Se esperaba una una jornada en la que el CSC del líder Frank Schleck y el español Carlos Sastre desnudase definitivamente la condición física del australiano Cadel Evans y aclarase cuáles son sus opciones reales, bien con el mayor de los Schleck bien con Sastre, para portar el jersey amarillo definitivo, el bueno, en París.

Pero en la decimosexta etapa del Tour 2008, 157 km entre Cuneo y Jausiers, se mantuvo el modelo de Prato Nevoso. O lo que es lo mismo, la fortaleza del bloque del equipo CSC mandando con un ritmo asfixiante, mientras por delante la victoria parcial era cosa de una escapada. El triunfo fue para el francés Cyril Dessel (AG2R) y el toledano David Arroyo (Caisse d'Epargne) acabó tercero. Los ataques cara a cara tendrán que esperar para mañana en las 21 curvas de Alpe d'Huez.

Sólo hubo dos únicos intentos serios en lo que a la nobleza de este Tour se refiere; y los dos en plena ascensión a La Bonette (el techo del Tour, con sus 2.802 metros, y segunda dificultad orográfica de la jornada). El austriaco Bernard Kohl (Gerolsteiner), segundo en la general, y Alejandro Valverde (Caisse d'Epargne) fueron los protagonistas.

Pero ninguno fructificó e incluso el coloso alpino, el puerto de montaña con doble vertiente más alto de Europa, se le hizo largo a Valverde, que aprovechó el descenso para olvidar sus fatigas. El mismo descenso en el que el ruso Menchov pagó con 35 segundos de pérdida sus excesivas precauciones. Sus miedos, en una bajada técnica donde la visión del abismo asusta, le costaron caro. Otro que se borró fue el estadounidense Vandevelde (Garmin), al que los altos puertos alpinos le hicieron perder posiciones en la general.

Cunego por fin apareció en el Tour

Antes, eso sí, este Tour vivió un movimiento que se quedó en nada, pero de los que podrían haber supuesto un vuelco para la general: el italiano Damiano Cunego (Lampre), un favorito al triunfo del Tour que no ha brillado como se esperaba, atacó en el primer puerto, La Lombarda, y se marchó. Un movimiento tácticamente muy interesante al que se unieron otros ocho ciclistas, entre ellos un secundario de lujo, como Valjavec (AG2R).

Cunego y Valjavec llegaron a los restos de un grupo cabecero formado durante los primeros kilómetros de la etapa y del que se había destacado el alemán Schumacher (Gerolsteiner), el otro héroe del día. Allí, con hasta seis minutos sobre el grupo del líder, se metían de lleno en la lucha por la general, pero las rampas de La Bonette no tuvieron piedad de su fatiga. Cunego, valiente, acabaría entrando con el grupo del líder.

Schumacher, por su parte, fue cazado por un grupo de nueve ciclistas a poco de la cima de La Bonette. El sudafricano Augustyn (Barloworld), que demarró, coronó el techo del Tour en primer lugar y, pocos kilómetros después, dio el susto: hizo un recto en una curva y se fue por un barranco. Impactantes sus imágenes intentando escalar por la ladera para volver a la carrera. Esto dejó a cuatro ciclistas (los franceses Casar y Dessel, el español Arroyo y el ucraniano Popovych) en cabeza. Ellos se jugaron la etapa y Dessel fue el más listo.

Con la caía temporal de Menchov y Evans agazapado, el CSC de Sastre está obligado a aprovecharse mañana, en la decimoséptima etapa del Tour, de los míticos pasos de montaña del Galibier (2.645 m), la Croix de Fer (2.047 m) y el Alpe d'Huez (1.860 m). Un día de 210,5 kilómetros que se presenta como la última oportunidad clara de los escaladores para alejar a los contrarrelojistas. Y con cuatro ciclistas, los cuatro primeros, en menos de un minuto.