Del 'Extra Omnes' al 'Habemus Papam': el ritual del cónclave

Interior de la Capilla Sixtina antes de comenzar el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI.
Interior de la Capilla Sixtina antes de comenzar el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI.
Claudio Peri / EFE
Interior de la Capilla Sixtina antes de comenzar el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI.

Del 'Extra omnes' —fuera todos los ajenos—, al 'Habemus Papam' —tenemos papa—, el cónclave que comienza este martes, 12 de marzo, para elegir al sucesor de Benedicto XVI se desarrolla en medio del siguiente escrupuloso ritual, en latín Ordo rituum conclavis:

  • Missa pro eligendo romano pontifice

Es la misa que se celebra antes de que los cardenales se encierren en cónclave para elegir al nuevo papa. En esta ocasión tiene lugar a las diez de la mañana —la misma hora en la España peninsular—, del 12 de marzo en la basílica de san Pedro y está abierta a todos los fieles. El cardenal decano, Angelo Sodano, es el encargado de oficiarla.

El cónclave comienza por la tarde. A las 16.15 h, los cardenales electores se reúnen en la capilla Paulina y desde allí en procesión se dirigirán a capilla Sixtina. El cardenal que preside les recordará que están allí para elegir al sumo pontífice y en procesión y recitando las letanías entrarán en la capilla Sixtina a las 16.30 h. Concluidas las letanías y una vez que cada uno ha ocupado su asiento cantarán el Veni Creator Spiritus, himno de invocación al Espíritu Santo. Después se producirá el juramento de los cardenales.

  • El juramento

"Nosotros los cardenales electores presentes en esta elección del sumo pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la constitución apostólica del sumo pontífice Juan Pablo II Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996".

"Igualmente prometemos, nos obligamos y juramos que cualquiera de nosotros, que por divina disposición, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desarrollar fielmente el Munus Petrinum de Pastor de la Iglesia Universal y no cesará de afirmar y defender hasta la extenuación los derechos espirituales y temporales, además de la libertad de la Santa Sede".

"Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, ya sea clérigo como laico, el secreto de todo aquello que en cualquier modo concierne a la elección del Romano Pontífice y todo lo que ocurre en el lugar de la elección y se refiera directa o indirectamente al escrutinio. No violar en manera alguna este secreto tanto durante como tras la elección del nuevo pontífice, a no ser que el mismo pontífice confiera explícita autorización; jamás apoyar interferencias, oposición u otra forma de intervención con la autoridad secular u otro grupo de personas que quisiera interferir en la elección del Romano Pontífice".

Después, cada uno de los cardenales dice el siguiente juramento: "Yo... cardenal... prometo, me obligo y juro". Y poniendo las manos en el Evangelio agrega: "Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano".

Cuando el último de los cardenales electores ha prestado el juramento, el Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias dice "Extra Omnes", y todos los que no participan en el cónclave salen de la capilla Sixtina y se cierran las puertas.

  • La elección de Romano Pontífice

Es el juramento de los cardenales cuando se acercan a la urna para depositar el voto: "Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, que doy mi voto al que, según Dios, considero que tiene que ser elegido".

  • La aceptación y proclamación del Romano Pontífice

Una vez producida la elección canónica, el último de los cardenales diáconos llama a la capilla Sixtina al Secretario del Colegio Cardenalicio, al Maestro de Celebraciones Litúrgicas y a dos ceremonieros.

El cardenal decano en nombre de todos los electores pide el consenso del elegido con la siguiente frase: "¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?".

En esta ocasión visto que el decano, Angelo Sodano, y el vicedecano, Roger Etchegaray, son octogenarios y no son electores, será el cardenal Giovanni Battista Re quien formule esa pregunta. Una vez dada la respuesta afirmativa, le pregunta: "Quo nomine vis vocari?" —¿Con qué nombre quieres ser llamado?—. El sumo pontífice responde: "Vocabor..." —Me llamaré...—.

  • Anuncio solemne de la elección del sumo pontífice y primera bendición Urbi et Orbi

El primer cardenal de los diáconos (el Protodiácono, en esta ocasión el francés Jean Louis Tauran) se asoma la logia de las bendiciones de la basílica de San Pedro y anuncia al pueblo la elección del nuevo pontífice con estas palabras: "Os anuncio una gran alegría tenemos papa el eminentísimo y reverendísimo señor ...el nombre cardenal de la Santa Iglesia Romana, que ha tomado como nombre...".

Después el nuevo papa pronuncia sus primeras palabras a los fieles e imparte la bendición Urbi et Orbi, a la ciudad de Roma y todo el mundo.

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