Este año, el gobierno canadiense ha fijado la cuota de caza en 270.000 ejemplares, a pesar de las protestas ecologístas que denuncian como la población de estos animales ha mermado este año y que se encuentran en peligro por el acelerado deshielo.
Organizaciones como HSUS y la IFAW intentan documentar la matanza para transmitir la crueldad con la que son cazados estos animales.
Son los ojos de la masacre, o como ellos lo llaman, de la "vergüenza" y tratan de grabar y fotografiar todo aquello que desde las fuentes gubernamentales se maquilla año tras año.
Sin embargo, según contaba Rebecca Aldworth, activista y bestia negra del gobierno canadiense, en una entrevista a 20minutos.es, les han "negado los permisos para poder atestiguar lo que sucede en la zona sur, bajo el supuesto pretexto de que hay pocos barcos de caza".
Los ecologístas si tienen los permisos para documentar todo lo que pase en la zona norte cuando mañana los cazadores se desplacen allí.
Desde la lejanía, los observadores de la IFAW denuncian que otro año más las focas agonizan sobre el hielo y para ello han abierto un sitio en flickr donde suben las primeras imágenes que han captado de la cacería.
Los animales son disparados con rifles de un calibre poco potente que no aseguran la muerte del animal, por lo que están muriendo desangradas o rematadas a palos sobre la cubierta del barco, según los activistas.
De momento, solo pueden narrar lo que ven. Será mañana, cuando el hielo canadiense se vuelva a teñir de rojo a los ojos del mundo.
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