Concha Ramírez, la última alumna con vida de Antonio Machado: "Tenía bondad en su rostro"

  • El escritor impartió clases de francés en un instituto de Madrid en 1936.
  • Concha, de 90 años, reside ahora en Dos Hermanas, un municipio de Sevilla.
  • Recuerda al poeta sevillano como "un hombre extraordinario y muy simpático".
Esta mujer, de 90 años, es la última alumna con vida del poeta sevillano Antonio Machado.
Esta mujer, de 90 años, es la última alumna con vida del poeta sevillano Antonio Machado.
PACO PUENTES
Esta mujer, de 90 años, es la última alumna con vida del poeta sevillano Antonio Machado.

"Era muy simpático, tenía una sonrisa muy agradable y bondad en su rostro. Todos le queríamos mucho". Así define Concha Ramírez Naranjo al escritor Antonio Machado, que le impartió clases de francés en el Instituto Calderón de la Barca de Madrid en 1936. El pasado sábado se cumplieron 75 años de su muerte.

A sus 90 años, Concha es con toda probabilidad la última alumna con vida del escritor sevillano. Ahora reside en La Motilla, una urbanización ubicada en Dos Hermanas (Sevilla), donde colabora activamente con la Asociación Guerra-Exilio Memoria Histórica de Andalucía (Agemha). Desde su casa, cuenta a 20minutos los recuerdos de una vida que son fiel reflejo de uno de los capítulos más oscuros de España.

Nació en 1923 en Melilla, donde su padre, el coronel republicano Ángel Ramírez, estaba destinado en la Guerra de Melilla. Después se trasladó a Madrid y allí, con 14-15 años, conoció al poeta. "Era un hombre extraordinario, el mejor profesor que he tenido en mi vida", dice Concha, aunque "por desgracia no pude estudiar mucho". Y es que los primeros años de su vida fueron una permanente huida de los bombardeos.

"Cuando se tienen 14 años no ves las cosas igual que tus padres", relata la mujer. "Yo era muy jovencita y a esa edad no piensas tanto en las cosas malas, tienes menos miedo. Pero mi madre estaba desesperada con tantas bombas", relata.

Exilio en Francia

El estallido de la Guerra Civil Española hizo que su familia se trasladara a Valencia, siguiendo los mismos pasos que Machado. "Yo no llegué a verlo allí, pero mi padre sí", cuenta Concha. Y de nuevo los bombardeos obligaron a la familia a marcharse, esta vez a Figueras. Allí pasaron un tiempo antes de poder cruzar la frontera para exiliarse en Francia.

Su vida allí fue tranquila hasta que se produjo la ocupación de las tropas alemanas. "Entonces vivimos muchas penurias y pasamos muchísima hambre", relata. Pero entre tanto sufrimiento, surgió el amor. Concha y sus padres vivían en una casa de alquiler propiedad de un matrimonio, de cuyo hijo se enamoró. "Me gustó mucho nada más verlo, pero tenía novia", recuerda.

La vida de él, Grabriel Torralba, un francés de padre español, tampoco fue fácil. Al poco tiempo de conocerlo Concha se lo llevaron al campo de concentración de Auschwitz. Cuando regresó "estaba muy triste, no se integraba en la vida normal, no quería hablar de lo que había pasado", asegura su viuda. Tuvieron dos hijos y cinco nietos.

Una vida como la de Concha "te hace valiente, te hace estar preparado para todo, incluso para lo que estamos viviendo ahora". Porque, según Concha, "cualquiera que tenga corazón se entristece viendo lo que está pasando en estos momentos".

Su vida en un diario

Todos estos recuerdos los guarda Concha no solo en su memoria. También en un diario que comenzó a escribir en 1936 y que hace unos años fue publicado.

Lo que no es capaz de recordar es su poema preferido de Machado. "No sabría decirte, pero tengo todos sus libros. Y también los de Alberti, García Lorca, Juan Ramón Jiménez... me encanta leer", asegura.

En cuanto al posible traslado de los restos de Machado, enterrados en el cementerio de Colliure (Francia), Concha cuenta que su padre y ella ya intentaron en su día traerlos. Pero ahora ve las cosas de otra manera: "Que los dejen allí, para qué moverlos".

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