Investigadores de los Laboratorios Federales Suizos para la Ciencia de Materiales y Tecnología han publicado un estudio que señala que los gases de anestesia utilizados en pacientes de cirugía se están acumulando en la atmósfera de la Tierra, donde contribuyen al cambio climático.

El estudio destaca que las concentraciones de compuestos como desflurano, isoflurano y sevoflurano, presentes en los anestésicos, han ido en aumento a nivel mundial y se han detectado en lugares remotos como la Antártida.

Al igual que el dióxido de carbono, los gases de anestesia contribuyen al efecto invernadero. Pero a diferencia de este, los gases medicinales tienen una gran potencia en sus efectos.

Un kilo de desflurano, por ejemplo, equivale a 2.500 kilos de dióxido de carbono en términos de potencial de calentamiento de efecto invernadero, explicó Martin Vollmer, químico atmósferico que dirigió el estudio de los laboratorios de Dubendorf, Suiza.

Los investigadores han venido tomando muestras de aire en diferentes lugares del hemisferio norte desde el año 2000, así como a bordo de una expedición en el Pacífico Norte en 2012 o un observatorio de gran altitud en Jungfraujoch, Suiza, en 2013.

Aunque el impacto de los anestésicos es todavía pequeño en relación a las emisiones globales de gases de efecto invernadero de origen humano, son un asunto de creciente preocupación para muchos en la industria de la salud.

Jodi Sherman, anestesióloga de la Yale University School of Medicine, señala que estos gases “generan un 8% de los gases de efecto invernadero de los Estados Unidos”. Añade a esto el hecho de que el cambio climático ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud como el problema número uno de salud del siglo 21, por lo que, destaca, “nos corresponde hacer un mejor trabajo con las emisiones”.