Las cuidadoras de preventorios: "Lo que dicen es mentira, se vivía mejor que en un hotel"

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Preventorio de Guadarrama.
Preventorio de Guadarrama.
JORGE PARÍS
Preventorio de Guadarrama.

Tras las denuncias de las víctimas, llegó la hora de las cuidadoras, el foco sobre el que han caído la mayor parte de las acusaciones por maltrato y vejaciones vertidas por las mujeres que estuvieron de niñas en el preventorio de Guadarrama entre 1945 y 1975.

Una de estas exempleadas, Engracia Braojos, de 65 años y vecina del municipio, habla con vehemencia de un paisaje muy distinto al infierno castrense y presidiario descrito por las denunciantes. "Se vivía mejor que en un hotel. Las cuidadoras teníamos prohibido tocar a las niñas. A mí me castigaron sin día libre por regañar a una. Todo lo que dicen es mentira. Fue la mejor época de mi vida. Entré con 19 años y salí en 1969, con 22 años", explica a 20 minutos.

Su visión, sin embargo, difiere totalmente de los nuevos testimonios que cada día llegan al periódico, como el de María Jesús López: "Yo estuve en 1956, con 12 años. Recuerdo las duchas en una fila muy larga y desnudas con el agua fría en pleno invierno. Pero lo que más me ha perseguido toda la vida ha sido cómo me volvían a meter la cuchara con mis propios vómitos".

¿Mentiras o distintos puntos de vista? Las atronadoras acusaciones de las víctimas son tan numerosas que casi no admiten dudas sobre su veracidad. Sin embargo, aparte de las declaraciones de las excuidadoras (Engracia ha sido la única que ha dado su nombre; otras dos con las que ha contactado el periódico han preferido permanecer en el anonimato) también han llegado cartas de mujeres que estuvieron en el preventorio afirmando que su estancia fue incluso feliz: "Yo fui recomendada por la hija del jefe de mi padre y recuerdo a las cuidadoras con cariño", explica  M.ª Ángeles Losa, interna entre el 58 y el 61.

Las denunciantes aseguran que muchas de estas negacionistas eran "favoritas" que contaban con contactos dentro de la instalación, por lo que no sufrían los malos tratos. Aunque reconocen que es probable que otras niñas hubieran experimentado distintas vivencias sobre su estancia.

Disonancia cognitiva

Sin embargo, Valentín Martínez-Otero, psicólogo social, introduce otro concepto que podría resultar clave para entender esta disparidad de opiniones. "El negacionismo es típico de sucesos históricos como el holocausto. Muchas veces está relacionado con la disonancia cognitiva. Sucede cuando una persona vive una experiencia muy desagradable y recurre al argumento más a favor para disminuir su malestar. Y pasa tanto con víctimas como con agresores", explica.

El Consistorio podría denunciar

"Estas mujeres son peor que Zapatero. Mienten, como mintieron con las muertes de obreros en el Valle de los Caídos". Son palabras de un vecino de Guadarrama, de donde provenían la mayoría de las cuidadoras del preventorio. El Gobierno local (PP) estudia realizar una denuncia pública, después de que se lo reclamaran varios vecinos, debido a la "mala imagen" que se está dando de la localidad.

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