El del balonmano femenino es un caso curioso. La selección absoluta se colgó una medalla de bronce en el último mundial y sobre todo en los últimos Juegos, pero la pérdida de músculo competitivo a nivel nacional ha llevado al exilio forzoso a muchas de sus mejores jugadoras mientras muchos de los clubes de su élite debían reinventarse. O rozar la desaparición.

Las navarras de la Sociedad Deportiva Itxako, las grandes dominadoras del balonmano femenino en los últimos años (cuatro ligas seguidas, dos tripletes Supercopa-Copa-Liga consecutivos, el título europeo de la EHF, un subcampeonato en la Champions), tuvieron que renunciar a su pedigrí ahogadas por cuestiones económicas. Su relevo he llegado desde el norte, no muy lejos. Desde Guipúzcoa.

El Balonmano Bera Bera, dos Copas en las vitrinas hasta el arranque de este curso (2007  y 2009), concretó este fin de semana  con un triunfo en Castro Urdiales (18-32) la victoria en su primera División de Honor Femenina, una liga que cierra también un primer triplete. Las donostiarras habían levantado antes la Copa de la Reina y la Supercopa.

Un triplete reivindicativo. Reyes Carrere, entrenadora del equipo en las últimas seis temporadas, destacó este lunes durante uno de los protocolarios actos de homenaje en las instituciones políticas: "El deporte no tiene sexo porque al igual que un hombre una mujer pelea, trabaja, se entrena y lucha para ganar, porque también somos ambiciosas".

"La pelota no sabe qué es el masculino o el femenino. Lo que si tiene sexo son las condiciones de trabajo, lo qué si tiene sexo es el lenguaje verbal, lo que sí tiene sexo son las condiciones en las que viajamos las mujeres, los que sí tiene sexo es la cobertura mediática. Y lo que sí tiene sexo son los contratos basura, para quien los tenga. Las consecuencias de la crisis económica sí tienen sexo. Pero el deporte no tiene sexo. Y la competición no tiene sexo", concluyó Carrere, quien abandona el banquillo del Bera Bera.