No pudo ser, David Ferrer esta vez no pudo remontar como sí lo hizo en sus anteriores dos partidos, ante Stepanek y Hewitt. El francés Gael Monfils -59º del mundo- fue superior con el público a su favor y se metió en semifinales de Roland Garros por primera vez.

Ahora se tendrá que enfrentarse a Roger Federer, que venció al chileno Fernando González. De ahí puede salir el posible rival de Rafa Nadal en la final, si es que el mallorquín logra batir a Novak Djokovic. Desde 2001, Francia no tenía un representante en semifinales.

Ferrer cayó por un claro 6-3, 3-6, 6-3 y 6-1. Monfils le jugó bien, con un tenis táctico y cuidando cada punto. Ferrer intentó mover por la pista al francés y terminó fallando en los momentos claves, durante el tercer set. Los veloces saques de Monfils le superaron.

A Monfils no le tembló el pulso. Sacó con gran eficacia, se movió con rapidez deslizando sus 193 centímetros con gran precisión y se convirtió en el tormento de Ferrer en dos horas y 27 minutos.

Ferrer: "Se me ha hecho eterno"

"La clave fue el tercer set, que se puso por delante y le di alas, entonces me faltó chispa para encarar el partido y estar con más ambición", dijo Ferrer, que de haber ganado el partido de hoy se hubiera colocado cuarto del mundo.

"Era difícil acabar con puntos ganadores, tenía que luchar cada punto y se me ha hecho eterno, he desgastado mucho el brazo y su planteamiento ha sido bueno, a la contra", aseguró Ferrer.

"Ser quinto del mundo es suficiente, es mucho, hay que valorarlo y ser consciente de lo que hay", aseguró.

Lo que sorprendió de Monfils fue su gran concentración durante el encuentro, entrando en el peloteo con Ferrer, sin perder su visión del partido, y provocando los errores del español, 70 en total. A Ferrer además le costó cerrar los puntos, debido quizás a la humedad de la pista.

Su próximo rival, Federer, tendrá un obstáculo complicado si juega como hoy.