Sacando conclusiones de los dos grandes premios disputados en la temporada, se apagan las voces optimistas con el R28 y su competitividad.

El coche de Fernando Alonso está muy lejos de los puestos de cabeza y sólo su pericia al volante le ha permitido puntuar en las citas de Australia y Malasia.

El actual R28 está peor respecto a sus rivales que el viejo R27. Fisichella terminó sexto en Sepang la temporada pasada, a 65 segundos de la cabeza. Alonso, por su parte, finalizó algo más lejos, a setenta, y en ese escaso margen perdió dos puestos más (octavo).

El R28 tiene dos grandes problemas: la capacidad de tracción y su pésimo rendimiento con una carga elevada de combustible y neumáticos nuevos. Alonso no sigue el ritmo de sus compañeros pilotos en las primeras vueltas, lo que le descarta para un posible papel como protagonista en la carrera. El coche se torna insustancial y poco competitivo.

Hoy por hoy, el R28 es el quinto coche de la parrilla detrás de Ferrari, McLaren, BMW, Toyota y Red Bull. El R28 puede evolucionar. En el Gran Premio de España se esperan los cambios aerodinámicos que Renault tiene previsto introducir para la cita con la afición española.