Casi 4.000 menores madrileños faltan con frecuencia a clase, sobre todo en los barrios del sur

  • El Ayuntamiento de Madrid detectó 3.917 casos de absentismo escolar grave el curso pasado: son chavales de hasta 16 años que faltan a más del 25% de horas.
  • Han aumentado un 1,8% en un curso, lo que rompe la tendencia a la baja de los últimos años. Vallecas, Carabanchel, Villaverde y Usera suman la mitad de casos.
  • Los expertos vinculan el aumento a problemas familiares y, sobre todo, a la falta de educadores sociales (solo hay 44 para los 338 institutos y colegios de Madrid).
  • "Nos vamos a casa a fumar porros o jugar con el móvil", dice un adolescente en Villaverde. "¿Para qué escuchar al profesor? Mis padres ni se enteran", dice otro.
Un grupo de adolescentes frente a un instituto en Madrid.
Un grupo de adolescentes frente a un instituto en Madrid.
JORGE PARÍS
Un grupo de adolescentes frente a un instituto en Madrid.

El grupo de amigos de Carlos (nombre ficticio para preservar su identidad), todos ellos adolescentes que rondan los 15 años, faltan a clase varias veces a la semana. Mientras sus padres creen que están en el instituto, estos menores pasan las mañanas vagando por las calles de Madrid, sentados en rincones escondidos de parques o incluso en sus propias casas. El Ayuntamiento de la capital, en su programa de prevención del absentismo escolar, detectó durante el curso pasado 3.917 casos de absentismo grave entre chavales de Primaria y Secundaria (de 6 a 16 años, aunque es más común a partir de los 12), según datos del área municipal de Familia y Servicios Sociales.

Esos casos registrados no se refieren a menores que hacen pellas de forma aislada, sino a niños y adolescentes que han activado las alertas de las comisiones escolares de absentismo por ausentarse de las clases de forma reiterada. Las faltas de asistencia se consideran graves cuando el alumno se ausenta a más del 25% de las horas lectivas (más de un día completo a la semana) y son muy graves cuando falta a más del 50% de las clases.

"Normalmente nos juntamos y vamos a casa de alguno del grupo que tenga a sus padres trabajando. Allí nos fumamos unos porros, nos viciamos a la Play o mandamos mensajes por el wasap a los compañeros que están en clase", cuenta Carlos, un adolescente que suele escaparse del instituto. Junto a él, uno de sus amigos, explica otro de sus planes habituales: "Cogemos el metro y nos vamos a Sol. Damos vueltas por Madrid, entramos a las tiendas, nos comemos una hamburguesa... Otros días nos quedamos escondidos en una boca de metro para que no nos pille la Policía. ¿Para qué vamos a estar escuchando al profesor? Si mis padres ni se enteran".

Hay más absentismo en Puente de Vallecas

En la capital, el absentismo se concentra en los barrios del sur. Solo cuatro distritos acumulan más de la mitad de casos graves de toda la ciudad: los más problemáticos son Puente de Vallecas (671 absentistas), Carabanchel (542), Villaverde (406) y Usera (405). En el lado contrario, aparecen distritos céntricos y del norte, como Retiro (18 casos), Moncloa (21), Chamartín (22) y Barajas (23), según los registros municipales.

Durante los últimos años, el Ayuntamiento, los centros educativos y las familias lograron reducir el absentismo escolar en la ciudad. Sin embargo, en el último curso ha repuntado su incidencia. En el curso 2007-08 se registraron 4.518 casos en Madrid  y bajaron progresivamente hasta el curso 2011-12, cuando se tocó suelo con 3.849 absentistas. Pero en el último año académico (2012-13) se ha invertido la tendencia a la baja, al subir hasta los 3.917 casos (un 1,8% más).

Los profesionales educativos consideran que los problemas familiares, agravados por la crisis, tienen parte de la culpa de este incremento. "El aumento de la pobreza infantil es una realidad. Muchos de nuestros niños están viendo cómo se desmantela el mundo el que vivían, cómo se desestructura su familia, su red. Ven y viven de cerca la angustia de sus padres. La desmotivación y la falta de expectativas de futuro están golpeando duramente a los más jóvenes", explica Elena Muñoz, portavoz del Colegio de Educadores Sociales de Madrid (Cppesm).

"Un número ínfimo de educadores sociales"

Aunque, en opinión de esta experta, la mayor parte de la responsabilidad la tiene la Administración: "Es imprescindible dotar a cada uno de los centros escolares de un educador social y no solo un número ínfimo de profesionales en cada junta municipal para abordar una problemática tan seria como la del absentismo", asegura Muñoz. El programa municipal contra el absentismo solo dispone de 44 educadores sociales y coordinadores, que se reparten entre los 338 centros públicos de Educación Primaria y de Secundaria que hay en la ciudad. En algunos casos, se destina un solo educador para dos distritos completos, como en Arganzuela, Chamberí o Ciudad Lineal.

El Ayuntamiento defiende que en la última década se ha incrementado "el equipo de profesionales, haciendo aflorar los casos de menores absentistas de los que no se tenía constancia". Fuentes municipales aseguran que se "apuesta firmemente por conseguir la escolarización de los menores".

Mientras, los asistentes sociales creen que el absentismo también se genera por "la reducción de recursos en el sistema educativo que provoca desmotivación en el alumnado" o la "eliminación de becas de comedor: muchos de los niños que salen a casa a comer, no regresan al colegio", según la educadora social. En estos casos, la responsabilidad es de la Comunidad de Madrid. "La clave no es controlar, sino prevenir. No hay que convertir el instituto en una cárcel, sino abrir sus puertas metafóricamente para que los chicos tengan en interés por entrar", aseguran profesionales educativos de un centro de Villaverde.

Por su parte, la oposición municipal socialista considera que el Ayuntamiento "es directamente responsable del fracaso y la marginalidad del alumnado. Nos preocupa que los niños estén en la calle porque es el paso previo al vandalismo y a la drogadicción", según la responsable de Educación en el grupo municipal socialista, Ana de Sande. Además de falta de educadores, De Sande denuncia la carencia de agentes tutores, un grupo de policías municipales que patrullan en la cercanía de institutos para detectar chavales que no estén en clase.

Los agentes tutores: "Es imposible vigilar todo"

Estos agentes se quejan de que no dan abasto para controlar el absentismo: "No solo nos dedicamos a vigilar a los menores que faltan al instituto. También nos ocupamos de prevenir el acoso escolar, la mendicidad infantil, la violencia entre menores o el consumo de drogas. Con una plantilla de poco más de 150 agentes  es imposible cubrirlo todo", aseguran fuentes de la Policía Municipal. "El trabajo de los policías debe ser de apoyo. El peso lo tienen que tener especialistas en educación", añade De Sande.

En el resto de grandes municipios de la región también tienen programas contra el absentismo. El Ayuntamiento de Alcalá contabilizó 144 chavales que faltaron regularmente a clase durante el último curso, en Móstoles se registraron 82 casos y en Leganés hubo 123, según los datos facilitados por sus ayuntamientos. Cuando se detecta un menor absentista, el centro escolar se pone en contacto con su familia para averiguar el origen de su falta de asistencia. El equipo de profesionales educativos y sociales hace un seguimiento del alumno, prestándole ayuda psicológica e, incluso, acompañándole al instituto para que no reincida. En caso de que continúe sin acudir a clase, su caso puede ser puesto en manos de la Fiscalía del Menor.

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