Trece presos de ETA, doce de ellos encarcelados en Nanclares de Oca (Álava) y el otro en Villabona (Asturias), disfrutan ya de algún tipo de permiso que les permite salir a la calle. La mayoría tiene delitos de sangre y todos son disidentes, es decir, han firmado escritos en los que renuncian a la violencia, piden perdón a sus víctimas y se han comprometido a intentar pagar las indemnizaciones que deben.

Seis de ellos disfrutan de la semilibertad, es decir, "de un segundo grado flexible", explican desde Instituciones Penitenciarias. Pueden salir a diario para recibir formación académica o trabajar, pero deben dormir siempre en prisión y no disfrutan de permisos de fin de semana.

La gran mayoría ha cumplido tres cuartas partes de su condena y por "su actitud, conducta y comportamiento está mostrando que su ruptura con ETA es total y real". Quizás el más destacado de este grupo sea José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, ex jefe político de ETA. Durante su mandato la banda cometió 200 asesinatos. Licenciado en Teología, ahora prepara el doctorado en Vitoria con la ayuda de un jesuita. Además, da clases de euskera. Fue expulsado de ETA en 1998.

El último de esta lista de seis es Luis María Lizarralde. El juez le concedió la semilibertad la semana pasada. El propio preso alega: "Hace años que me alejé de ETA siendo crítico con ella. Todo esto me está suponiendo un desgaste personal. Algunos compañeros me hacen el vacío aquí como en mi pueblo".

Una excepción muy peculiar es la de Ángel Carlos Figueroa. Asegura que ha renunciado a la violencia y ha pedido perdón a las víctimas «por imperativo legal», una expresión que le ha valido un informe negativo y que se le haya denegado un permiso de 12 días.

No obstante, estaba desde noviembre de 2008 en una especie de arresto domiciliario controlado por una pulsera telemática debido a una grave enfermedad.

Luego hay otros siete presos que de momento disfrutan de permisos puntuales, que pueden ser hasta un máximo de 36 días al año. Es un paso previo para obtener el segundo grado, la semilibertad. "Suelen ser permisos de entre tres y seis días cada dos meses". Además, hay otros dos reclusos más que en breve podrán unirse a esta lista de siete, ya que el juez está valorando sus expedientes.

ETA quiere expulsar, sin mucho ruido mediático, a todos los presos etarras que han mostrado su disidencia firmando los escritos de renuncia a la violencia y perdón a las víctimas, según han explicado a 20 minutos fuentes de la lucha antiterrorista.

Como ya publicó este diario en septiembre del año pasado, un centenar de presos ya han dado este paso. La mayoría están recluidos en las tres cárceles donde Interior agrupa a los disidentes: Nanclares, Villabona y Zuera. Las mismas fuentes señalan que ETA se ha marcado como objetivo ir expulsando a los 70 que están encarcelados en estas tres prisiones. Se ahorrará el trabajo con una veintena, bien porque ya fueron expulsados con anterioridad, bien porque los propios reclusos abandonaron la disciplina voluntariamente. Y es que la disidencia ha calado, y fuerte, en el ‘frente de makos’, el colectivo de presos etarras. Interior espera que ese centenar de disidentes se duplique este año. En esa labor de disidencia, este diario ha sabido que hay un grupo de clérigos vascos reuniéndose con los presos.

Los cinco últimos expulsados han sido Joseba Koldo Martín Carmona, Ibon Etxezarreta Etxaiz, Aitor Bores Gutiérrez, Rafael Caride Simón y Koldo Carrasco. Si finalmente se producen, históricos de la banda abandonarán ETA por la puerta de atrás. Entre ellos estarían Idioa López Riaño, la tigresa, que cumple condena junto a su pareja en Nanclares, además de Francisco Mújica, Pakito, y Santiago Arrospide, Santi Potros.