Tras dos días de declaraciones directas, día sin agenda, sin declaraciones en público. Pero con mucho movimiento interno y mensajes en privado. Primero, desde Génova, que Casado convocó ayer tarde a Ayuso, que apuestan por reconducir la situación, unos acontecimientos que lamentan y que seguirán defendiendo junto a todos los militantes el mejor proyecto de futuro para España. Desde Sol, contraatacan. Que la reunión fue infructuosa. Y añaden su versión, que le pidió que negase el espionaje a cambio de quitarle el expediente. Y ella no cedió. Respuesta, de nuevo en fuentes de la dirección nacional, que amplían el contenido del encuentro. Y, se entiende, giro de guión en toda regla, que dan por buenas las últimas explicaciones aportadas por la Comunidad de Madrid sobre la contratación de emergencia durante la pandemia. Tan buenas, que, lejos de la expulsión, van a cerrar el expediente abierto contra ella. Se entiende que así aplacan también las voces, las presiones de los barones, que pedían ya un congreso extraordinario y la cabeza del número 2, de García Egea, que los barones incluso se movilizarían si no se anunciaba como tarde el martes.