Los dos peques se han quedado en casa, con los abuelos, pero Nuria cogió un avión para plantarse en Pekín. Su marido lleva aquí casi un mes: es Chema Martínez, nuestro maratoniano, casi la última esperanza española, mañana en la carrera de los 42.195 metros. Él y sus dos compañeros, Julio Rey y José Ríos, pueden atenuar el sonoro fracaso del atletismo español en los Juegos Olímpicos.

En la víspera de la gran carrera, Nuria pasó la tarde animando a la selección de hockey hierba. Ella también fue olímpica con el equipo femenino en Sidney, hace ocho años: "Tengo buenísimos recuerdos de esa época".

Y la pregunta clave, nada más empezar: ¿Cómo está Chema, le ves para...medalla? "Él lleva ya aquí mucho tiempo y se ha adaptado muy bien a China. Hablo con él todos los días y le veo muy bien, en forma y contento. Ya sabes que es muy optimista. Su objetivo real es ser finalista y quedar entre los ocho primeros, pero está muy en forma, así que nunca se sabe...".

La presión por ser el último en competir sobre el tartán -y el asfalto- y el fracaso de sus compañeros de equipo no parecen inquietar a Chema: "Él se mete en su habitación y eso no le afecta. Aguanta bien la presión y sabe aislarse de todo. No va a salir a correr de una forma especial porque el resto no lo haya hecho bien", asegura Nuria.

Nuria prefiere no soñar todavía con ver a su marido en el podio: "Madre mía, creo que me vuelvo loca si consigue una medalla . ¿Qué haríamos para celebrarlo? Eso queda entre nosotros".

A las siete y media de la mañana hora china, seis horas menos en España, Chema Martínez tomará la salida de la carrera más famosa de los Juegos Olímpicos. Ya ha avisado: "No voy a correr como siempre, conservando. Tengo que arriesgar, porque si no, no hago nada".