Doce películas a juicio:algunas fueron aclamadas y despreciadas por igual, otras desaparecieron pese a sus cualidades y, finalmente, la nueva entrega de Crepúsculo, que se limitó a recibir golpes. Eso sí: fue la más taquillera de todas.

El árbol de la vida (Terrence Malick). Para Juan Sardá, de El Cultural, "es la mejor por su capacidad para reflejar el misterio de la existencia, por su profundidad a la hora de abordar temas como la paternidad, la herencia o la muerte". Rubén Romero, de Público, opina lo contrario: "Es pedante. Representa la belleza del vacío: llena de imágenes bonitas, sí, pero un coñazo".

Drive (Nicolas Winding). Se estrenará el 28 de diciembre, pero Andrea Gutiérrez, de Cinemanía, la recomienda: "Me tiene obsesionada. Es brutal, la Perros de paja del siglo xxi. Y el protagonista, Ryan Gosling, es una debilidad: ¿cómo puede resultar atractivo con una chaqueta plateada y un palillo en la boca durante dos horas?".

Nader y Simin, una separación (Asghar Farhadi). "Parece la típica película iraní para gafapastas", dice José Arce, de La butaca, "y de pronto se convierte en un thriller fabuloso. Funciona de principio a fin, no puedes apartar la vista".

La piel que habito (Pedro Almodóvar). Sardá lo tiene claro: es la película española del año "por sus deslumbrantes imágenes, la radicalidad de su propuesta y la excelente puesta en escena". A Gutiérrez, en cambio, le provocó risa: "Me pareció una chorrada gigante. Ese es el problema: creo que Almodóvar quería hacer algo serio, y lo que provocaba eran carcajadas".

Un dios salvaje (Roman Polanski). Una de las indiscutibles. Según Alejo Moreno, de Días de cine, "la forma de rodar en un espacio cerrado demuestra, como en Repulsión, El quimérico inquilino o La semilla del diablo, que Polanski es un genio". Y añade algo: "Quizá llega tarde, pero denuncia el papanatismo y la tontería que nos han dominado desde hace años".

El origen del planeta de los simios (Rupert Wyatt). Una de las sorpresas de la temporada: como explica Arce, "consigue algo tan difícil como aunar un contenido interesante y el gran espectáculo para el gran público. No esperábamos de ella más que entretenimiento, pero es la bomba: sobre todo por tomar en serio al espectador y a sí misma".

The Artist (Michel Hazanavizius). Estrenada el pasado viernes, apunta muy alto en los Oscar (es la película con más candidaturas a los Globos de Oro) y gustó mucho en Cannes. Sin embargo, Fernando Bernal, de Qué! y Cahiers du Cinéma, no la considera tan buena: "Está muy bien hecha y puede resultar entrañable, pero no me deslumbra. Cumple como ejercicio de nostalgia estética, pero la historia es una colección de topicazos".

Furia ciega 3D (Patrick Lussier). Vamos con una apuesta arriesgada: la de Fausto Fernández, de Fotogramas: "Furia ciega 3D es una de las películas satanistas y demenciales más divertidas de la historia. Un Tarantino serie Z, una burrada total, una delicia".

Secuestrados (Miguel Ángel Vivas). Española e ignorada por el público en la taquilla. Sin embargo, y como explica Romero, "estaba bastante bien. No cuenta nada nuevo, pero está rodada de forma diferente y virtuosa".

De dioses y hombres (Xavier Beauvois). Y, para despedirse, una francesa sobre monjes y tampoco demasiado exitosa. Pero Bernal destaca sus riesgos: "Tiene mérito meterse en una comunidad tan hermética para mostrar qué pasa en el mundo".

Attack the Block (Joe Cornish). Ha sido una de las grandes sorpresas de final de año: esta historia barrial y de extraterrestres fue, para Rubén Romero, "un ejemplo de que se puede hacer un cine adolescente distinto y recuperar, de verdad, el espíritu de los ochenta y de Spielberg".

Crepúsculo: Amanecer (Bill Condon). "La peor de la saga –dice Arce–. Las fans gozaron mucho, pero los humanos, los vampiros y los hombres lobo nos quedamos con la boca abierta". Hay unanimidad: era espantosa.