Sergio Peris-Mencheta, 'game master' de 'Traitors', de HBO Max: "Se elige ser traidor para estar en el centro y llamar la atención"

Sergio Peris-Mencheta, en la presentación de Traitors España, de HBO Max.
Sergio Peris-Mencheta, en la presentación de Traitors España, de HBO Max.
Patricia J. Garcinuno / Getty Images
Sergio Peris-Mencheta, en la presentación de Traitors España, de HBO Max.

El de Traitors es un reality diferente. El formato de HBO Max (ya disponible en la plataforma) pone a 18 famosos a convivir 9 días en los que su mente y su energía se centrarán en traicionar o en no ser traicionados. En ese ambiente el actor y director Sergio Peris-Mencheta ejerce de na a los juegos de mesa y de roles ocultosrrador y game master. Aficionado, ha sido el conductor perfecto para este juego de engaños que atrapa al espectador desde el primer minuto y que se rodó en un castillo con fantasmas.

De los dieciocho concursantes, la organización nombra en secreto a tres como traidores. Sólo ellos lo saben. Cada noche, deciden entre los tres a qué jugador eliminan. Mientras, los demás, los inocentes, tienen que descubrir quiénes son los traidores. En medio de esa psicosis hay juegos y pruebas grupales que pueden darles beneficios, como un escudo que impide ser eliminado. Hablamos con el actor sobre este formato de alta tensión. 

¿Cuánto margen de maniobra tenía como game master?Mucho, de hecho fue uno de los alicientes, porque me lo plantearon desde el principio y cumplieron. Me dijeron “te queremos primero porque eres actor, y necesitamos un narrador, segundo, porque conoces el juego, y tercero porque eres director”. Conocía el juego y esperaban que pudiera aportar y hay cosas que durante el transcurso del juego han ido saliendo.

¿Algún ejemplo?Para empezar, la selección de los traidores, porque me incluyeron en la decisión, de hecho me hicieron proponer mis candidatos y luego entre todo el equipo, que habría unas 10 personas, incluidos Tinet Rubira, y la directora Nía Sanjuan y todos los redactores también y terminamos de ponernos de acuerdo en cuáles eran los tres traidores.

¿Y en base a qué se eligieron a esos tres y no a otros?Primero me leí las fichas y me hice una idea de quién podría entrar y quién no, quién podría ser interesante, quién podría dar juego... El propósito no es intentar que ganen los traidores, el propósito no era elegir tres traidores que arrasasen, no, era elegir traidores que aguantaran lo máximo posible, que metieran leña a la caldera y de perfiles diferentes. No queríamos a tres estrategas, ni a tres manipuladores, o tres histriónicos… queríamos que fueran diferentes.

Estaban despistados gracias a eso…Y a que hubo una primera prueba que es la prueba de los trenes, donde ya había tres equipos y había un cebo claramente puesto para que pensarán que iba a haber un traidor por vagón.

Una escena de 'Traitors' de la HBO.
Una escena de 'Traitors' de la HBO.
Luis Miguel Gonzalez

Cuando se les preguntó a los 18 si querían ser inocentes o traidores, todos dijeron que traidores, algo que no pasó en otras ediciones internacionales, ¿qué dice eso de España?Que tenemos necesidad de llamar la atención (risas). Se elige ser traidor principalmente para estar en el centro. Yo creo que tiene más que ver con eso que con un afán de ser el malo. Y si hay un afán de ser el malo es porque no lo somos en esencia. Otra cosa es que luego haya alguna gente que llega a ser poderosa y se transforma, pero creo que tiene más que ver con lo que hace el poder en nuestra idiosincrasia, que con nuestra propia idiosincrasia no creo que de salida seamos traidores.

¿Y cómo somos?Yo creo que de salida somos fieles y que nos sentimos tontos. Incluso tenemos un complejo por eso. También hay algo de gamberros, de picaresca, que nos acompaña y que forma parte de nuestro ADN, pero una cosa es ser pícaro y otra ser un traidor o ser malo.

Usted vive y trabaja fuera, ¿es esa la percepción que se tiene de nosotros?No, es la percepción que tenemos nosotros de nosotros mismos. Para empezar España es Barcelona fuera de España. Tu dices, "soy español", y te dicen "Oh, Barcelona". No, dicen Madrid, dicen Barcelona. Yo soy madrileño, o sea, que no estoy haciendo proselitismo. Mi mujer es de Barcelona y cuando dice que es de Barcelona es como si para nosotros alguien estuviera diciendo que es de las Seychelles. Además, hablamos en español, pero somos europeos, que es una cosa que en EE UU les parece peculiar, es una cosa que nos distingue para bien.
Tenemos una buena cantidad de complejos, miramos todo el rato para arriba, nos sentimos el sur en el peor de los sentidos, cuando somos el sur en el mejor de los sentidos. Hay algo muy nuclear en la manera de ser español que tiene que ver con una envidia, pero no con una envidia en el sentido del pecado capital, más una envidia de pensar "yo, nunca tendré lo que tú tienes, yo nunca seré lo que tú eres y por más que me lo den, aunque me estén diciendo que soy lo más, no me lo voy a terminar de creer". 

¿Nota la presión de ser embajador fuera de España, de ser un ejemplo?No, personalmente no me siento embajador. Me encanta cuando me preguntan sobre España y hablar sobre ella, pero no siento ninguna presión.

¿Quién es la tal Doña Blanca que les ha estado molestando durante la grabación?Doña Blanca de Borbón, una mujer noble que se casó y fue engañada por el rey Pedro I de Castilla en torno a 1300. La recluyeron en una celda del castillo de Sigüenza y enloqueció y acabó muriendo en extrañas circunstancias. Ahora dicen que el espíritu de doña Blanca erra por los pasillos del castillo. Si le preguntas a Apolonia Lapiedra cómo lo ha pasado durmiendo en ese castillo… te dirá que de repente se le cerraban las puertas, por ejemplo. A mí me pasó también, pero a ella la breó doña Blanca, se fue a por ella, hasta tal punto que pidió por favor no dormir más en el castillo.

¿Y a usted qué le pasó?Yo dormía en una habitación del ala chunga del castillo. Además, en la habitación guay, porque yo estaba mucho tiempo en la habitación para no relacionarme con los concursantes y por la Covid. Recuerdo que alguna noche… la última no la dormí allí, me fui a mi casa. Y eso que yo duermo con tapones y con antifaz y no creo en fantasmas. La última noche, cuando me iba ya a mi casa le dije al de recepción “oye, aquí hay movida, ¿no?” y me dijo “sí, no eres ni el primero ni el último que nos lo dice”.

Un castillo, oscuridad, traidores, conspiraciones… ¿cómo evolucionaron los concursantes según pasaban los días?Algo un poco las distancias había un poco de El Resplandor, por las pocas horas que se duerme y porque no se conocían y que de repente tenían un flechazo. De entre dieciocho te enamoras de tres a nivel personal y de repente esos tres pueden ser los traidores. El juego va avanzando y vas viendo cómo te has equivocado, por ejemplo porque esa persona en la que creías en el último momento la votaste, la echaste y resulta que que no era una traidora y se fue llorando. Ha habido momentos de auténticos dramas, hasta el punto que hay incluso algún concursante que termina abandonando, que no puede sostener la presión.

Hay un premio en lingotes de plata, ¿la avaricia es el camino más rápido a la tradición?Creo que lo importante no es el dinero para ellos creo que solo hay uno que dice "yo es que no tengo pasta y vengo aquí por la pasta". No les importa el premio, les importa ganar. Lo dice Paula Púa, al principio, "aunque el premio sea una piedra en una bolsa, quiero ganar". Ese es el acierto del casting: que elige a gente que quiere ganar, lo que sea una tableta de chocolate o una mierda pinchada en un palo, pero quieren ser los que queden hasta el final. los que lleguen hasta el último momento y esto es importante.

¿También pasa eso en el mundo de la actuación?No, en el mundo de la actuación lo que quieres es brillar, no ganar. Es lo que diferencia a los deportistas de los actores en este concurso. El actor quiere brillar, quiere ser querido. Un deportista no quiere gustar, un deportista quiere el premio. El daño colateral es que puedas gustar más o menos. Probablemente los que terminaron enganchados a gustar dejaron de ser buenos deportistas, o llegó un momento en el que se engancharon más a la cosa vanidosa. Pero el actor necesita gustar, es su profesión, es vender la moto, física. intelectual y artísticamente, de todas las maneras. Los deportistas tienen frialdad… están acostumbrados a bajar las pulsaciones, los actores no.

Es usted todo un aficionado a los juegos de mesa y similares ¿qué enseñanzas le ha aportado a la vida?Nunca juego por dinero, no me gusta el póker, no me gustan los juegos que implican que voy a desvaliar a mi amigo o que mi amigo me va a desvalijar a mí. Me gusta echar una partida y cuando termine la partida que sigamos siendo amigos (risas). Me gustan los juegos como pretexto social, para quedar, como razón para vernos.

Lo que tienen algunos juegos de roles ocultos que no solo juegos de rol, sino los de roles ocultos, es que además siembran conversación, es decir, termina la partida y hasta que jugamos otra partida hay lo mismo 40 minutos de comentar la jugada y de como nos hemos visto viviéndonos de una manera que no es la habitual.

¿Jugar y actuar están muy relacionados?Una de las razones de fondo por las que uno decide ser actor, quitando toda la parte vanidosa y de poder dedicar el premio a mi padre y a mi madre y quitando la parte de contar historias, es el poder encarnar lo que la vida no me permite encarnar. Poder vivir lo que la vida no me está dando, lo que la vida no me regala, porque no está aceptado socialmente o porque educativamente no me lo dejaron hacer, o por la razón que sea. Creo que es lo que da sentido a la palabra jugar: voy a jugar a ser otro. En España no se le llama jugar, se le llama actuar, pero se le debería llamar jugar.

Jugar nos acompaña desde que somos niños. Mis hijos son profesionales del juegos como yo lo era cuando tenía su edad. Solo jugamos, incluso en mi colegio jugamos. Las matemáticas son jugando y todo debería ser jugando. Y en la edad adulta debería seguir siendo un juego.

Jugar es tener el poder, es competir por el poder, es tener yo un ratito el poder y tratar de que no te lo quiten. El juego nos enseña a vivir cosas que no que no podemos vivir. Y luego hay un desarrollo intelectual que nos propone el juego, que parece que se nos ha olvidado. Hay muchos días que mis hijos vienen del cole y traen unas tareas y nos sentamos, Marta [Solaz], los niños y yo y nos ponemos a jugar al Carcassonne, por ejemplo y sé fehacientemente que lo que estamos haciendo en ese momento es mucho más interesante y mucho más productivo a nivel intelectual que las tareas que les han puesto que son la mayor parte de las veces repetitivas. El juego tiene que ver con el ser humano, nacemos jugando, vivimos jugando y deberíamos morirnos jugando.

Háblenos de esas partidas que organiza…Tengo como 600 juegos de mesa repartidos por las casas en las que vivo y por lo menos una o dos veces a la semana jugamos. Además, comparto la vida desde hace unos 18 años ya con una mujer a la que también le gusta jugar y vamos sembrando el vicio y contaminando a todos los amigos. Y eso tanto aquí en España, como en como en Estados Unidos o en Francia, cuando estoy trabajando allí. A todos los rodajes yo llevo mi baraja de Lobos y si en un momento se da, pues se juega. Yo no lo pido, pero de repente dicen "oye, tú no eres el de las partidas de Lobos? ¿Por qué no echamos una?" y ¡pum! saco la baraja (risas).

¿Con qué personajes ilustres ha jugado?He jugado a Lobos con Sacha Baron Cohen, Gerard Butler, Demi Moore, Tobey Maguire, que es un jugón, con DiCaprio, Salma Hayek... en Francia, he jugado también con Ciarán Hinds y aquí en España, también con Miguel Ángel Muñoz, que también es un game máster muy bueno.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento