Uno, dos y tres. Monólogo de cuadrilátero. El Real Madrid volvió a abusar de un rival en un rectángulo de juego, cuatro días después de omitir al Málaga a domicilio, y descuartizó quirúrgicamente a un Villarreal decadente en apenas media hora, con Benzemá, Kaká y Di María como estiletes y demostrando que el fútbol es universal y que entiende de tonalidades más allá de la perfección y del color Barça. Eso sí, el líder sigue siendo el Levante.

El rodillo ya es redondo y el mazo tiene nombres propios. Benzemá suple a Higuaín a la perfección, y viceversa; Kaká es el soñado y Di María es el asistente número 1 en la Liga (lleva 6). Por fin Cristiano Ronaldo ha entendido que el fútbol es cuestión de equipo y Mourinho, aunque sea cuestión de emergencia, que Sergio Ramos es el mejor central que tiene en sus filas. Dicho esto, qué mejor que regalarle la dirección a Xabi Alonso, sin molestias ni distracciones, para dar rienda suelta al equilibrio y al fútbol de ataque.

Sonó el silbato y la jauría echó a correr. Tres minutos tardó el Madrid en dejarse caer por el área de Diego López con un cabezazo de Ramos a la red, que anuló Pérez Lasa por fuera de juego al saque de una falta de Xabi Alonso, y con un remate de Benzemá desde dentro del área que se marchó acariciando el palo.

Fue al sexto minuto y al tercer remate cuando el delantero francés aprovechó una asistencia milimétrica de Di María a su pecho para que el propio Karim, gran partido el de hoy, aprovechara a picar sobre Diego López.

La asfixia y el robo con alevosía se mantuvo tras el tanto y, entre tanto incordio, Kaká pescó un balón en el borde del área a pase de Di María para firmar el segundo con la pierna izquierda y de disparo colocado. Sencillo, enrevesado a la vez y en el minuto 10. Los blancos habían desmantelado a su adversario y el propio encuentro en un suspiro.

Siguió el asedio y el espectáculo del Madrid tomaba cuerpo. Las ocasiones se sucedían, probaban suerte Cristiano y Benzemá en dos ocasiones más, y el contraataque se había instaurado casi sin querer como la herramienta recurrente. Un paso atrás, más libertad para un Ramos impecable y pinturas de guerra para la carrera letal.

Así salió un rejuvenecido Kaká a base de zancadas, superada la primera media hora de juego, esquivando rivales y huyendo de un pasado inmediato mudo. El brasileño prolongó sobre Marcelo y Benzemá y el francés, generoso, aguantó y devolvió el regalo del primer tanto a Di María con un pase elitista entre líneas para que el argentino sentenciara la noche con su zurda.

Hecho el trabajo, bien era de esperar el respiro. El equipo de Mourinho bajó el pistón en la reanudación y trató de tocar y alejar una posible remontada.

La defensa, liderada por Ramos y Pepe, cumplió con nota y el centro del campo no concedió el balón. Cierto es que el Villarreal despreció la resurrección, pero la contención tampoco dio facilidades. Y en caso de accidentes, ahí estaba Casillas para arreglar el desaguisado.

Ninguno de los referentes de Garrido tuvo su noche y llegaron los cambios y las ovaciones (Senna en los visitantes, Alonso en los locales). Pero la escaleta siguió por los mismos derroteros, incluida la de Cristiano que, pese a jugar bien, no supo tumbar la barrera de los 100 goles. Eso sí, quinto triunfo consecutivo del Real Madrid en la Liga y quinto de Ronaldo. No está mal.

3 - Real Madrid: Casillas, Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Xabi Alonso (Coentrao, m.80), Khedira; Kaká, Di María (Ozil, m.70), Cristiano Ronaldo y Benzema (Higuaín, m.75).

0 - Villarreal: Diego López; Zapata, Gonzalo, Musacchio, Catalá; Bruno, Borja, Cani, De Guzmán (Camuñas, m, 52); Rossi (Mario, m.60) y Marcos Ruben (Marcos Senna, m.75).

Goles: 1-0, m.6: Benzema; 2-0, m.11: Kaká; 3-0, m.31: Di María.

Árbitro: Miguel Ángel Pérez Lasa, del Comité Vasco. Mostró tarjeta amarilla a Mussacchio (m.16) del Villarreal y a Xabi Alonso (m.22) y Marcos Ruben (m.54) y Kaká (m.53) del Real Madrid.

Incidencias: encuentro correspondiente a la décima jornada de Liga de Primera División disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 55.000 espectadores. Antes del inicio del encuentro, el capitán de la selección española de hockey patines, recientemente proclamada campeona del mundo, Pedro Gil, efectuó el saque de honor.