Claves del inminente test de estrés a la banca: ¿Suspenderá alguna entidad española?

Diez meses de plazo, 1.600 auditores, y millones de activos puestos a examen. Son algunas de las cifras de las pruebas de resistencia y los exámenes de los activos llevados a cabo en las 131 principales entidades financieras europeas. Este proceso de revisión exhaustivo coordinado por el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA), conocido como Evaluación Global (Comprehensive Assesment), se dará a conocer este domingo 26 de octubre y será el paso previo para encarar la anunciada unión bancaria europea.

Paso previo a la supervisión única. A inicios de noviembre entrará en funcionamiento el llamado Mecanismo Único de Supervisión (MUS), un organismo de alcance europeo que sustituirá a los distintos bancos centrales nacionales como supervisor de las entidades financieras consideradas sistémicas. Pero antes de tomar las riendas supervisoras, el BCE llevará a cabo un exhaustivo análisis del sector financiero, con el fin de fortalecer las entidades más débiles y acabar con las dudas de los mercados (el vídeo inferior es un resumen publicado por la EBA).

Las autoridades europeas se juegan su credibilidad y la del sector financiero en estas pruebas, por lo que los analistas esperan que varias entidades europeas suspendan los test de estrés: "Porque creemos que el BCE llevará a cabo una revisión rigurosa para recuperar la confianza de los inversores", explican desde la agencia de calificación Standad & Poor's. Y es que tras los anteriores stress test la EBA fue criticada por su incapacidad de detectar los problemas que posteriormente emergieron apenas unos meses después. En este sentido ha sido paradigmático el caso de Bankia, que había pasado todas las pruebas y posteriormente tuvo que ser rescatada con más de 22.400 millones de euros de dinero público.

"Los supervisores europeos deberían prestarle mucha atención a la experiencia estadounidense para que aprendan de nuestros errores y horrores. Tienen que marcar unas expectativas claras para los bancos porque si no éstos podrán alegar después que no sabían que esperar", explica Mayra Rodríguez Valladares, experta en regulación bancaria de la firma MRV Associates. En su opinión, otra de las claves estará en que los resultados sean "detallados y transparentes al público".

Cifras del agujero muy dispares. El debate está en saber si los test de estrés serán lo suficientemente duros como para asomar la verdadera situación de las entidades, pero no tanto como para hundir al sector con exigencias de nuevo capital demasiado altas. Las dudas están pues en el diseño de los exámenes, toda vez que en base a distintos escenarios hipotéticos las estimaciones de nuevo capital necesario oscilarían entre los 60.000 y los 767.000 millones de euros, según los cálculos efectuados por el think tank Bruegel.

El peor escenario posible. Así, se ha diseñado un escenario estresado (el peor imaginable a ojos de las autoridades) en el que, por ejemplo, la recesión en España se prolongaría hasta 2016, el paro subiría hasta el 17% y el bono español a 10 años se situaría en máximos históricos (5,7% de rentabilidad). Junto a los escenarios estresados hipotéticos, otra de las claves será la tipología de activos que serán sometidos a análisis y estrés. Especialmente criticado por los analistas en anteriores pruebas de resistencia ha sido la práctica ausencia de riesgos en las carteras de deuda soberana, que en algunos sistemas finacieros (como el español) supone porcentajes considerables del total de activos de cada entidad. En el vídeo inferior, el BCE muestra cómo interpretar los resultados que se facilitarán el próximo domingo 26 de octubre.

Confianza en que la banca española aprobará

En el caso de España, a priori las entidades financieras afrontan las pruebas de estrés en buenas condiciones y se espera que prácticamente todas aprueben, tal como defiende la patronal bancaria y el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, quien se ha mostrado confiado en que se obtendrán "buenos resultados". Y es que el sector financiero español ya pasó un severo test de estrés en 2012, y entre enero y julio se han recapitalizado con alrededor de 50.000 millones de euros (según datos del sector), de los que unos 40.000 millones se deben a provisiones, más de 4.000 millones a ampliaciones de capital y casi 5.000 millones a bonos convertibles (conocidos como CoCos).

A estas cifras hay que sumar al menos 60.000 millones de euros en reforzar el capital de la banca y otros 200.000 millones en saneamientos. Por si fuera poco, hay que sumar al colchón de solvencia del sector financiero español los más de 30.000 millones de euros en activos fiscales diferidos (DTA, por sus siglas en inglés), que supusieron el pasado año todo un rescate encubierto para las entidades.

Sin embargo, pese a que los mercados internacionales no esperan que ninguna de las grandes entidades caiga, sí que se mantienen dudas acerca de la resistencia de entidades medianas como el Popular, el Sabadell, Mare Nostrum y Liberbank. Así, la agencia de rating Fitch sitúa precisamente a estas entidades en el club de los 26 bancos europeos más débiles en función del porcentaje de créditos dudosos en sus balances en proporción a su capital (ver gráfico inferior).

Bancos europeos más débiles de cara a los test de estrés del Banco Central Europeo (Fuente: Fitch).

A juicio de los analistas consultados por 20minutos, tan solo estas entidades medianas tienen alguna posibilidad de complicarse en los exámenes del BCE. En el caso del Banco Sabadell, por ejemplo, pese a las dudas de algunos sectores, la dirección de la entidad confía en pasar holgadamente las pruebas de resistencia. Y es que además de las compras de entidades rescatadas (el Banco Gallego y la CAM, entre otras) con sus consiguientes Esquemas de Protección de Activos —es decir, garantías del Estado ante futuras pérdidas— hay que sumar al menos dos ampliaciones de capital (2012 y 2013) con las que el banco ha aumentado su posición de solvencia.

En el caso del otro gran banco mediano, el Popular, la situación es similar. Desde la entidad se muestran confiados en que lograrán aprobar los test, si bien son varios los grandes inversores que han manifestado sus dudas al respecto. Y es que pese a la fusión del banco con el Pastor, la entidad presidida por Ángel Ron se ha visto ya varias veces al borde del suspenso: En 2012, a raíz de las pruebas de resistencia llevadas a cabo por Oliver Wyman y Roland Berger, la entidad demostró estar infracapitalizada, si bien fue capaz de sanearse y lograr esos recursos por sí misma, sin ayuda pública.

Problemas para una minoría. En el conjunto europeo, la agencia Fitch prevé que la mayoría de los bancos pasarán las pruebas de resistencia, y que será solo una pequeña minoría la que no alcanzará los niveles mínimos de capital regulatorio (un 8% en el escenario normal, y un 5,5% en el escenario más estresado), y que por tanto tendrán que emprender planes de seis para aumentar su capital o bien reducir sus activos en balance. Y es que hay dos métodos para lograr incrementar los ratios de solvencia: o bien aumentar el capital total (por medio de nuevas emisiones de acciones, por ejemplo) o bien se puede reducir el volumen de activos. Si no lo logra hacer por su cuenta, tendrá que ser rescatado con dinero público.

Dudas con bancos griegos e italianos, entre otros

Al margen de España, los mercados financieros tienen fijadas sus dudas sobre todo en países como Italia y Grecia. Prueba de los problemas de la banca italiana, según los analistas del banco escandinavo Nordea, es que los tipos de interés ofrecidos por ésta no se han visto beneficiados por las medidas de liquidez del Banco Central Europeo, a pesar de que precisamente éste país fue el que mayor cantidad de dinero tomó prestado en la reciente barra libre de liquidez diseñada por Mario Draghi (más de 23.000 millones de euros en total, ver gráfico inferior). Es decir, que esto provocaría preocupación respecto a que el mecanismo de transmisión del crédito estuviera "particularmente mal en Italia", según Nordea.

Tipos de interés de la banca italiana frente a la banca española (Fuente: Nordea).

También duros son los mercados con la banca griega. La agencia de calificación Fitch, en un reciente informe al que ha tenido acceso este diario, constata que "es probable que las evaluaciones globales de las entidades helenas resuelvan que son necesarias nuevas inyecciones de capital". Según Fitch, los bancos más débiles de este país son el Hellenic Bank Alpha y Piraeus, entre otros. Las entidades griegas, a su vez cuentan con más de 11.000 millones de euros para recapitalizarse procedentes del fondo de rescate europeo, si bien los analistas de Fitch auguran que en todo caso los bancos griegos optarían antes por obtener capital de origen privado.

Una información recientemente publicada por la Agencia EFE, citando a fuentes financieras anónimas, cifraba en 11 las entidades europeas (ninguna española) que suspendían los test de estrés: el austriaco Erste; los italianos Popolare, Monte dei Paschi y Popolare di Milano; los griegos Alpha, Piraeus y Eurobank; el portugués Millenium BCP, el belga Dexia y otras dos entidades austriaca y chipriota, no identificadas. Pero tanto el BCE como los propios bancos implicados han salido inmediatamente a desmentir la veracidad de esta información.

Análisis a los activos

Sólo a los activos "de riesgo". En paralelo a los test de estrés, el BCE y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) han coordinado un análisis masivo de las carteras de activos de la banca europea. El llamado AQR —Revisión de la Calidad de los Activos, por sus siglas en inglés— ha supuesto poner a más de 1.600 auditores a analizar miles de inversiones de las entidades. ¿Con qué criterio? Tal como explica el propio BCE, "se basan en un examen de carteras concretas seleccionadas en la primera fase del ejercicio aplicando un enfoque basado en el riesgo. Las carteras examinadas cubren el 50%, como mínimo, de los activos ponderados por riesgo de crédito de cada entidad". Es decir, que se valoraran solo aquellas inversiones que previamente se hayan estimado arriesgadas por parte de las autoridades.

Las expectativas de los mercados son en general positivas, y la propia banca espera que apenas el 8% de los bancos examinados tengan que ampliar capital después de los AQR, tal como señala el think tank Bruegel en un reciente informe. Esta misma institución, constató en otro estudio que los bancos europeos parecieron afrontar en mejor situación de lo previsto los preparativos de las pruebas de estrés: Frente a unas ampliaciones de capital previstas de entre 80.000 y 130.000 millones de euros, la cantidad total captada por los bancos europeos apenas superó los 52.000 millones.

Un subsidio soberano. Este modelo de análisis del riesgo no ha estado exento de críticas, debido a sus puntos ciegos. Y es que con esta metodología cerca de un billón de euros en activos "libres de riesgo", como son las inversiones en deuda soberana, quedarían fuera de los análisis. Esto supone todo un "subsidio soberano", tal como lo han denominado los profesores Josef Korte (Universidad Goethe de Frankfurt) y Sascha Steffen (Escuela Europea de Gestión y Tecnología, ESMT), en un informe publicado en el think tank Voxeu.

¿Por qué un subsidio? Según estos académicos, la normativa europea incumple los acuerdos internacional de regulación bancaria cuando atribuyen "riesgo cero" a la deuda soberana que tienen en sus balances, que supone en total más de un billón de euros. Es decir, que a su juicio la banca para cumplir debería provisionar y ponderar el riesgo de cada partida de deuda soberana, aunque de hacerlo "los bancos experimentarían sustanciales descapitalizaciones e incluso podrían necesitar inyecciones de capital público", reconocen.

Otro de los agujeros de diseño de este macrotest se encuentra, a juicio de los analistas consultados por este diario, en el sistema financiero alemán. Y es que una considerable parte del mismo (los llamados Landesbanks, equivalentes a cajas de ahorros) quedará fuera de las evaluaciones del Banco Central Europeo. Será el Bundesbank el que seguirá auditando a buena parte de su sistema financiero, lo que reducirá la eficacia, en teoría de lo que precisamente se busca con el supervisor único: romper el vínculo de cercanía y la posible captura del regulador.

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