Brian Cookson, nuevo presidente de la Unión Ciclista Internacional

  • Uno de los responsables del crecimiento británico derrota en las elecciones al irlandés Pat McQuaid, en el cargo desde 2005, por 24 votos a 18.
  • La campaña electoral ha estado marcada por las acusaciones de juego sucio y compra de votos y por la aparición de un informe sobre McQuaid y la corrupción.
El británico Brian Cookson, nuevo presidente de la Unión Ciclista Internacional, posa durante la campaña electoral.
El británico Brian Cookson, nuevo presidente de la Unión Ciclista Internacional, posa durante la campaña electoral.
CANDIDATURA BRIAN COOKSON
El británico Brian Cookson, nuevo presidente de la Unión Ciclista Internacional, posa durante la campaña electoral.

El británico Brian Cookson se convirtió este viernes en el décimo presidente de la Unión Ciclista Internacional al batir en las elección al anterior inquilino del cargo, el irlandés Pat McQuaid, por 24 votos a 18. El Reino Unido, ganador de los dos últimos Tour, asciende a lo más alto del gobierno ciclista tras una campaña electoral turbia en la que han faltado las acusaciones de juego sucio, los informes de pasados corruptos o las denuncias de sobornos para comprar votos. Y por ambos bandos.

Cookson, arquitecto de profesión y uno de los responsables del enorme crecimiento del ciclismo en el Reino Unido gracias a su trabajo dentro de la Federación Británica, rompe así con la línea de un McQuaid que accedió al cargo en 2005, durante los Mundiales de Madrid, y mantuvo cierto continuísmo con su antecesor, el holandés Hein Verbruggen. Su llegada, bendecida y patrocinada por el multimillonario ruso Igor Makarov (futuro candidato al cargo y enfrentado a McQuaid) y el francés David Lappartient (presidente de la Unión Europea de Ciclismo), es bienvenida por amplios sectores de la familia ciclista, que ven en él el aire nuevo necesario para modernizar y aportar coherencia a una  institución que con sus decisiones y dilaciones no la ha demostrado. Sobre todo en  la espinosa cuestión del dopaje y en las sospechas de corrupciones y encubrimientos en los que se ha visto salpicada la era McQuaid.

No han sido ocho años cómodos para un McQuaid que ha apostado por universalizar el ciclismo aún a costa de poner en peligro muchas pruebas de larga tradición y que en cuestiones de dopaje ha mantenido un discurso de dureza que se ha desecho con los hechos. Las grandes carreras, primero, y los equipos, después, le plantaron órdagos de escisión a sus planes organizativos. Tampoco ha sido muy claro en la gestión de los derechos televisivos de las pruebas de la UCI o con el aumento de poder de uno de sus hijos dentro de este deporte, abogado de formación y representante de numerosos corredores. Cuando fue a buscar el apoyo de la Federación de Irlanda para presentarse a la reelección, compromiso necesario, se encontró con que no lo tenía e inició un periplo de interpretaciones reglamentarias para encontrar, previo pinchazo en hueso con la federación suiza, los apoyos en otros lares. Acabó lográndolo con una dilación en el análisis de los estatutos hasta el congreso de 2014.

Obsesionado con la Operación Puerto y autor de la célebre frase "España tiene un problema con el dopaje", bajo su mandato ha explotado la confesión de un Lance Armstrong. Si bien las palabras de Lance se remontaban a una época anterior, en la que él era miembro de la UCI, la confesión le salpicaba por cómo felicitó su vuelta al pelotón tras su retirada, cómo recibido ayudas económicas para diferentes proyectos de la UCI y cómo con esas ayudas pudo obviar sus conocimientos de ciertas prácticas. "Armstrong nunca dio positivo", defendió siempre hasta que llegó la confesión del tejano. Después, encabezó una convocatoria para crear un frente común para salvar el futuro del ciclismo. McQuaid no se queda en la calle. Desde 2010 es miembro del Comité Olímpico Internacional; y posiblemente uno de los votos más contrarios a la candidatura olímpica de Madrid 2020.

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