Los ministros de Economía de los países del euro aprobaron este viernes la entrega del sexto tramo del plan de asistencia financiera a Grecia, que asciende a 8.000 millones de euros, 5,8 de los Estados miembros y 2,2 del FMI. Falta ahora que lo apruebe la junta directiva del Fondo Monetario Internacional.

La decisión del Eurogrupo se produjo después de que la troika (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) presentasen su informe sobre la situación económica del país. Los inspectores de los tres organismos que evalúan a Grecia ya habían recomendado el pasado día 11 de octubre este nuevo tramo para calmar a los mercados ante la mala situación en la zona euro.

Grecia había asegurado que sin este sexto tramo no le sería posible seguir pagando nóminas y pensiones. Esta semana el país ha sufrido una huelga salvaje de 48 horas por las medidas adoptadas el jueves para adecuarse a lo marcado en el plan para recibir las ayudas.

Entre estas medidas destacan una tasa especial sobre bienes inmuebles, una reducción del nivel mínimo a partir del cual se debe pagar el impuesto sobre la renta y un gravamen solidario especial a abonar en 2011 y 2012

A finales de septiembre, el Gobierno griego ya anunció otras medidas, desde un recorte de las pensiones hasta un plan para deshacerse de unos 30.000 funcionarios, pasando por un nuevo impuesto inmobiliario y una bajada del mínimo tributable a 5.000 euros anuales.

En esta cumbre de los ministros de Finanzas de la eurozona, previa a la de jefes de Gobierno y de Estado de este domingo, los mandatarios han comenzado divididos y con el optimismo mermado.

En público, altos cargos de las instituciones europeas se esfuerzan por mantener el habitual optimismo diplomático, pero el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha revelado la otra cara de la moneda, al afirmar que la eurozona está dando una imagen "desastrosa" en su gestión de la crisis.

El primer ministro luxemburgués también ha lamentado que todos los focos siempre estén puestos en Alemania y Francia como las dos potencias que hacen y deshacen todos los acuerdos, al afirmar que "somos 17 países y no solamente Berlín y París tienen Parlamentos".

El hecho de que la cumbre de líderes que se celebra este domingo tenga pocas perspectivas de arrojar un resultado convincente y que se haya tenido que convocar otra reunión el miércoles, tiene en su origen las diferencias que mantienen Alemania y Francia sobre el modelo a perseguir para aumentar la capacidad de intervención del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).