La fantástica leyenda de la casa de la Virgen María que llegó "volando" a Italia desde Nazaret

Revestimiento de mármol que alberga a la Santa Casa.
Revestimiento de mármol que alberga la Santa Casa.
Getty Images
Revestimiento de mármol que alberga a la Santa Casa.

Loreto es un nombre común entre las españolas y más aún entre las italianas. También entre quienes se dedican al mundo de la aviación, ya que la Virgen de Loreto es la patrona de los aviadores, hasta el punto de que una imagen suya acompañó a los astronautas de la nave Apolo que pisó la Luna por primera vez. Loreto es el nombre del municipio italiano donde está una de las construcciones más espectaculares de la religión católica: la Basílica de la Santa Casa. Se llama así porque está construida alrededor de la humilde casa original donde, según la tradición, el Arcángel Gabriel anunció a María que sería la madre de Dios y donde, una vez nacido el mesías, vivió la Sagrada Familia, en Nazaret.

Los ángeles trasladaron la casa de la Sagrada Familia desde Nazaret hasta Italia en el milagro conocido como La Traslación 

¿Por qué esta casa está en Italia y no en Nazaret, su ubicación original? ¿Y cómo sus sencillas paredes de adobe llegaron hasta Loreto, en la provincia de Ancona, en la región italiana de Le Marche? Hay dos explicaciones, una más milagrosa y otra más aventurera. La primera refiere que fueron los ángeles quienes trasladaron la casa hasta Italia surcando los cielos, lo que se conoce como La Traslación, de ahí la posterior adopción de la Virgen de Loreto como patrona de la aviación. Todos los aeropuertos católicos del mundo tienen una capilla en honor de esta virgen.

La Virgen de Loreto es la patrona de los aviadores y todos los aeropuertos católicos del mundo tienen una capilla en su honor
Santa Casa de Loreto, con la virgen negra.
Santa Casa de Loreto, con la virgen negra.
Gilberto Trevisan

La segunda explicación

La segunda leyenda atribuye a los cruzados el transporte por mar de la Santa Casa desde Palestina hasta Croacia en 1291 para evitar que cayera en manos de los infieles y pudiera ser destruida. Tres años más tarde la casa llegó a la colina de Loreto y alrededor de sus paredes se comenzó a construir la basílica, que se fundó oficialmente en 1468. Hay que señalar también que la de Loreto es una virgen negra, cuya estatua que hoy se venera en el santuario está realizada en madera de cedro del Líbano procedente de los jardines Vaticanos y que el Papa Pío XI hizo tallar en 1922.

La segunda leyenda atribuye a los cruzados el transporte de la Santa Casa por mar hasta Loreto para ponerla a resguardo de los sarracenos

Para sujetar la leyenda y la autenticidad de la Santa Casa, un documento recientemente descubierto, que se remonta al año 1294, probaría que Niceforo Angeli, déspota de Epiro, concediendo a su hija Ithamar como esposa a Felipe de Tarento, hijo del rey de Nápoles Carlos II de Anjou, incluyó en la dote una serie de bienes entre los que figuraban “las santas piedras traídas de la Casa de Nuestra Señora la Virgen Madre de Dios”. A partir de mediados del siglo XV, para proteger los humildes muros de piedra y para acoger la creciente multitud de peregrinos que visitaban las sagradas reliquias en Loreto, se iniciaron los trabajos para la construcción del magnífico santuario. Muchos encuentran una conexión entre el origen de ambas leyendas en el hecho de que Angeli significa “ángeles” en español.

Una imagen de la Virgen de Loreto viajó hasta la Luna con los astronautas de la nave Apolo XI

Obra cumbre del Renacimiento

Alrededor de la casa, dentro de la Basílica, se erigió durante el Renacimiento un espléndido revestimiento de mármol diseñado por Donato Bramante por encargo del Papa Julio II. Se trata de una de las obras cumbre de esta época, con esculturas de sibilas y profetas de poderosa fuerza y expresividad que narran episodios de la vida de la Virgen María. El escultor Andrea Sansovino es el autor de muchos de los relieves y esculturas que adornan el revestimiento, así como de la Anunciación que está de cara al altar, considerada una obra maestra. El propio Miguel Ángel culminó algunas esculturas de este artista.

Vista de Loreto, en la región italiana de Las Marcas.
Vista de Loreto, en la región italiana de Las Marcas.
Natalia Serdyuk

Centro de peregrinación

Millones de peregrinos acuden cada año a esta Basílica italiana en busca de algún milagro. Muchos suben de rodillas la colina donde se ubica para pedir a la Virgen que les ayude o interceda por algún familiar o ser querido. Entre los peregrinos que allí han acudido figuran nombres como Cervantes, Descartes y Galileo Galilei, así como numerosos príncipes y nobles. El marinero Pedro de Villa, que viajó con Colón en La Niña, acudió a esta basílica a dar gracias tras encomendarse la tripulación a esta virgen durante una tormenta. Se echó a suertes quién iría a dar gracias a Nuestra Señora de Loreto en caso de salir airosos de la fuerza del mar y le tocó a este marinero. Wolfgang Amadeus Mozart ofreció un concierto aquí dos veces.

Son muchas las leyendas que acompañan a esta basílica y a la casa que guarda en su interior. La batalla de Lepanto dicen que se ganó en nombre de la Virgen de Loreto y que los cristianos liberados llevaron ahí sus cadenas, con las que se forjaron las puertas. El complejo es una de las maravillas que se pueden descubrir en Italia, opacada en fama por las muchas y grandes obras de arte que atesora el país en lugares como Roma, Florencia o Venecia. Pero durante mucho tiempo este santuario fue considerado el número uno de la devoción mariana en todo el mundo.

La capilla sacristía anexa a la basílica guarda también muchos tesoros, con las ofrendas y regalos que los peregrinos han llevado a la Virgen como gratitud por haber escuchado sus plegarias. Ahí llegaron un vestido con diamantes regalo de una reina de España, una escultura de un niño de oro obsequio del Rey Sol de Francia o un águila de oro con 350 diamantes de parte de la emperatriz de Austria. Todos querían la protección de la Virgen de Loreto.

Fuente en la plaza exterior de la Basílica de la Santa Casa.
Fuente en la plaza exterior de la Basílica de la Santa Casa.
Getty Images/iStockphoto

Maravilla de la costa adriática

La pequeña localidad de Loreto, cerca de la costa adriática, atrae a miles de turistas no solo católicos porque este grandioso santuario es una pequeña joya que encierra un inestimable tesoro. Además de la Santa Casa, meta de las devociones de los peregrinos, este lugar recoge una auténtica antología de arte sagrado que incluye obras maestras de la arquitectura, la escultura y la pintura, obra de célebres nombres de la historia del arte. Sirvan como ejemplo las puertas de la fachada principal, con espectaculares relieves de bronce que narran episodios de la Biblia, obra de los hermanos Lombardi y su escuela, que tardaron diez años en culminar los relieves más pequeños y veinte los mayores.

Si no conoce la basílica de la Santa Casa, recuerde que cada vez que pise un aeropuerto o suba a un avión estará acompañado y bajo la protección de la Virgen de Loreto.

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