solicitante de asilo en el centro de refugiados de CEAR en Madrid.

"No puedo volver a mi país, me cogerían para el servicio militar, me obligarían a matar a gente y si no lo hago me matarán a mí. Y yo no quiero ninguna de las dos cosas". Ahmad es un joven sirio de 22 años que huyó de su país en 2013 —escapando de la cruenta guerra civil que se ha cobrado ya más de 220.000 vidas, según la ONU— cuando una bomba mató a su padre en una calle de Aleppo.

Ahmad no puede mostrarse frente a las cámaras, tampoco dar su nombre real. "Podría perjudicar a su familia en Siria. Se han producido represalias muy duras contra parientes de quienes salen hablando mal de la guerra en los medios de comunicación internacionales", advierten en el centro de refugiados del sur de Madrid donde se aloja. Allí permanece desde el pasado noviembre a la espera de una respuesta del Gobierno español sobre la protección internacional que solicitó a su llegada a Melilla. En España entró con pasaporte falso, sin equipaje y en busca de una "última oportunidad de vida" tras una "peligrosa" travesía de varios meses cruzando Líbano, Argelia y Marruecos. Una ruta, cada vez más habitual, que solo en 2014 completaron otros 3.300 sirios como Ahmad.

A este joven alto y moreno jamás se le pasó por la cabeza antes de la guerra que un día se encontraría en un bar de Getafe viendo en la tele jugar a su equipo favorito, el Real Madrid, en compañía de un ucraniano, un sirio y un palestino. Así pasa las horas, entre sus clases de español, los partidos de fútbol televisados e intentando conexiones a trompicones con su familia dispersa por el Magreb y Oriente Medio a través de Internet. En este limbo urbano que parece la residencia para refugiados.

Ahmad sabe que tiene la estadística en su contra. En 2014, España descartó a más peticionarios de asilo de los que aceptó. Según las últimas cifras de CEAR, de las 3.619 solicitudes de asilo presentadas en 2014, el 56% (2.029) fueron denegadas y el 44% (1.585) concedidas. Sin embargo, cuenta con la baza de la nacionalidad. Los sirios son actualmente el colectivo que consigue más estatutos de refugiado en España.

El estallido de la guerra le pilló a este joven empezando la Universidad en una localidad costera de Siria, Latakia. "Me hubiera gustado hacer Farmacia, pero esa carrera no nos la podíamos permitir económicamente en la familia, por eso acababa de empezar Filología". Hijo de un funcionario sirio y de una ama de casa, tiene ocho hermanos. Varios han huido de Siria e intentan vivir una vida sin violencia en Argelia, Libia y el Kurdistán iraquí. En su país permanece la madre, que tras enviudar se fue a casa de un hijo. Ella, Fozia de nombre, es la persona que más echa de menos Ahmad, ya que teme no poder verla envejecer.

Entre sobornos, pasaportes falsos y mafias de traficantes de personas discurrió el viaje de Ahmad hasta el CETI de Melilla, penúltima parada de su huida, donde permaneció 25 días ingresado antes de ser traslado a Madrid. "Vivir en el CETI de Melilla es muy duro. Hay mucha gente, está todo muy sucio, no hay duchas suficientes para la higiene personal. No hay lavadoras para lavar la ropa", describe.

Melilla es a día de hoy la ciudad española que más peticiones de asilo gestiona. La nacionalidad mayoritaria de los que por allí entran es la siria. En el último año han sido 3.305 hombres, mujeres y niños que entraron escapando de la destrucción de un conflicto que suma 7,5 millones de desplazamientos forzosos y que ha provocado casi cuatro millones de salidas del país de refugiados clamando protección internacional. La inmensa mayoría sobrevive en poblados chabolistas y campamentos en países limítrofes como Turquía, Líbano, Jordania o Irak.

El edificio de CEAR que aloja a los refugiados al sur de Madrid tiene la estructura de un hotel. Y ahora mismo está en obras de reforma. En este hogar para los ápatridas conviven 56 solicitantes de asilo y de protección internacional por razones humanitarias, llegados de varios países en conflicto. En su mayoría sirios, también hay muchos ucranianos, otro país en plena guerra civil. Veinte de los residentes son menores de 18 años. En corrillos por nacionalidades, el inglés es el idioma universal que hablan los habitante de este edificio gris al final de un callejón sin salida.

El tiempo medio de espera para la resolución del asilo está entre los nueve meses y el año. "Fundamentalmente llegan hasta nosotros porque tienen que recuperarse si hay secuelas físicas o psíquicas de su vivencia, para aprender español y poder atender sus necesidades básicas. Además les sirve su estancia en el centro para situarse en el país y planificar un futuro", explica la directora, Marichu Mayoral.

El permiso de asilo les da derecho a permanecer legalmente en España por un plazo mínimo de cinco años, permiso que se va renovando dependiendo de la situación en el país de origen. Sin embargo, una negativa supone una invitación a dejar España en un plazo de 24 a 48 horas. Ahmad calcula que  le quedan 20 días o un mes para saber qué ocurrirá en su caso. Él espera que le dejen quedarse aquí y conseguir estudiar la carrera de Farmacia. "Creemos que puede conseguir lo que se proponga", opina Mayoral, "no sería el primero que hace carrera, aunque es verdad que a corto plazo necesitará empezar con una inserción laboral en puestos de baja cualificación".

Este sábado se conmemora el Día Mundial del refugiado. La agencia de Naciones Unidas ACNUR ha estimado que vivimos una situación inédita con una cifra mundial de desplazados forzosos de record histórico, con 60 millones de personas obligadas a escapaar de sus casas por culpa de los conflictos bélicos, raciales o étnicos. Ahmad pide que se piense que ellos son "personas como las demás, con las mismas necesidades, deseos y sueños". Su deseo es quedarse en España. "Me gusta este país", dice, "estar aquí es mejor que estar en Siria. Allí falta hasta el agua. No hay vida, see stá muy triste. Ves como matan a la gente, como les cortan la cabeza. Es muy duro".

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