Leonardo Padura: "No puedo obligar a un personaje a decir pene cuando la palabra es otra"

El escritor cubano Leonardo Padura.
El escritor cubano Leonardo Padura.
Alejandro Ernesto / EFE
El escritor cubano Leonardo Padura.

Descuelga Leonardo Padura el teléfono desde su casa en La Habana la misma mañana que se da a conocer que él es el ganador del Princesa de Asturias de las Letras. "Estoy feliz de verdad, y también seco, tengo la garganta seca de hablar", cuenta a 20minutos el autor cubano de 59 años, uno de los más jóvenes en recibir este premio y autor de la popular serie de novela negra protagonizada por Mario Conde. Una saga que comenzaba cuando ya llevaba varios años trabajando como periodista.

En 1991 llegaba la primera: Pasado perfecto (1991), tras ella, Vientos de cuaresma (1992), Máscaras (1995), Paisaje de otoño (1998), Adiós, Hemingway (2001), La neblina de ayer (2003) y la que es hasta ahora su última novela: Herejes (2013). Este mismo año Tusquets ha publicado su libro de cuentos Aquello estaba deseando ocurrir.

Estaría deseando que ocurriera, pero ¿de verdad no esperaba ganar el premio?

De verdad que no. Sabía que era finalista, pero eso no garantiza nada. Muchas veces he sido finalista y no he ganado nada. Y ganar este premio que es uno de los más importantes es algo que asumo como un reconocimiento al trabajo de todos estos años.

Que han sido bastantes... ¿Y muy duros?

Bueno, tengo suerte, porque soy uno de los escritores más jóvenes en recibir este premio. No soy muy viejo, tengo 59 años. Es doloroso escribir, eso sí, el proceso de la creación es duro.

¿Es de los que sufren?

Sí, se sufre mucho, aunque cuando logras lo que buscas da una gran satisfacción.

¿Con qué obra es con la que más ha sufrido?

Con la última. Uno va olvidando las dificultades de las anteriores. Pero ésta ha tenido grandes retos que vencer.

¿Lo más difícil?

En lo erótico, porque es muy complicado saber dónde está el límite entre lo que es literatura y lo que es una grosería.

¿Y sabe ya dónde está?

Los personajes tienen una entidad y no puedo obligar a un personaje que diga pene cuando lo que tiene que decir es otra palabra que no te voy a decir pero que conoces perfectamente.

Sí, pero trace una línea más precisa...

En el momento de escribir sobre una relación erótica puedes escribirlo de modo elevado o lo contrario. Pero depende de lo que exija la historia. Es fácil caer en la grosería y también en la cursilería.

¿Para usted qué es peor?

Depende del texto, pero como lector para mí peor es la cursilería que la grosería. Prefiero la grosería.

¿Y se sufre cuando como decía usted antes se es finalista y no se gana? Lo digo por sus contrincantes...

Cuando se gana un premio se siente una enorme satisfacción pero sé lo que se siente cuando se es finalista. El juicio de un jurado es siempre subjetivo y determinante y en este caso me ha favorecido a mí.

Si fuera usted parte del jurado...

No, no me ponga en esa situación tan comprometida.

Si fuera usted jurado ¿a qué género se lo habría dado?

Respeto mucho la poesía, y más ahora que el poeta tiene tan poco espacio y tan poco público. Ahora merece mucho apoyo. Sin poesía no habría literatura: los poetas son los grandes señores de la palabra.

¿Cómo ve usted siendo cubano España y cómo ve su país?

No me gusta opinar de la realidad española y respeto los juicios que se hacen sobre su realidad, igual que me gusta que nos respeten a nosotros y nuestra realidad. En Cuba vivimos un proceso, se están moviendo elementos importantes en lo social, económico y político. Es importante restablecer las relaciones con Estados Unidos.

¿Le molesta que se metan con Cuba?

No me molesta que se hable sobre Cuba y tengan sus opiniones. Lo que a veces me molesta es que venga gente una semana con sus euros o dólares y luego nos expliquen cómo se vive en Cuba.

La suya es una combinación habitual: periodista y escritor, o ¿escritor y periodista?

Desde 1995 vivo de la literatura, hasta entonces era periodista de profesión.

¿Y por vocación?

Más por obligación, porque yo soy un filólogo que acabó trabajando en el periodismo. Pero nunca he dejado de ser las dos cosas, son complementarias, lo fundamental a la hora de escribir es que el escritor no mire por encima del hombro al periodista.

¿Soñó con vivir de la literatura?

Sí, y me considero un privilegiado, aunque no dejaría lo otro que hago, mis artículos, guiones de cine... Solo escribir sería muy aburrido.

Si no hubiera logrado llegar hasta donde está, ¿se ve como su famoso personaje Mario Conde: bebedor, descontento y con una vida desordenada?

Tal vez. Uno nunca sabe cómo hubiera sido la vida de uno si se hubiera torcido todo. A veces pienso cómo determinados elementos pueden cambiar tantas cosas.

¿Y cuál fue el elemento que más determinó su vida?

Que alguien decidiera que había demasiados periodistas en Cuba y cerrara la Escuela de Periodismo. Entonces hice Filología.

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