Colores y formas para poder superarse en el escenario

  • Siete compañías de teatro andaluzas cuentan con actores con problemas visuales.
  • La más antigua es La Perseverancia (Algeciras), que nació en 1986.
  • Comunicación y contacto físico son muy importantes para su trabajo.
Una de las obras que ha representado el Grupo de Teatro Orozú.
Una de las obras que ha representado el Grupo de Teatro Orozú.
ONCE
Una de las obras que ha representado el Grupo de Teatro Orozú.

Ana María Romero (53 años) solo veía por un ojo. Hace poco lo perdió casi al completo tras padecer glaucoma. Solo distingue sombras, pero su deficiencia visual no ha sido impedimento para ser actriz.

Ni para ella ni para sus compañeros con problemas de visión en el grupo La Perseverancia de Algeciras (Cádiz). Hacen teatro aficionado desde más de 20 años, concretamente desde 1986.

En Andalucía hay siete grupos de teatro aficionado integrados. Es decir, que cuentan entre sus filas con actores con problemas de visión y otros que no las han padecido nunca.

La base de cualquier actor es trabajar su personaje al máximo y conocer qué siente. Para ellos también. Normalmente se utilizan imágenes en ese proceso. Ellos piensan en música, colores y formas.La comunicación verbal y física es, además, «primordial», según explica a 20minutos.es Carmen Díaz, directora del grupo.

Así, Antonia, el personaje que prepara ahora Ana María, es «una circunferencia y rojo intenso, dado su fuerte carácter», señala.

Clave

El trabajo en equipo es otra clave del éxito. Cuando representan en un espacio que no conocen, primero reconocen el lugar. «Si te mueves más de la cuenta, tus compañeros te ayudan: te guían con su voz e, incluso, van en tu busca, improvisando para que el público no note nada», añade.

Díaz llegó a esta compañía hace tres años «casi por casualidad». Esta ha sido su primera experiencia como directora teatral. Todo «ha sido más fácil de lo que pensaba», comenta.

Su reto ha sido ir subiendo año tras año la dificultad de sus representaciones. Lo ha conseguido a base de trabajo: «Soy muy exigente con ellos». En unos días estrenarán Sálvese quien pueda. Su ritmo es «trepidante». Le queda otro objetivo: teatro contemporáneo.

"Mismas exigencias"

Otra de las claves es «tratarnos con la máxima normalidad y exigirnos lo mismo que a los demás», mantiene Ana María Romero. «Es más difícil la vida real que cualquier obra de teatro», sentencia.

Del mismo modo, recuerda que el grupo de teatro sirve, además, de «terapia», para superar situaciones como las que ella vivió. «Cuando perdí la visión del ojo, el grupo fue un balón de oxígeno para mí».

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