La belleza de la agonía: el sufrimiento de los condenados al infierno, convertido en arte

  • El Museo del Prado ha inaugurado la exposición 'Las Furias. De Tiziano a Ribera', en la que se muestran cuadros inspirados en los castigos del infierno grecolatino.
  • La muestra incluye trabajos de Miguel Ángel, Tiziano y Rubens, entre otros.
  • Podrá visitarse desde el 21 de enero hasta el 4 de mayo.
Obra de 1663 que muestra el sufrimiento de Ixión. En el fondo puede verse al barquero Caronte transportando a las otras tres "Furias": Sísifo, Tántalo y Ticio.
Obra de 1663 que muestra el sufrimiento de Ixión. En el fondo puede verse al barquero Caronte transportando a las otras tres "Furias": Sísifo, Tántalo y Ticio.
Giovanni Battista Langetti
Obra de 1663 que muestra el sufrimiento de Ixión. En el fondo puede verse al barquero Caronte transportando a las otras tres "Furias": Sísifo, Tántalo y Ticio.

La mitología clásica ha sido fuente de inspiración para cientos de artistas a lo largo de la historia. Los dioses olímpicos, los grandes héroes, las Tres Gracias, las ninfas, los sátiros, las musas... han servido de modelo a escultores y pintores de todos los tiempos. Ahora, el Museo del Prado inaugura una exposición centrada en uno de los temas mitólogicos más difundidos en el mundo del arte más allá de Grecia e Italia, los célebres castigos de los condenados en el Hades.

Uno de ellos, Ixión, rey de Tesalia, trató de seducir a la diosa Hera, esposa de Zeus, quien al descubrirlo lo fulminó con un rayo y lo envió al Tártaro, donde fue atado a una rueda ardiente que no deja de girar jamás. Ticio, un gigante que trató de violar a Artemisa, acabó sus días encadenado a una roca mientras buitres, serpientes o águilas comían su hígado una y otra vez. ya que este siempre se regeneraba.

Tántalo, quien —entre otros crímenes— descuartizó a su hijo Pélope y se lo ofreció a los dioses en un banquete, fue torturado con un hambre y una sed eternas, metido en un lago bajo un árbol frutal sin poder alcanzar jamás ni el agua ni el alimento. Por último, Sísifo capturó a Tánatos, la personificación de la muerte, y la gente dejó de morir hasta que los dioses volvieron a poner las cosas en su sitio. Sísifo, quien volvió a burlar a la muerte una vez más fue castigado en el Hades cargando o empujando una pesada roca cuesta arriba por una ladera empinada hasta que, una vez arriba, la piedra cae rodando y él tiene que empezar otra vez desde el principio.

Ixión, Ticio, Tántalo, Sísifo y sus respectivos martirios son los protagonistas de Las Furias. De Tiziano a Ribera, que puede visitarse en la pinacoteca madrileña desde el 21 de enero hasta el 4 de mayo. Estos personajes del infierno grecolatino eran muy conocidos en la cultura literaria de la época, pero no fue hasta mucho tiempo después, durante el Renacimiento, cuando irrumpieron, como conjunto, en la historia del arte.

De interpretación política a arte puro

El comienzo del uso artístico de las torturas del inframundo tuvo lugar a mediados del siglo XVI y fue responsabilidad de María de Hungría, hermana de Carlos V y gobernadora de los Países Bajos, quien solicitó en 1548 a Tiziano cuatro grandes lienzos con estos personajes para su palacio de Bruselas. La elección del tema respondía a intereses políticos, ya que se buscaba la asimilación de estos hombres, eternamente castigados por desafiar a los dioses, con los príncipes alemanes que se habían rebelado contra Carlos V y a quienes éste había derrotado en 1547.

El tema, que gozó de gran protagonismo durante siglo y medio, pronto abandonó su papel de metáfora política y encontró un nuvo valor puramente artístico. Desde finales del siglo XVI, tanto en los Países Bajos como en Italia, se consideró un tema idóneo tanto para representar la dificultad máxima en el arte (eran enormes figuras desnudas de poderosa musculatura en complicados escorzos) como para transmitir a través de la pintura el dolor extremo, el sufrimiento, asunto muy afín a la sensibilidad barroca.

El objetivo de la exposición es mostrar el nacimiento, evolución y ocaso de este tema en el arte europeo entre 1550 y 1700 a través de veintiocho obras de artistas italianos, flamencos, holandeses y españoles, entre los que figuran el citado Tiziano, Cornelis van Haarlem, Rubens, Ribera, Salvator Rossa y Langhetti. También se incluye un Ticio de Miguel Ángel procedente de la Royal Collection de Londres, siendo esta la primera vez en la historia que el Prado exhibe una obra del genio renacentista.

Las diversas obras están dispuestas en torno a una copia del Laocoonte, exemplum doloris por excelencia y fuente de inspiración declarada de la mayoría de estos artistas.

Las verdaderas Furias

La denominación de Furias para Ticio, Sísifo, Ixión y Tántalo es errónea, pero tiene una explicación. Las Furias propiamente dichas, también llamadas Erinias o Euménides, son genios femeninos de terrorífico aspecto (aladas, con serpientes enroscadas en el cabello, sangre en lugar de lágrimas...) que personifican el castigo y la venganza. Son las encargadas de torturar a los criminales en vida así como de vigilar el cumplimiento de los castigos asignados a los condenados en el Hades.

Desde finales del siglo XVI, se designó como "Sala de las Furias" a la habitación que acogía las pinturas de Tiziano en el antiguo Alcázar de Madrid, La metonimia tuvo tal éxito que, en España, fueron desde entonces así conocidas y es por eso que el Museo del Prado ha decidido mantener el título.

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