Unidad y solidaridad. Han sido dos de las peticiones que ha hecho el rey Juan Carlos a los diputados en su discurso durante la solemne sesión de apertura de la X legislatura, en un acto que se ha celebrado este martes en el Congreso de los Diputados.

El Monarca, que hizo referencia a su mensaje de Nochebuena, defendió con unas breves palabras el papel de las Cortes como un "ejemplo de compartir con el derecho a discrepar" y resaltó que los parlamentarios "se deben al conjunto de la sociedad española", independientemente de sus "diferencias territoriales" e ideológicas.

Les dijo, asimismo, que los ciudadanos esperan mucho de ellos y que insistentemente les han pedido "un mayor entendimiento"; entre sus tareas, añadió, está la de "defender la honradez". "Cumpliendo cada uno sus obligaciones constitucionales, reforzaremos cada día más el Estado de Derecho que garantiza con seguridad, justicia y equidad los derechos individuales de las personas, la fortaleza institucional y, en definitiva, nuestra convivencia", aseguró.

El discurso inclutó, asimismo, un llamamiento a los parlamentarios para que se vuelquen contra la crisis económica y sus negativos efectos para los ciudadanos, que demandan una actuación "responsable, solidaria y efectiva", y contribuyan a reforzar la confianza en las instituciones, cuyo prestigio, subrayó, pasa también por cumplir los plazos que regulan su composición y funcionamiento.

El rey reiteró el compromiso de la Corona con España, con "la defensa de su democracia, su Estado de Derecho, su unidad y su diversidad" y deseó a diputados y senadores acierto en sus "altas responsabilidades".

Les felicitó también por haber sido elegidos en las elecciones del 20-N, pero también tuvo palabras de agradecimiento al trabajo de los parlamentarios de la anterior legislatura porque se han esforzado por "dar lo mejor de sí mismos a favor del bien común y del interés general de toda España". Don Juan Carlos rindió también un homenaje "de justicia y reparación" a las víctimas del terrorismo, en las que reconoció "su dignidad y su valentía".

Al rey fueron dirigidas, además, las primeras loas en la alocución del presidente de la Cámara, Jesús Posada -previa a la del rey-, que destacó su "profundo reconocimiento a la tarea fundamental que ha desarrollado la Corona española" en los últimos 36 años, reseñando el papel de "piedra angular" del rey y su familia. En el hemiciclo estuvieron presentes la mayoría de los 350 diputados y 266 senadores que componen las dos cámaras legislativas.

Posada elogió con sus palabras a la Corona por haber sido "un fundamento de extraordinaria robustez" en la consolidación de la democracia en todo momento, "en las circunstancias favorables y también de modo especial en los trances más difíciles". Así, agradeció a los reyes su "abnegado e infatigable servicio a la nación" y el haber contribuido de forma decisiva a que España se haya consolidado como una sociedad "democrática, equilibrada y cohesionada".

Ante los diputados y senadores presentes en el hemiciclo, les emplazó a afrontar la "responsabilidad histórica" que supone superar "la sensación de distanciamiento que muchos ciudadanos sienten respecto a las instituciones políticas". "Debemos dar ejemplo de respeto mutuo, capacidad de diálogo, disposición al consenso y efectiva voluntad de resolver entre todos los problemas de España", les animó.

Posada también alabó lo que representa la Constitución y subrayó que, tras 32 años desde su aprobación, "no se encuentra ni mucho menos agotada".

Los reyes fueron recibidos con un largo aplauso, de más de un minuto, por los diputados y senadores cuando accedieron al Hemiciclo. Sin embargo no se sumeron al aplauso los diputados de Izquierda Unida, aunque los representantes de esta fuerza política, al igual que el resto de parlamentarios y miembros del Gobierno, sí se pusieron de pie cuando los reyes hicieron acto de presencia.

A diferencia de lo ocurrido en 2008 y 2004, a la ceremonia no asistieron las infantas Doña Elena y Doña Cristina, ni tampoco el marido de ésta, Iñaki Urdangarín, actualmente investigado por la Justicia por presuntas actividades irregulares al frente del Instituto Noos que presidía.

La ceremonia permitió ver sentados por vez primera en el banco azul al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y a los trece ministros de su Gabinete. Junto al presidente del Congreso acudió el presidente del Senado, Pío García Escudero, y representantes institucionales, como el presidente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, o el del CGPJ, Carlos Dívar.

Desde la tribuna de autoridades siguieron la sesión los presidentes autonómicos de Extremadura, José Antonio Monago; Baleares, José Ramón Bauzá; Madrid, Esperanza Aguirre;y La Rioja, Pedro Sanz. Sin embargo en los escaños, sustituidos para la ocasión por sillas para que cupieran todos los parlamentarios, no estuvieron los diputados y senadores de la coalición abertzale Amaiur ni tampoco de ERC, que sí asistieron hace tres años al mismo acto.

El adelanto electoral ha hecho que este año la solemne apertura de la legislatura se celebre justo después de la Navidad, de manera que el jefe del Estado ha pronunciado su segundo discurso en tan sólo tres días.

La sesión ha sido más corta y austera, porque en esta ocasión se ha prescindido del saludo de los reyes a todos los parlamentarios y tampoco ha habido almuerzo de autoridades. La solemne apertura concluyó con un desfile, ya en el exterior del Palacio de las Cortes, a cargo de una agrupación de las Fuerzas Armadas, que comenzó una vez que los diputados y senadores salieron del Hemiciclo.

Acabado el desfile militar, hubo una recepción en el Salón de Pasos Perdidos pero, por motivos de austeridad, en esta ocasión no ha habido una comida como la que tuvo lugar en la apertura de la IX legislatura. Aquel día, los reyes, los príncipes y las infantas almorzaron con los miembros de las Mesas del Congreso y del Senado, los presidentes de ambas cámaras y con el presidente del Gobierno.