Un 'paraguas global' de 325.000 millones de euros, primer éxito de Lagarde en el FMI

  • La ampliación de capital pretende paliar los rescates a Irlanda, Portugal y Grecia.
  • Christine Largade ha tenido que convencer a los líderes mundiales.
  • En enero, la presidenta del FMI cifró los recursos necesarios en 500.000 millones.
  • Los ministros europeos de Finanzas accedieron en marzo a dar 200.000 millones.
  • EE UU se ha quedado fuera de la aportación porque está en año electoral.
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
GTRES
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ha conseguido su primer éxito al frente del organismo con los 430.000 millones de dólares (325.000 millones de euros) adicionales aportados por sus miembros para el 'paraguas global'.

"Se puede decir que el paraguas global es el gran logro", afirmó Lagarde en la rueda de prensa tras la reunión del Comité Financiero y Monetario del FMI celebrado en Washington.

La exministra de Finanzas francesa había hecho de la ampliación de capital casi un reto personal dadas las turbulencias financieras internacionales, especialmente en la eurozona donde España e Italia veían repuntar en las últimas semanas sus primas de riesgo.

En sus primera reunión como directora gerente del Fondo, en septiembre pasado, Lagarde ya advirtió que los recursos de la institución internacional podían ser exiguos ante el tamaño del desafío para la economía global.

Más si cabe, si se tiene en cuenta que el FMI ya se había implicado en tres programas multimillonarios de rescate internacional a Irlanda, Portugal y Grecia.

Por ello, Christine Lagarde se embarcó en una interminable serie de encuentros con los principales autoridades y líderes mundiales para convencer de la importancia de este incremento de los recursos del Fondo de cara a afianzar la estabilidad financiera global.

En enero, Lagarde puso una cifra sobre la mesa: 500.000 millones de dólares (378.000 millones de euros). Durante los primeros meses, el objetivo parecía lejano, especialmente tras la necesidad de negociar un segundo paquete de rescate a Grecia que incluía una condonación por parte del sector privado del 50% de la deuda helena.

Sin embargo, tras la aprobación de este segundo rescate in extremis llevado a cabo por la llamada "troika" (Comisión Europea, el Banco Central), Europeo (BCE) y el FMI, y la consolidación de 'cortafuegos' europeo, el camino comenzó a despejarse.

Precisamente, en la cumbre de ministros de Finanzas europeos de Copenhague a finales de marzo las autoridades europeas dieron el primer paso y acordaron aportar 200.000 millones de dólares (151.000 millones de euros) al FMI para reforzar ese paraguas financiero global.

Rebaja de las expectativas

Poco después, Lagarde rebajaba las necesidades hasta los 400.000 millones dólares (303.000 millones de euros) ya que la economía "había ganado algo de espacio para respirar" y mostraba "tímidas" señales de recuperación.

Durante la presentación de los encuentros de primavera en Washington a comienzos de esta semana, la directora gerente expresó su confianza en que los países miembros harían el "esfuerzo colectivo" necesario y comenzó el goteo de aportaciones.

Japón fue el primero, con 60.000 millones de dólares (45.500 millones de euros), y rápidamente fue seguido por los escandinavos (Suecia, Dinamarca, Noruega) con cerca de 20.000 millones de dólares (15.100 millones de euros), Suiza y Polonia también se sumaron; más tarde se incorporaron Singapur y Australia.

Incluso desde el Reino Unido, siempre escéptico, el ministro de Finanzas, George Osborne, anunció 10.000 millones de dólares (7.500 millones de euros) adicionales.

Tras la reunión paralela del G20, presidido en esta ocasión por México, Lagarde pudo salir a entonar el "objetivo alcanzado", que incluso superó con 430.000 millones de dólares (325.000 millones de euros). No obstante, y como es habitual en estos casos, hay que leer también la letra pequeña.

Los países emergentes, encabezados por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), cedieron a las presiones y aceptaron poner también su parte en este "paraguas global", pero eludieron concretar una cifra a falta de "futuras discusiones".

Como es habitual, Guido Mantega, ministro brasileño de Hacienda, fue quien subrayó con más claridad las dudas y recelos de las potencias emergentes. "Algunos países tienen más entusiasmo en pedir dinero que en reformar el sistema de cuotas del FMI", afirmó durante los encuentros de Washington.

El Fondo se encuentra inmerso en una revisión de su sistema de votación, aprobado en 2010, que permitirá reflejar mejor el creciente equilibrio de las potencias emergentes. Pese a los avances, los emergentes consideran que el progreso es "limitado y lento", en palabras de Mantega, y urgen a realizar una reforma más profunda para 2014.

Esta cuestión centrará los próximos encuentros anuales del FMI y el Banco Mundial que se celebrarán en Japón en octubre, y supondrán una nueva prueba para el liderazgo de Lagarde.

Fuera de esta nuevas aportaciones queda Washington, principal contribuyente al FMI, que no quiere plantear ante el Congreso de EE UU, especialmente en año de elecciones presidenciales como el actual, un incremento de la financiación a la institución internacional. El secretario del Tesoro de EEUU dejó clara su posición ante el Comité Financiero y Monetario del Fondo: "Europa debe ser más creativa para hacer frente a la crisis", y descartó nuevos fondos de su país.

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