"La 'yijad' -guerra santa- del Islam está contra Dios (...), defender la fe con la violencia es una cosa irracional".

Estas palabras, pronunciadas por el Papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona durante su reciente viaje a Alemania, desataron un aluvión de críticas procedentes de diversos dirigentes musulmanes.

Los dirigentes religiosos expresaron que las palabras del Papa habían "herido los sentimientos de los musulmanes", y exigieron a Benedicto XVI que se retractase de sus frases y pidiera disculpas.

Así se expresaron representantes de los Hermanos Musulmanes egipcios, del Frente de Acción Islámico de Jordania y de la comisión conjunta de Acción Islámica y Cristiana siria, entre otros.

A ellos se unieron el Consejo de Ministros de Kuwait o el gran mufti de Arabia Saudí.

No obstante, las reacciones no se quedaron únicamente en la palabra.

Varias bombas incendiarias fueron lanzadas contra dos iglesias en la ciudad cisjordana de Naplusa, una católica y otra evangelista, mientras que en Somalia, una monja católica fue asesinada.

Tras la reacción del mundo musulmán, el Vaticano emitió un comunicado en el que dijo que el Papa nunca quiso ofender al Islamismo.

Para ello, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, explicó que Benedicto XVI se refirió a las críticas contra el Islam y Mahoma emitidas por el emperador bizantino del siglo XIV Manuel II Paleólogo, quien escribió que todo lo que el profeta hizo fue malvado e inhumano, "como su orden de propagar con la espada la fe que él predicaba".

El papa Benedicto XVI está "vivamente disgustado porque algunos fragmentos de su discurso hayan podido sonar como ofensivos de la sensibilidad de los creyentes musulmanes y hayan sido interpretados de modo en absoluto correspondiente a sus intenciones".

En la misma línea se manifestó el secretario de Vaticano, Tarcisio Bertone.

"El Santo Padre lamenta mucho que algunos pasajes de su discurso pudieran haber sonado ofensivos para las sensibilidades de los creyentes musulmanes", dijo el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, en un comunicado.

En el séptimo coloquio, el emperador bizantino Manuel II Paleólogo toca el tema de la 'yihad' (guerra santa).

Seguramente el emperador sabía que en la sura 2, 256 está escrito: "Ninguna constricción en las cosas de la fe".

Es una de las suras del periodo inicial en el que Mahoma mismo aún no tenía poder y estaba amenazado.

"Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba".

El emperador explica así minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional.

La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. "Dios no goza con la sangre; no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo.

Por lo tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas...

Para convencer a un alma razonable no hay que recurrir a los músculos ni a instrumentos para golpear ni de ningún otro medio con el que se pueda amenazar a una persona de muerte...".