Abuelo, ¿dónde está tú móvil?

Las siestas en la playa siempre son muy placenteras, pero a la vez pueden ser peligrosas. Quemarte por quedarte demasiado tiempo expuesto al sol, que suba la marea más de lo previsto, que te roben, o que sin moverte de la tumbona pierdas el móvil y al despertarte te vuelvas loco buscándolo. La duda de esto es: ¿cómo este hombre ha podido dormirse teniendo un bulto en la espalda? ¿Lo hubiese encontrado si no se hubiese caído el teléfono solo?