Los suizos rechazan en referéndum aumentar a 3.270 euros al mes el salario mínimo

  • El 77% de los votantes votó en contra de la propuesta patrocinada por los sindicatos y apoyada por el Partido Socialista y Verde.
  • Si la iniciativa hubiera prosperado, sería el salario mínimos más alto del mundo.
  • En enero, los suizos votaron dar un sueldo básico de más de 2.000 euros a todos sus ciudadanos.
  • También se han opuesto a la adquisición de 22 aviones de caza Gripen por 2.500 millones de euros, para el cual el Parlamento había dado ya un aval.
  • Se han pronunciaron a favor de prohibir de por vida a las personas condenadas por abuso sexual de niños ejercer cualquier actividad en contacto con menores.
Vista de una casa en el cantón de Berna en Suiza.
Vista de una casa en el cantón de Berna en Suiza.
GTRES
Vista de una casa en el cantón de Berna en Suiza.

Los suizos rechazaron este domingo en referéndum y por una amplia mayoría la instauración de un salario mínimo legal de 4.000 francos suizos (3.270 euros) o 22 francos la hora (18 euros), según proyecciones de voto ofrecidas por la Televisión Pública Suiza.

El 77% de los votantes votó en contra de la propuesta patrocinada por los sindicatos y apoyada por el Partido Socialista y Verde y que pretendía ser una forma de contrarrestar la creciente desigualdad salarial en uno de los países más caros del mundo.

Si el resultado hubiera sido favorable, se habría convertido en el país con el salario mínimo más alto del mundo duplicando los 8,50 euros de Alemania o los 10,10 dólares (7,37 euros) establecidos por Barack Obama en Estados Unidos.

Sorpresa en el mundo ante el rechazo

Este rechazo no ha dejado de causar sorpresa en otras partes del mundo. La Confederación Helvética forma parte de la minoría de países europeos que carece de una legislación que establezca una remuneración mínima, como sí la tienen 21 de los 28 países de la Unión Europea —bloque al que Suiza no pertenece—, aunque a niveles muy inferiores al propuesto en el referéndum.

En los países comunitarios que no cuentan con esa protección salarial, la gran mayoría de empleados están amparados por un convenio colectivo, mientras que en Suiza sólo uno de cada dos trabajadores lo está.

Para los iniciadores del referéndum, esto deja desprotegidos a la mitad de trabajadores, que en general son los que realizan los trabajos menos calificados y que reciben los salarios más bajos en uno de los países más caros del mundo.

La vida en Suiza

El alquiler de un apartamento ordinario de cuatro piezas —dos habitaciones, un salón y una cocina, considerada como una pieza— supera los 1.300 euros y, al no existir en Suiza seguridad social, cada individuo debe pagar un seguro privado de salud, incluidos los niños.

Una prima promedio representa un desembolso de alrededor de entre 330 y 350 euros mensuales por adulto y de unos 75 euros por niño, a lo que se agregan los costos de alimentos y otros servicios básicos, que son significativamente superiores a la media europea. Las cotizaciones sociales, incluida la de jubilación, suponen además la deducción del 15% del salario bruto.

Actualmente un trabajador con un sueldo mínimo en Suiza estaría ganando el doble que un británico. A pesar de esto, las autoridades suizas estiman que aproximadamente 1 de cada 10 trabajadores tienen dificultades para pagar la el alquiler de su vivienda aunque trabajen a tiempo completo, debido al alto coste de la vida en el país. El sueldo medio por hora en Suiza es de 33 francos suizos (27 euros).

Salarios mínimos

Tras este resultado en el referéndum, el sueldo mínimo más alto lo sigue ostentando Luxemburgo con un salario en proporción al coste de vida del país de 7,80 euros por hora. Suiza, con el nuevo salario, ponderado en relación al nivel de vida del país se situaría en 10,22 euros por hora.

"Es un escándalo que en nuestro país la gente esté trabajando a tiempo completo y no puedan vivir de su salario", ha dicho el economista de los sindicatos SGB/USS, Daniel Lampart, que propuso la iniciativa con el apoyo de los partidos de izquierdas, en declaraciones recogidas por el diario The New York Times.

La opinión de las empresas

Algunas de las compañías más grandes del país temían que la introducción de un salario mínimo más alto pudiera dañar la competitividad. "La iniciativa sería como un boomerang para Suiza", dijo Marcel Schweizer, un representante de la patronal. "Muchas marcas se verían obligadas a recortar puestos de trabajo que serían muy caros. La peor parte se la llevarían los trabajadores poco cualificados", añadió.

Los representantes de los sectores que más emplean mano de obra poco calificada (hostelería, limpieza y servicios domésticos) se oponían rotundamente al establecimiento de un salario mínimo y aseguraban que su aprobación habría sido muy perjudicial para los pequeños y medianos empresarios, que generan dos tercios de los empleos en Suiza.

Los pequeños empresarios argumentaban que la propuesta podría no tener el efecto deseado forzando a los trabajadores a aceptar trabajos a tiempo parcial, lo cual incrementaría la tasa de desempleo del país, que se situaba en el 3,2% este pasado mes de abril.

Desde la Asociación de Empresarios Suizos, Alexandre Plassard explicó que fundamentalmente estaban en contra de la idea de un salario mínimo nacional establecido pro el Gobierno ya que "es contrario a la negociación de los salarios con respecto a los condiciones del mercado y también es incompatible con el sistema de la economía liberal", según declaraciones al portal SwissInfo.

Según las estadísticas oficiales, de las 339.000 personas que actualmente cobran por debajo de ese salario mínimo, se estima que dos de cada tres son mujeres y la mayoría trabajan en la venta al por menor, hoteles o servicios personales.

Según la Organización Internacional del Trabajo, el salario mínimo debe estar entre el 30 y el 60% del salario medio del país. Con esta propuesta el sueldo mínimo de Suiza se situaría en el 60% del sueldo medio, mientras que en Estados Unidos es un 40% y en Inglaterra un 50% del sueldo medio.

Contra la compra de aviones de caza

También se opusieron, aunque por un margen muy estrecho  —53,4%— a la adquisición de 22 aviones de caza Gripen, de fabricación sueca, un gasto de 2.500 millones de euros para el cual el Parlamento helvético ya había dado su aval hace ocho meses.

Los temas sometidos a consulta popular concitaron en esta ocasión la atención de los ciudadanos, como lo demuestra que la tasa de participación (56%) haya sido una de las más elevadas en los últimos diez años.

También es habitual en el sistema suizo que los ciudadanos decidan sobre cuestiones relacionadas con la defensa, como ocurrió este domingo al votar contra la compra de los aviones Gripen.

Esto obligará a anular la operación pactada con Suecia y que tenía por finalidad reemplazar una flota de otro tipo de aviones de combate que, con treinta años de funcionamiento, son considerados obsoletos.

El Gobierno indicó que examinará, junto con el parlamento, las "soluciones de reemplazo" para cubrir las "lagunas de seguridad" que se han creado tras este resultado.

"Vamos a poner todo en obra para resolver esas lagunas en un tiempo apropiado en este contexto difícil. En los próximos meses, evaluaremos las diferentes opciones para encontrar la mejor" para el ejército, dijo el ministro de Defensa, Ueli Maurer.

Ya rechazaron la compra en un sondeo a principios de mayo, donde el 52% de los suizos se mostró en contra.

Prohibición a los condenados por abuso sexual de niños

Asimismo, los suizos se pronunciaron este domingo a favor de la propuesta de que se prohíba de por vida a las personas condenadas por abuso sexual de niños ejercer cualquier actividad en la que estén en contacto con menores.

Esta iniciativa recibió un 63,5% de votos a favor y triunfó en la totalidad de los 26 cantones de Suiza.

Según los que hicieron este planteamiento, muchos pedófilos son reincidentes y su presencia en escuelas, organizaciones de discapacitados o entidades deportivas constituye un peligro permanente.

Al comentar este resultado, la ministra suiza de Justicia, Simonetta Sommaruga, anunció que presentará en los próximos meses un proyecto de ley para aplicar la voluntad popular, pero advirtió de que la iniciativa transgrede la Constitución y que su implementación será difícil.

Una de las cuestiones más difíciles a resolver es que la iniciativa no prevé excepciones y la medida debe aplicarse independientemente de la gravedad de la pena, con lo que un joven de 19 años que hubiese mantenido relaciones sexuales con su novia de 15 años también resultaría afectado, indicó la ministra.

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