Las fotos "hechas con el cuerpo y no con los ojos" del japonés errante Daido Moriyama

  • No cesa la fiebre europea por el más famoso de los fotógrafos japoneses.
  • Una galería de Zurich presenta una retrospectiva de cuatro décadas del maestro del movimiento y la inquietud.
  • La exposición coincide con la gran antología de la Tate de Londres.
Daido Moriyama antepone la intuición a la razón en sus fotos
Daido Moriyama antepone la intuición a la razón en sus fotos
© Daido Moriyama - Galerie Bob van Orsouw
Daido Moriyama antepone la intuición a la razón en sus fotos

Es el momento Daido Moriyama. El maestro japonés, que en octubre de 2013 cumple 75 años, sigue despertando una creciente pasión en los museos y galerías fotográficas europeas. Al mismo tiempo que en Londres se clausura, con un éxito sin precedentes, William Klein + Daido Moriyama, una tremenda antología que empareja a dos de los mejores fotógrafos vivos, en Zurich se inagura Vintage Prints (Copias de época), una retrospectiva individual, con muchas piezas inéditas, sobre cuarenta años de dedicación a la fotografía.

Tratándose de Moriyama siempre hay material para escoger. Su forma de trabajo es vertiginosa: retrata el mundo desde el oscuro lirismo de su estilo como si en ello le fuese la vida, como si hacer fotos se equiparara al acto reflejo de respirar. Ha editado más de cuarenta fotolibros y no se cansa. Al contrario, afirma moverse con un ansia que considera "animal" por territorios, casi siempre urbanos, a los que califica de "territorio de caza".

"Tomo la mayoría de mis fotos desde automóviles en movimiento o mientras corro... No busco. Creo que se podría decir que hago fotos con el cuerpo, no con los ojos y ese proceso da a mis imágenes un mayor sentido de lugar y de existencia, más ambiente", dice Moriyama en unas declaraciones difundidas por la Galería Bob van Orsouw, de Zurich (Suiza), donde la exposición Vintage Prints estará en cartel hasta el 23 de febrero.

La inquietud de las ciudades

La muestra de Moriyama, el fotógrafo más famoso de la fructífera generación que emergió en Japón en los años sesenta del siglo pasado, incluye sus características imágenes de textura con alto contraste sobre la dinámica de la vida urbana en las que ejerce como cronista de la inquietud emocional de las grandes ciudades que siempre han sido su marco favorito de actuación.

La complejidad de las metróplis, que entiende como laberintos, y el ojo implacable y riguroso de una mirada sin efectismos hacen de Moriyama el gran mago de los callejones y los puntos oscuros. Sus fotos son casi siempre en blanco y negro, de estilo are, bure, boke (en japonés, con grano, difuso y fuera de foco) y realizadas con cámaras compactas y baratas point-and-shoot que, según él mismo sostiene, nunca ha comprado, porque se las prestan o regalan sus amigos.

Otra exposición en París

Las de Londres y Zuric no son las únicas exposiciones en Europa de este descriptor del extravío que se mueve sin objetivos definidos y con el mismo espíritu visceral hace fotografías. La Galería Polka, de París (Francia), tiene en cartel hasta el 9 de febrero Sérigraphies, obras de juventud de Moriyama que rendían tributo a uno de sus grandes ídolos, Andy Warhol.

Moriyama estudió diseño gráfico y luego trabajó como ayudante de Takeji Iwaniya, un fotógrafo profesional dedicado a la arquitectua. Se trasladó a vivir a Tokio en 1961 y durante tres años fue aprendiz del gran Eikoh Hosoe (1933). Los referentes que cita con frecuencia son las fotos urbanas de William Klein en Nueva York y los libros de Jack Kerouac y Yukio Mishima.

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