David Felipe Arranz: "Un niño puede sentarse a ver 'Ciudadano Kane' o 'Ben Hur'"

  • El séptimo arte es una herramienta que nos ayuda a comprender nuestra sociedad y nuestra cultura.
  • Sueños de tinta y celuloide, obra del profesor de periodismo David Felipe Arranz, analiza el fenómeno y su relación con la literatura.
  • "El cine es una industria de hacer dinero" David Felipe Arranz.
El profesor de periodismo en la Universidad Carlos III y autor de 'Sueños de tinta y celuloide'.
El profesor de periodismo en la Universidad Carlos III y autor de 'Sueños de tinta y celuloide'.
DAVID FELIPE ARRANZ
El profesor de periodismo en la Universidad Carlos III y autor de 'Sueños de tinta y celuloide'.

David Felipe Arranz, profesor de periodismo en la Universidad Carlos III, ha publicado Sueños de Tinta y Celuloide (Líneas Paralelas), un libro que reflexiona sobre el trayecto que recorre la literatura hasta llegar al cine y cómo atrapa al espectador.

El libro revisa el papel del cine en la vida del espectador, no solo como actidad lúdica sino como forma de conocimiento a la hora de comprender el mundo.

¿Cuál es la relación que existe entre la literatura y el cine?

El cine es una evolución de la narrativa literaria. La novela de Dickens a finales del XIX principios del XX se convierte gracias a dramaturgos anglosajones en magníficas puestas en escena de teatros de Londres y Nueva York. Ese sustrato escénico hace que los padres del cine, principalmente David Wark Griffith, se den cuenta de que con el invento de los hermanos Lumière el teatro puede ser filmado. Todas las historias del realismo decimonónico empiezan a ser llevadas a la pantalla en la década de 1910. Todo ese germen muestra la relación íntima entre la literatura y el cinematógrafo o entre las letras y el celuloide. Un guionista trabaja con el material literario, lo preña de metáforas, de imágenes, enriquece el lenguaje de los personajes. Un guionista es un escritor que trabaja para la industria del cine y adapta el formato de la literatura al guión.

¿Cómo definiría la experiencia que vive un espectador en el cine?

El mecanismo de la ficción, en la literatura y en el cine, es el mismo. Se trata de hacer que el espectador se crea las historias de ficción que un autor o un guionista les está contando, eso es lo que se llama el pacto de la ficción. Yo, autor, firmo un pacto no escrito contigo, receptor, para que el tiempo de lectura de novela o las horas de visionado del largometraje te creas lo que te estoy contando. El poeta Coleridge lo llamó "la suspensión de la incredulidad". Nosotros nacemos con un potencial imaginativo muy grande. Nos desprendemos de la capacidad de imaginarnos cosas según vamos haciéndonos mayores y vamos adaptándonos al medio social. Los poetas románticos son los primeros que se dan cuenta de que para entrar a la ficción tenemos que tener ese ingrediente de niño que teníamos cuando éramos pequeños para poder creernos estas historias.

¿Por qué hay adaptaciones que no triunfan y otras que superan a la obra literaria?

Las adaptaciones que triunfan son aquellas en las que el cineasta reinventa la obra original conservando el espíritu de la obra. Orson Welles, John Huston o Jean-Jacques Annaud en El Nombre de la Rosa son cineastas que hacen primero una lectura de la novela final, la procesan interiormente y no se ciñen a una traslación literal del texto sino que hacen su lectura personal de esa novela. La lectura de una novela tiene un tempo de asimilación muy largo que puede llevar al lector varios días y el cine hace un ejercicio de condensación. Si esa condensación está mal hecha o se pierde parte de la estructura de la obra original suelen salir adaptaciones mal elaboradas o incluso confusas. Si un cineasta se lee la novela, la deja reposar y con un guionista escribe la película suelen salir adaptaciones bastante interesantes.

¿Cuál es en su opinión la mejor adaptación de una obra literaria al cine?

El mejor adaptador de obras literarias es John Huston. Destacaría dos adaptaciones: El hombre que pudo reinar, que se basa en una novela de Rudyard Kipling y la de Dublineses (Los muertos) de James Joyce. El cineasta entra en contacto con la obra, se deja inspirar por ella y hace una película maravillosa.

¿Qué papel juega el hecho de que exista detrás de la película un libro? ¿Ayuda o lastra?

Si el libro ha tenido éxito, ha sido un best-seller o es un clásico consagrado, la película parte de un sustrato fuerte, es decir, se genera cinematograficamente a partir de una base sólida. Los hallazgos de ficción ya están hechos por parte del autor original. Si ya se ha experimentado e innovado en el ámbito literario, el cineasta aprovecha o se apoya en esas imágenes insólitas y maravillosas. Es mucho más fácil dar con claves para el espectador si se parten de ese material original. Suelen ser de mayor enjundia narrativa.

¿Qué obra le gustaría ver convertida en película?

Los sueños de Francisco de Quevedo o Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez.

¿Qué poder de influencia tiene el cine en la sociedad?

A nivel ético, estético y cultural muchísimo.

¿Nos aporta conocimiento? ¿De qué manera?

Es un fenómeno cultural y una herramienta educativa de primera orden, una enseñanza no reglada. Nos enseña a convivir, a reaccionar ante situaciones extremas, a conocernos mejor, a ponernos en el lugar de los protagonistas... El cine es un campo de experimentación humano extraordinario. Sin él sería un aprendizaje más tardío. Cuenta cosas que ni siquiera los padres son capaces de transmitir a sus hijos. En mi caso, recuerdo ver películas clásicas desde los 5 o 6 años y te crea un sustrato de emociones, sentimientos y valores que te van cincelando de alguna forma el corazón. Hay un mito que es el de que hay cine para mayores y cine infantil. Exceptuando casos de violencia o sexo, un niño puede sentarse a ver Ciudadano Kane o Ben Hur. Estas películas son libros abiertos para ellos.

¿Por qué hay obras que enseguida se adaptan al cine y otras que, en cambio, pueden tardar años en llegar a la gran pantalla?

Casi siempre es por problemas de derechos de autor. Normalmente hay problemas con los herederos y la productora, no se ponen de acuerdo en si se debe o no realizar la película. Terminan en un callejón sin salida y no se llega a adaptar la obra.

¿Funcionan las adaptaciones de best-sellers del momento?

Más en el ámbito de la televisión. True Detective o House of Cards, que también vienen de las novelas, son un material narrativo que se vende muy bien. A nivel de negocio funcionan, siempre han funcionado pero a lo mejor a nivel de adaptación no.

¿Cuándo se adapta una obra se piensa en los lectores o en el público que no la conoce?

Se hace un estudio de mercado de cuál es el nicho de lectores de esa novela, dónde ha tenido más éxito. A partir de ahí construyen una estrategia comercial para abarcar los mayores espectadores posibles. El estudio es muy fino, analiza los aspectos o capítulos que más han gustado y van construyendo el producto de mercado. El cine, salvo el cine independiente, es una industria de hacer dinero.

¿Cómo diría que influye en el éxito de la obra que el propio autor escriba el guión como en el caso de Mario Puzo en El Padrino o Michael Blake en Bailando con lobos?

Sin duda va a ser una película más coherente con la novela original, más pura. Pero no necesariamente, un guionista puede hacer una buena lectura y tener un exitazo. Todos los clásicos adaptados al cine cuyo autor está muerto, funcionan muy bien. No tiene nada que ver. Es mejor que si está vivo, y se quiere un producto final en consonancia, se cuente con él o de su consentimiento.

¿Qué requisitos debe cumplir una obra literaria para que la conviertan en película?

No obedece requisitos. Hay adaptaciones de todo tipo. Un caso extremo es Javier Aguirre, que ha sido capaz de adaptar una obra de Rafael Alberti que se llama Sobre los Ángeles y se tituló Dispersión de la luz y son 1073 fotogramas que se van modificando y hace una creación de algo tan intangible como es la poesía. Un buen cineasta si se apropia de un buen material literario puede hacer maravillas independientemente del formato de la obra.

¿Depende el cine de la literatura?

No. Pero la literatura en parte depende del cine. Se venden más libros cuando sale la película. Hay autores que cuando firman un contrato editorial está contemplada la adaptación al cine. Es mayor la dependencia de la literatura del cine que el cine de la literatura.

¿Ha leído alguna de las novelas cuyas adaptaciones literarias han recibido un Oscar en esta edición?

Me he leído Carol y El Renacido y me han parecido muy recomendables. En mi caso del cine fui a la literatura. Aunque es mejor que no te influya la imagen de un actor porque cuando lees la obra después de ver la película no te imaginas a otra persona en ese papel. Las obras tienen más matices que la película, son más ricas y metafóricas. El cine te lo da ya todo hecho.

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