En marzo de 2011, la Primavera Árabe golpeó también al régimen de Bashar al Asad cuando la población de Siria se rebeló contra el gobierno para reclamar democracia y derechos civiles. Como resultado, las fuerzas sirias recrudecieron su presión contra los opositores al Gobierno, lo que obligó a miles de personas a huir del país.

Muchos de ellos escaparon a través de la frontera con Turquía en busca de refugio. Alojados en tiendas de campaña, viven en campamentos esperando  la caída del régimen de Bashar al Asad. Uno de estos campamentos se encuentra en la localidad turca de Guvecci, donde han llegado unos 3.000 refugiados sirios huyendo de su país (ver vídeo).

El campamento tiene un control estricto por parte de las autoridades turcas, con el fin de que los refugiados no puedan contar a los medios de comunicación la situación que se vive en su país de origen. Sin embargo, algunos de ellos sí han podido explicar cuál era la situación en Siria antes de su huida. Cuentan que los seguidores del régimen sirio violan a mujeres, matan a niños y asesinan a gente por las calles sin ningún tipo de compasión, según explicaron a un periodista de la agencia Vice.

Los activistas que se oponen al régimen aseguran que son normales las detenciones sin motivo aparente y que hay gente que se pasa años en la cárcel sin que haya ningún cargo en su contra.

Un joven sirio explica cómo le obligaron a alistarse en el Ejército para defender al país. Recibió la orden de ir a atacar a insurgentes que estaban armados, pero cuando llegaron al lugar allí solo había manifestantes con rosas y ramos de olivo en las manos. Aun así, le obligaron a disparar. En cuanto pudo abandonó el Ejército y regresó a su aldea. El joven cree que si muchos más hacen lo mismo que él, el régimen sirio se dará cuenta de que algo está fallando y recapacitará.

Todos los refugiados aguantan con escepticismo la caída del régimen, esperando que la situación cambie cuanto antes para volver a su país. Aunque algunos temen que si cae el Gobierno tampoco podrán regresar a su país de manera inmediata, por miedo a que la situación no sea estable.