Dicen que entre etapas de montaña, las que haya de llano son cuestión de aventuras. Que luego se llegue o no es otra cuestión. Pero las fugas,  haberlas, haylas. Y más cuando arranca la tercera semana de competición.

La decimoquinta etapa de este Giro de Italia unió Mergozzo y Brescia sobre 189 kilómetros. De haber estado Petacchi en el pelotón, hubiera sido un trazado ideal para él. Un recorrido llano y sin dificultades orográficas que llamaba al sprint. Y al sprint se llegó.

Pero Petacchi no estaba -McEwen tampoco- y, en su ausencia, el premio llegó para otro italiano. Paolo Bettini, al que apodan el grillo, logró por fin imponer su punta de velocidad en la llegada.

Bettini de nuevo lo tuvo complicado. Pero en un trepidante mano a mano con Olaf Pollack, el actual campeón olímpico de ciclismo en ruta logró un importante  y perseguido triunfo.

Protagonismo para Mayoz

Euskaltel, muy mermado por la baja de Laiseka, volvió a jugarse sus bazas a través de las fugas. En esta ocasión el turno le tocó a Iban Mayoz, un corredor que nada tiene que ver con Iban Mayo, pese al parecido entre ambos nombres. Tan sólo les une el equipo. Paradojas del ciclismo.

El joven ciclista del equipo vasco se integró en la fuga del día acompañado del italiano Gabriele Missaglia (Selle Italia), el francés Christophe Edaleine (Credit Agricole) y el sueco Gustav Erik Larsson (Française des Jeux).

El cuarteto logró abrir hueco y se mantuvo en cabeza hasta que la llamada del sprint se hizo patente. T-Mobile y Milram aceleraron el ritmo y a diez de meta se efectuó la neutralización.

Reunido el gran grupo, hubo algún pequeño escarceo en cabeza de carrera. El campeón de España Juanma Gárate, de nuevo, estuvo activo y marcó el ritmo en un pelotón lanzado que terminó de enfilar Gerolsteiner.

Y en la recta final, Bettini pudo por fin levantar los brazos. Ivan Basso también los levantó, en el podio, como maglia rosa un día más.

El español José Enrique Gutiérrez se mantiene segundo a casi tres minutos y medio. Paolo Savoldelli es tercero a cinco y medio.

Y este martes regresa la montaña y la fase definitiva del Giro. La decimosexta etapa unirá Rovato y el Monte Bondone, sobre 173 kilómetros.

La organización, ante el atracón de cimas dolomíticas de los próximos días, ha preparado una jornada con final en un duro alto -rampas máximas del 13%-, sin apenas montaña antes -un tercera, el Lodrino- y sí mucho terreno rompepiernas.