El presentado Frank Cuesta ha querido contar en su página de Facebook que luchó y venció un cáncer hace años, antes de comenzar a trabajar para la televisión.

"Os voy a contar un secreto que muchos no sabéis… Antes de Frank de la Jungla había pasado un cáncer que lo intentó pero no pudo conmigo", relataba el lunes. "Hoy nos han dado un hostiazo pero nadie va a poder con nosotros". Y enlaza a una canción de Bruce Springsteen que, según cuenta, escuchaba una y otra vez "durante los peores momentos" mientras reivindica que la frase "mientras vida hay esperanza" es más que un tópico.

A principios de esta semana el presentador de Wild Frank daba a conocer que no habrá un nuevo juicio para su exmujer, Yuyee, y que solo les habían permitido presentar un recurso de apelación sin nuevos testimonios ni otros datos, algo que en su opinión "pinta muy mal".

Poco después, sin embargo, admitía: "Aunque la vida pone trabas... Siempre hay alguien peor que nosotros". Se refería, como él mismo explicó más tarde, a una "pequeñaja" llamada Nora, "un angelito que se les ha ido al cielo a sus papás".

En este sentido, explicaba más tarde, se animó a que la gente supiera que él superó un cáncer, "para decir que nada ni nadie puede con las personas que quieren luchar", contestando así a los que le acusaban de haber desvelado ese detalle de su pasado "para dar pena".

Su post ha alcanzado ya los 3 millones de visitas y el presentador ha agradecido las numerosas muestras de afecto y de testimonios recibidos, por parte de "verdaderos héroes".

Como Frank Cuesta, son muchos los personajes públicos que no han revelado que han padecido una dolencia de estas características hasta tiempo después de haberla superado.

Así, la cantante Chenoa esperó a un acto de la Asociación Española contra el Cáncer en 2013 para desvelar que, cuando tenía 24 años, había sufrido un cáncer de útero. Con esta revelación, la extriunfita quería contribuir en la campaña de prevención de la enfermedad. "Desde entonces acudo cada seis meses a revisión", explicó.

También Raquel del Rosario, componente del grupo El Sueño de Morfeo, decidió sincerarse con sus fans una vez que estuvo recuperada de un precáncer de útero que la llevó a ser intervenida en dos ocasiones. La exmujer de Fernando Alonso reconoció entonces, en 2012, que quería compartir esa información para "animar a todas las chicas a revisarse al menos una vez al año".

En la misma línea, la actriz de Modern family Sofía Vergara sorprendió hace un año y medio con la noticia de que a los 28 había tenido cáncer de tiroides (lo hizo en el marco de una campaña para la educación sobre el busca educar sobre el hipotiroidismo) y dos años antes, la mítica presentadora Mayra Gómez Kemp contaba en plató de televisión el calvario que había atravesado a causa de un cáncer de lengua.

Para Joan Manuel Serrat, que en 2004 fue tratado de un carcinoma de vejiga, continuar con su vida normal en la medida de lo posible, sin relatar públicamente lo que le ocurría, contribuyó a su recuperación. Tampoco el solista de The Who, Roger Daltrey, explicó en su momento  la razón por la que su actuación de 2010 en la Superbowl americana había sido tan mediocre (unas semanas antes se había sometido a una operación de garganta para que le extirparan un tumor en las cuerdas vocales). Lo aclararía un año después, ya totalmente recuperado.

Como los anteriores, el actor Antonio Banderas prefirió mantener su "pesadilla en la intimidad". En 2009, al actor le detectaron un tumor en la espalda que, pese a ser benigno, era de grandes dimensiones. Aguardó dos años para contarlo en una entrevista, en la que incluyó una recomendación para los lectores: "Escuche con atención a su cuerpo y en caso de duda, vaya al médico de inmediato".

"Es bueno hablarlo y exponerlo al dominio público. ¿Por qué me iba a tener que avergonzar de ello? Le puede pasar a cualquiera. Ahora estoy completamente sano y me siento muy cómodo hablando de ello", opinó en 2004 el futbolista holandés Arjen Robben, una vez recuperado de un cáncer de testículos que, durante un tiempo, le hizo replantearse la vida e, incluso, dejar de tener interés por el fútbol.