Antonio Carmona: "Si se regala la música, que se regale también el jamón de pata negra"

  • El exKetama es uno de los artistas flamencos que ha colaborado en 'De purísima y oro', un disco de homenaje a Joaquín Sabina que verá la luz mañana.
  • Antonio Carmona rememora sus juergas en casa de Sabina y explica cómo es crecer en una familia de artistas.
Antonio Carmona, en una foto promocional.
Antonio Carmona, en una foto promocional.
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Antonio Carmona, en una foto promocional.

El exKetama Antonio Carmona es uno de los artistas flamencos que ha colaborado en De purísima y oro. un disco de homenaje a Joaquín Sabina que verá la luz este martes y en el que también están Carmen Linares, Pitingo, India Martínez, José Mercé, Arcángel, Martirio, José El Francés...

¿Cómo surge la idea de hacer este disco?

Hace tres o cuatro meses. Estaba en Miami y me propusieron hacer una versión de Sabina para un disco con muchos de los grandes del flamenco. Lo encontré muy interesante: hacía mucho tiempo que no nos juntábamos tantos flamencos para hacer algo así. Aunque lo cierto es que cuando quise elegir las canciones más conocidas me di cuenta de que ya estaban todas pilladas. Pero al final he cogido Y sin embargo, le he dado una vuelta y ha salido una rumba muy canalla.

Tiene experiencia haciendo versiones...

Sí. La verdad es que siempre se me han dado bien. He hecho versiones de Antonio Vega, Antonio Flores... ¡hasta de Queen!

¿Sabina tiene alma de flamenco?

Muchísima. Es muy pícaro, como los flamencos, que ya sabemos lo que va a pasar antes de que pase.

Todo el mundo parece haber estado en casa de Sabina...

Por allí ha pasado todo el mundo, sí. Desde los príncipes hasta escritores, músicos... ¡Eso es una casa de putas! (risas). Llena de gatos, libros, con un billar...

¿Cuál fue la última juerga que se corrió con él?

Hicimos una cena hace cuatro o cinco meses en su casa. Estuvo Juan Luis Guerra, Alejandro (Sanz), Juanes... Empezó a contar las historias esas increíbles que cuenta y acabó hasta tomándose medio whisky. Pero fue una velada tranquila. La última juerga grande en su casa fue hace años, cuando todavía se tomaba sus whiskicillos.

¿Cómo eran esas fiestas?

Pues... básicamente te dejaba hacer lo que tú quieras (risas).

De adolescente se dedicaba usted a vender cristalerías. ¿Queda algo de esa vena comerciante?

Claro. Yo siempre he sido muy vendedor y muy currante. Si no vendía vasos vendía otras cosas. Ya sabes que los gitanos somos buenos mercaderes. Se nos da bien o eso, o la música. A los 15 años ya entré en Ketama.

Mirando un poco más atrás en el tiempo, a su niñez, ¿cómo fue crecer en una familia de artistas?

Despertarte con Camarón, con Paco de Lucía, ver cómo a las cuatro o las cinco de la mañana empezaban a aparecer artistas por casa y se ponían a cantar y a tocar. Fernanda, Bernarda, Chocolate, Farruco... Continuamente. He tenido la oportunidad de estar con mi padre e ir con él a los festivales más importantes. Aprender música era algo muy natural.

  Así que no le hizo falta formación musical alguna...

Nada. Con el único con el que di clases fue con un percusionista cubano que tenía las uñas larguísimas.

Hablando de percusión, ¿el ritmo es innato o se aprende?

Creo que en los gitanos es innato, pero hay excepciones: tengo un primo que es para llevarlo a la Nasa, porque no tiene ritmo. Es el único que he visto en mi vida, los demás lo llevan en la sangre. Los niños, las señoras...

Viaja mucho, pero al final siempre se viene 'pa Madrid', como cantaba en aquella canción de Ketama ¿Qué tiene esta ciudad que tanto te gusta?

Me encanta Madrid. La necesito. Cuando llego de viaje estoy deseando darme un paseo por la Gran Vía y ver las puestas de sol de esta ciudad.

Si pasea por la Gran Vía le parará más de uno a pedirle un autógrafo...

Sí. Procuro ser amable, aunque hay veces que te para alguien y te pide hacerse una foto contigo porque, te dice, le suenas "de la tele". Yo les pregunto si saben lo que hago y dicen que no. Con esos lo siento pero no soy educado. Pero en general la gente es muy cariñosa conmigo. Y con los que no y vienen con guasa o de vacile, sé desenvolverme. Al fin y al cabo vengo de un barrio de Campamento, no de ningún lugar lujoso.

Pese a esos orígenes hoy le va bien. ¿Cómo ve la situación económica de España?

Veo a la gente asustada. Ante la crisis creo que hay que dar buena música, buenos poemas... Y sobre todo, nuevas personas y nuevas ideas a todos los niveles. En la política, en la música... estamos un poco apagadoa.

Precisamente acaba de celebrarse el Día de la Música. ¿Qué cree que hay que reivindicar principalmente?

Lo único que pido es que el que utilice la música lo haga con sabiduría. Sabiduría para la gente de la SGAE; para las compañías... Para todos. Hay que hacer las cosas con mucha mano izquierda y conocer bien al oyente. Aunque yo no soy de los de regalar la música: he visto a mi padre pasar muchas fatigas. Si se regala la música, que se regale también el jamón de pata negra.

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