Sam Raimi: "¡Hasta mi hija manda más que yo!"

  • Es el autor de 'Darkman', 'Spiderman' o 'Posesión infernal'.
  • La última, 'Oz, un mundo de fantasía', fue la más taquillera en España y EE UU.
  • El cineasta habla de cine y de las "fuertes mujeres" que siempre le han rodeado.
El cineasta Sam Raimi.
El cineasta Sam Raimi.
GTRES
El cineasta Sam Raimi.

Tiene 54 años, pero llevamos hablando de él toda la vida. Es normal: hace más de 30 años, recién cumplidos los 20, el precoz Sam Raimi estrenó Posesión infernal (1981), una de esas películas diminutas que, por su originalidad y talento, revienta (más que rompe) el cascarón de un artista. Después, una carrera con más películas de terror pero también del oeste, thrillers, juveniles... Con un denominador común: el éxito. La recaudación de cada una de sus películas arroja una media, solo en EE UU, de más de cien millones de dólares.

Con Oz, un mundo de fantasía, la más reciente, ya ha superado esa cifra: estrenada hace poco más de una semana en todo el mundo, Raimi ha sido número uno de taquilla en su pais natal y en España, donde superó a Los Amantes pasajeros, eso sí, con el doble de salas.

Luminoso y siniestro

Pocos podrían imaginarlo hace unos años, cuando Raimi era considerado un cineasta siniestro, una especie de "Cronenberg light", por la trilogía Posesión Infernal o las intrigantes y oscuras Darkman o Un plan sencillo. "Nunca me han gustado las películas en las que solo se ve a chicas gritar antes de morir", explica el cineasta en Londres. Entre bromas, muy simpático y charlatán, luminoso, Raimi explica que "mi idea de asustar es distinta. Me gusta más mostrar a hombres horrorizados. Debe ser porque siempre me han rodeado mujeres muy fuertes: mi esposa (con la que lleva casado 20 años), mi madre, mi hermana... ¡Hasta mi hija, según crece, manda más que yo!".

Raimi tiene cinco hijos. Eso no le impide manejar muchas veces un sentido del humor irónico, retorcido y sangriento, como demostró en su hasta ahora última película, Arrástrame al infierno (2009). La última, Oz, un mundo de fantasía, es otra cosa: la revisitación a un mundo tan fantástico y adorado como el de El mago de Oz con, encima, producción y distribución de Disney. "No hubo ningún problema con eso", afirma un convincente Raimi. "Es más: la primera vez que leí el guión pensé que era perfecto para ese: tenía que ser una película para todos los públicos, grandiosa... ¡Así son las películas de Disney! Es más, hasta me inspiré bastante en Blancanieves y los siete enanitos. Por supuesto, como en cualquier otro estudio, me daban buenas ideas. Me sugerían cosas. También me daban malas ideas... ¡Pero esas las descartaba, lo juro! (risas). Que quede claro: yo tenía el corte final. Y, por suerte, coincidía bastante con lo que ellos tenían planeado".

Para él, en todo caso, no era nada nuevo manejarse con un estudio gigante: Raimi ya hizo la trilogía de Spiderman, un éxito morrocotudo en todo el mundo, para Sony Pictures, otra de las más grandes 'majors'. No sólo eso: con el Hombre Araña, Raimi ya tuvo que saber satisfacer a todo tipo de públicos  y a los fanáticos de un icono universal: "¿Que si es difícil?", pregunta Raimi sin pensarlo demasiado. "No. Basta con centrarse en los personajes. Sé que Spiderman es un mito moderno, como lo es El mago de Oz. Todo el mundo los conoce, los ama, así que yo tengo que hacer lo mismo. Adorarlos. Y luego imaginar qué es lo que la gente espera, ser honesto con sus admiradores. No imponer nada, no manipular al espectador, porque es él el dueño de esas historias, no yo".

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