El Gobierno y la oposición de Grecia ponen fecha a las elecciones: el 19 de febrero

  • Pactan la formación de "un Gobierno de coalición que lleve a las elecciones".
  • Entre las condiciones está que Papandreu no liderará el nuevo ejecutivo.
  • Volverán a reunirse este lunes para discutir quién será el nuevo Primer ministro.
Papandreu saluda a la prensa desde el coche en el que ha abandonado la reunión con el líder de la oposición griega este 6 de noviembre.
Papandreu saluda a la prensa desde el coche en el que ha abandonado la reunión con el líder de la oposición griega este 6 de noviembre.
REUTERS
Papandreu saluda a la prensa desde el coche en el que ha abandonado la reunión con el líder de la oposición griega este 6 de noviembre.

Grecia celebrará elecciones adelantadas el próximo 19 de febrero, una vez que el gobierno de cohesión haya aprobado el paquete de ayudas internacionales y puesto en marcha las últimas medidas de austeridad, informó este lunes el Gobierno saliente.

Tras una reunión celebrada anoche entre el ministro de Finanzas y viceprimer ministro, el socialista Evangelos Venizelos, y miembros del partido de la opositora "Nueva Democracia" conservadora, se fijo esta fecha para los comicios, indica un comunicado del ministerio.

El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, y el líder de la oposición, Antonis Samarás, continúan sus contactos para llegar a un acuerdo sobre quién sucederá al hasta ahora jefe de Gobierno al frente del ejecutivo de transición.

Llegaron anoche a ese acuerdo después que Papandreu se comprometió ante el presidente de la República, Carolos Papulias, a dimitir en las próximas horas junto con su gabinete.

Entre los nombres que se barajan como nuevo primer ministro destaca el exvicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Lucas Papademos, que necesitará un voto de confianza en el Parlamento.

Papandréu se vio obligado a dimitir tras dos años y un mes en el poder pese a haber obtenido el pasado viernes el voto de confianza en una apretada votación en el Parlamento, en la que logró el apoyo de los 153 diputados socialistas, a cambio de formar un gobierno de cohesión nacional inmediatamente, ya que ni su grupo parlamentario ni su consejo de ministros apoyan por completo las políticas de austeridad.

El plan comprende un gobierno que cumplirá con todas las medidas y reformas necesarias para que los socios europeos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) le entreguen a Grecia el nuevo rescate de 130.000 millones de euros hasta 2014 y una quita del 50 % de su deuda para que no quiebre.

El próximo gabinete griego

En las consultas, los dos líderes deben elaborar una lista del gabinete que será compuesto por políticos y expertos de ambos partidos y se establecerán las elecciones para el próximo 19 de febrero, una vez cumplido el objetivo del esquema de salvación nacional.

El nuevo gobierno contará con el apoyo de los dos partidos mayoritarios, el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) de Papandréu y la Nueva Democracia de Samarás, que reúnen 238 de los 300 escaños de la Cámara.

Las demás formaciones de izquierdas han rechazado la oferta de participar en un ejecutivo de unidad nacional. A la reunión con el jefe de Estado acudirá sólo el presidente del partido de extrema derecha LAOS, Yorgos Karatzaferis, con 16 escaños, que aplaudió anoche el acuerdo.

Grecia se asegura un apoyo mayoritario para adoptar las medidas de austeridad para recibir el más reciente tramo crediticio pendiente de 8.000 millones de euros que pertenecen a la primera ayuda exterior en 2010.

Además, con esa mayoría pondrá en marcha el más reciente paquete de austeridad, a cambio de lo cual espera recibir el segundo plan de rescate de 130.000 millones de euros y una quita del 50% de su deuda a acreedores privados.

Eso constituía una de las condiciones políticas para que la zona del euro y el Fondo Monetario Internacional (FMI) continúen ayudando a Grecia y evitar que el país tenga que salirse de la zona euro.

La crisis de Gobierno comenzó con la sorprendente convocatoria por parte de Papandréu de un referéndum sobre el plan de ayuda internacional y las exigidas medidas de austeridad.

La idea del plebiscito causó gran malestar en la Unión Europea (UE) y pánico en los mercado bursátiles, que temían que un rechazo popular podría provocar una quiebra descontrolada del país.

Dos años de crisis

La dimisión de Yorgos Papandréu, líder del Movimiento Panhelénico Socialista PASOK, pone fin a dos años de gobierno socialista marcados por el fracaso frente a la grave crisis de la deuda del país y por una contestación social feroz.

Los ciudadanos recuerdan aún el famoso eslogan "hay dinero" de la última campaña electoral socialista, que despertó en amplios sectores de la sociedad la esperanza de que la primera tarea de Papandréu iba a ser un reparto más justo de la riqueza.

El cambio de rumbo abrupto en enero de 2010, a raíz del fuerte endeudamiento del país, fue un shock para los seguidores de los socialistas, numerosos entre los funcionarios y en los sectores más desfavorecidos de las ciudades.

No obstante, a pesar de las medidas impopulares impuestas para obtener el primer rescate financiero, exigidas a partir de mayo de 2010 por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PASOK continuó recibiendo durante meses el apoyo de la mayoría de los griegos, que les permitió una relativa victoria a las elecciones municipales y regionales de octubre del mismo año.

Pero tres fracasos han llevado luego a la sociedad griega al borde de una revuelta.

El primero fue la incapacidad que mostró el equipo del ministerio de Finanzas para hacer frente a la evasión fiscal.

Un año después de la elección de los socialistas, que habían hecho de la lucha contra la evasión fiscal una de sus principales promesas, el representante del FMI Paul Thomsen advertía de que "no es posible limitar el déficit solo aumentando los impuestos y tasas", y pedía precisamente reprimir la evasión fiscal.

El incremento de la misma, junto a drásticas reducciones de los salarios y de la renta mínima, así como el aumento del IVA sobre los alimentos, exacerbó el sentimiento de injusticia social.

Los griegos tampoco perdonan la mala gestión de los socialistas a la hora de lograr reducir el despilfarro en el sistema de salud pública, a pesar de fuertes recortes de gastos que han degradado la calidad de los servicios.

Y en tercer lugar está la falta de voluntad política para avanzar la liberalización de una serie de profesiones protegidas y la tolerancia que mostraron las autoridades a las reacciones violentas de esos profesionales. El fracaso del gobierno liderado por Papandréu en el interior del país para conseguir un amplio apoyo a los planes de rescate deterioraron su imagen ante los socios europeos.

La dimisión de Yorgos Papandréu como primer ministro de Grecia, anunciada hoy en Atenas, pone fin a dos años de gobierno socialista marcados por el fracaso frente a la grave crisis de la deuda del país y por una contestación social feroz.Papandréu, líder del Movimiento Panhelénico Socialista (PASOK, accedió este domingo a la exigencia de su homólogo de Nueva Democracia (ND), Antonis Samarás, de abandonar el poder para facilitar la formación de un gobierno de coalición que pueda adoptar con un amplio apoyo parlamentario el último rescate externo y las dolorosas medidas de austeridad que implica.Los ciudadanos recuerdan aún el famoso eslogan "hay dinero" de la última campaña electoral socialista, que despertó en amplias fracciones de la sociedad la esperanza de que la primera tarea de Papandréu iba a ser un reparto más justo de la riqueza.El cambio de rumbo abrupto en enero de 2010, a raíz del fuerte endeudamiento del país, fue un shock para los seguidores de los socialistas, numerosos entre los funcionarios y en los sectores más desfavorecidos de las ciudades.No obstante, a pesar de las medidas impopulares impuestas para obtener el primer rescate financiero, exigidas a partir de mayo de 2010 por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el fondo Monetario Internacional (FMI), el PASOK continuó recibiendo durante meses el apoyo de la mayoría de los griegos, , que les permitió una relativa victoria a las elecciones municipales y regionales de octubre del mismo año.Pero tres fracasos han llevado luego a la sociedad griega al borde de una revuelta.El primero fue la incapacidad que mostró el equipo del ministerio de Finanzas para hacer frente a la evasión fiscal.Un año después de la elección de los socialistas, que habían hecho de la lucha contra la evasión fiscal una de sus principales promesas, el representante del FMI Paul Thomsen advertía de que "no es posible limitar el déficit solo aumentando los impuestos y tasas", y pedía precisamente reprimir la evasión fiscal.El incremento de la misma, junto a drásticas reducciones de los salarios y de la renta mínima, así como el aumento del IVA sobre los alimentos, exacerbó el sentimiento de injusticia social.Los griegos tampoco perdonan la mala gestión de los socialistas a la hora de lograr reducir el despilfarro en el sistema de salud pública, a pesar de fuertes recortes de gastos que han degradado la calidad de los servicios,Y en tercer lugar está la falta de voluntad política para avanzar la liberalización de una serie de profesiones protegidos y la tolerancia que mostraron las autoridades a las reacciones violentas de esos profesionales.Además, el fracaso del gobierno liderado por Papandréu en el interior del país para conseguir un amplio apoyo a los planes de rescate deterioraron su imagen ante los socios europeos.El resultado de esos fracasos al interior del país tuvo graves consecuencias par la imagen del gobierno socialista entre sus socios europeos.A cada reunión del Eurogrupo, a cada Cumbre Europea, a cada Ecofin, los mandatarios griegos llegaban sin haber cumplido con las promesas que habían dado en la reunión anterior.Así, al sentimiento de injusticia social palpable a nivel nacional se añadió la falta de confianza de la parte de las instituciones europeas y del FMI, que aumentaban de manera excesiva sus exigencias.Finalmente, el lunes pasado, la sorpresiva propuesta -luego retirada- de Papandréu de someter a referéndum el último rescate pactado con la zona del euro, sin haber consultado previamente sus socios, fue un jarro de agua fría para los mercados internacionales y para los líderes europeos, y terminó por desencadenar la ruptura del mandato de Papandréu.
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