Aunque en casi todas las imágenes haya presencia humana, el fotógrafo nunca captura de frente a sus modelos y los presenta en escenarios muchas veces diagonales, fugaces o poco acogedores que parecen lugares de paso. Shin Yanagisawa (Tokio-Japón, 1936-2008) comenzó en los años sesenta a salir a la calle, cámara en mano, en busca de algo novedoso en la tradición fotográfica japonesa: la realidad.
El país vivía, desde el término de la II Guerra Mundial, un boom económico y el progreso también pasaba por combinar las inamovibles costumbres milenarias con la ola de influencias occidentales de las fuerzas aliadas. El artista pertenecía a esa nueva sociedad aperturista que huía de los artificios, quería redescubrir su identidad, estaba cansada de estéticas estampas y admiraba la fotografía social.
La galería Only Photography de Berlín (Alemania) exhibe Shin Yanagisawa 1958-2008, una muestra que hasta el 31 de enero reúne las visiones callejeras e íntimas de un autor poco conocido en Europa, con una bibliografía escasa y desde hace tiempo descatalogada. El centro edita a la par, en una edición limitada de 500 ejemplares, la primera monografía del artista publicada fuera de Japón con 140 imágenes y un texto introductorio de Yanagisawa traducido al inglés por primera vez.
Casi participando en la escena
Admirado por coetáneos como Daido Moriyama y Yutaka Takanashi, junto a ellos el autor participó en Fifteen Photographers Today (Quince fotógrafos hoy), una emblemática exposición organizada en 1974 en el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio que reafirmaba el poder transformador de la nueva fotografía japonesa.
Su trabajo más famoso tal vez sea la extensa serie de instantáneas del libro titulado Toshi no kiseki (Caminos de la ciudad), la única gran publicación del autor. En el compendio de fotos tomadas entre 1965 y 1970, Yanagisawa acercaba a la fotografía japonesa a la idea del yo, aproximándose a los personajes casi participando en la escena y no como un extraño ajeno a lo que está retratando.
Japón se abría a Occidente
Junto a una selección de estas imágenes, fundamentales del cambio que sufría Japón al abrirse a Occidente tras la II Guerra Mundial y expuestas al completo en una sola ocasión en 1979, la exposición también descubre algunas de las fotos de Hard Winter (Duro invierno).
La serie de desnudos de 1973 continúa con los ángulos agresivos y las situaciones desconcertantes que caracterizan al artista, mostrando puntos de vista sólo posibles con la participación directa del autor en la escena.
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