La historia de amor de Héctor y María: dos expresos que se casan tras cartas a ciegas y vis a vis

  • Cumplieron cuatro años de condena en centros penitenciarios de Barcelona.
  • Mantuvieron una relación por correspondencia durante año y medio, hasta que pudieron conocerse en vivo por primera vez en un vis a vis.
  • Se dieron el "Sí, quiero" el sábado, poco después de que ambos fueran libres.
Héctor y María, tras su enlace matrimonial, recién cumplida su condena.
Héctor y María, tras su enlace matrimonial, recién cumplida su condena.
Hugo Fernández
Héctor y María, tras su enlace matrimonial, recién cumplida su condena.

Su historia parece un guión de película: Héctor y María se estuvieron carteando durante año y medio sin haberse visto ni hablado, cada uno desde su celda. Los dos estaban presos. De las misivas pasaron a las llamadas, después a los vis a vis y, finalmente, a los paseos cuando ya disfrutaban del régimen abierto. Ahora que los dos al fin son libres, se han casado.

"Le pedí que se casara conmigo cuando los dos estábamos dentro pero le prometí que esperaría a que los dos fuéramos libres", explica exultante Héctor Luis. Y el sábado cumplió su promesa. Ella finalizó la condena en septiembre de 2012; él, hace tan sólo unas semanas, el pasado 23 de noviembre.

Héctor es un argentino de 53 años al que 20minutos ya conoció en 2009. Fue en una visita a la cárcel Modelo para relatar las cartas de amor que escribían los presos a sus parejas en un curso de informática. Fue entonces cuando confesó estar "enamorado" de una interna de Wad-Ras, el preventivo de mujeres de Barcelona.

La idea de cartearse fue de su compañero de celda. "Me veía tan deprimido que me animó a escribir a la cárcel de mujeres, a ver si así me distraía..." Y contestó María.

"Es increíble tener esta relación", contaba ya entonces, ese febrero de hace cuatro años. Esperaba que el director del centro le permitiera llamar a María, de la que tan sólo conocía su letra. Ambos recuerdan con emoción aquel reportaje: Héctor se declaró y María pudo ver, por primera vez, el rostro de su novio por correspondencia. "Nuestra historia fue la comidilla de toda la cárcel de mujeres", explica divertido Héctor, que todavía guarda un ejemplar de aquel periódico.

"Compartimos el sentido del humor y las ganas de vivir", recuerda ahora, pasados cuatro intensos años. María tiene cinco hijos y Héctor diez, todos ya crecidos y de anteriores parejas. En sus cartas ponían en común la preocupación por ellos, por su educación, por cómo sobrellevar la situación entre rejas.

El primer vis a vis

Ambos se ríen al recordar su primer vis a vis. Después de cartearse durante año y medio, finalmente, pudieron programar una visita cara a cara y a puerta cerrada en el centro penitenciario de Lledoners (Manresa), dónde él estaba preso. Pero aquel día cayó tal nevada que el coche patrulla en el que viajaba María junto a una mossa d'esquadra se perdió, no distinguió el camino. Así que tuvieron que dar media vuelta. Héctor cuenta que el director de la cárcel en persona fue a su celda para explicarle lo sucedido, temiendo su reacción.

Semanas después se produjo el encuentro, "el primero de Lledoners", afirma Héctor, y matiza que pactar los vis a vis "es un quilombo", hay que pedirlo un mes antes y tampoco es fácil que lo concedan ya que depende también de la distancia. Hubo momentos difíciles, como cuando ella fue trasladada a Brians 1 (Sant Esteve Sesrovires, Barcelona), lo que dificultó los encuentros. "No siempre el papeleo funcionaba como esperabas pero cabrearte y exigir era cerrar puertas y podía comportar represalias para María", dice Héctor.

En total, tuvieron cinco vis a vis, apunta rápida María ante las dudas de Héctor. Luego, las cosas fueron más fáciles: fueron trasladados a centros abiertos. "Entonces vivíamos como dos novios quinceañeros", rememoran. "Salíamos por la mañana, luego íbamos cada cual a un curso, comíamos en el centro y volvíamos a salir por la tarde". "Ahora me río pero era duro no poder estar juntos", apunta Héctor. María, una barcelonesa de 55 años, prefiere no explicarnos sus vivencias por timidez.

Más que optimismo

Héctor Luis es enérgico y optimista y afirma que "la reinserción es posible pero tienes que ser muy fuerte y tener claro lo que quieres". Define a María, que mide 1,55 metros, como una persona que "tiene algo especial... tan pequeñita y tiene una fuerza tremenda". ¿Hubo flechazo? "Lo supe de inmediato: ¡Yo quiero esto!".

Les queda por sortear un obstáculo más: él no tiene los papeles en regla y ahora busca trabajo. "Me decían que si me casaba estando en prisión facilitaría las cosas pero yo quería esperar a que los dos fuéramos libres, no quería que pareciera un matrimonio de conveniencia", asegura Héctor, que elogia la atención recibida por parte de asistentes sociales y algunos funcionarios penitenciarios.

María y Héctor cumplieron cuatro años de condena. "Seguimos adelante a pesar de todos los problemas", destaca el recién casado, que contactó con 20minutos porque piensa que "hay demasiadas malas noticias": "Que María y yo nos casemos, ¡es una buena noticia!", concluye.

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