Wyoming quiso concluir la semana hablando en su monólogo inicial de El Intermedio sobre el racismo en el fútbol. Comenzó bromeando sobre su etapa en la que quiso ser futbolista: "Me llamaban la tanqueta de la Prospe".
"Mis compañeros me decía que era un delantero polivalente. Que jugaba igual de mal por la izquierda que por la derecha. Envidia, no supieron entender mi arte", señaló el presentador.
"Me sigue encantando el fútbol, me lo trago todo: la Liga, la Copa, la Champions, la Premier, Bundesliga, liguilla municipal de Carabanchel bajo... ¡Todo! Cuando no hay competición me pongo capítulos de Oliver y Benji", bromeó.
Eso sí, comentó convencido que "aunque me guste el fútbol, cada vez odio más todo lo que le rodea, como el fanatismo, el despilfarro absurdo y, por supuesto, la afición a trincar de muchos de sus dirigentes".
"Pero una de las peores lacras que hay en el fútbol es el racismo. Y en los últimos días hemos tenido unos cuantos ejemplos. Como los insultos al defensa argentino del Sevilla, Marcos Acuña, que han provocado el cierre parcial del estadio del Getafe", puso de ejemplo Wyoming.
"O los que recibió el portero del Rayo Majadahonda, Cheikh Sarr, que se ha saldado con el cierre de dos partidos del estadio del Sestao, pero también con una sanción de dos partidos al propio guardameta por encararse con los aficionados que le lanzaban gravísimos insultos racistas", explicó el madrileño.
El conductor del programa de La Sexta destacó que "la víctima ha sido sancionada por no aguantar estoicamente que le llamaran mono de mierda".
"Que es como si te apuñalan por la calle y encima te sancionan por poner perdido de sangre el cuchillo", ironizó Wyoming. "Está muy bien que se hagan campañas contra el racismo y que se tomen medidas contra los aficionados más ultras", añadió.
Y destacó que, probablemente, para acabar con el racismo, habría que empezar por algo más básico, "no culpabilizar a la víctima. El fútbol es un deporte de once contra once en el que al final los racistas se salen con la suya", lamenta.
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