Esta es la pasión desconocida de Ion Aramendi, el presentador de 'Reacción en cadena'

Ion Aramendi, en 'Reacción en cadena'.
Ion Aramendi, en 'Reacción en cadena'.
MEDIASET
Ion Aramendi, en 'Reacción en cadena'.

Ion Aramendi triunfa todas las tardes en Telecinco en Reacción en cadena, concurso que presenta en Mediaset y donde Los Mozos de Arousa han conquistado a la audiencia.

Además, el donostiarra lo compagina con otros programas. Primero fue con el debate de Gran Hermano VIP los domingos y, en la actualidad, con el de GH Dúo los martes.

Aramendi le dedica su escaso tiempo libre a su familia, con la que realiza multitud de actividades que refleja en redes sociales, pero también es un apasionado de los deportes y la música.

El baloncesto, su pasión

Pero si hay un deporte que apasiona al presentador, ese es el baloncesto, que lo llegó a practicar de forma casi profesional cuando vivía y estudiaba en Salamanca.

El guipuzcoano practicó el deporte de la pelota naranja junto a sus hermanos, aunque no llegó a la ACB, sí que lo hizo en categorías inferiores, la liga EBA, llegándose a enfrentar incluso con el Real Madrid.

"A mis tres hermanos y a mí nos encantaba el deporte y jugábamos mucho al baloncesto. Es, junto al surf, el que más me ha enganchado", comenta el conductor de Reacción en cadena.

Al final, se dedicó al mundo del Periodismo, dejando de lado el baloncesto, como hicieron otros presentadores muy conocidos que hicieron incursiones en el mundo de la canasta como Jorge Fernández o Dani Martínez.

Aun así, siempre que puede, pisa una cancha, agarra el balón naranja y no duda en intentar machacar la canasta o jugarse algún triple mientras juega con sus hijos, a los que ha transmitido su pasión, amigos y familiares.

Su vida en Australia

En una época de su vida, Aramendi se trasladó a vivir a Australia, y allí aprendió a hacer surf, sorteando olas en las playas. A su vuelta a España, tanto le había gustado que incluso se hizo una tabla a medida.

El presentador, siempre que puede, se escapa a la playa con su neopreno y su tabla para desconectar de sus programas y concursantes entre las olas y la sal.

"Estuve viviendo en Donosti hasta los 19 años, y nunca me había acercado al surf, pero me fui a vivir a Australia, y allí fue donde me lancé a probarlo", recuerda.

"Compartía casa con un alemán que se compró una tabla y un traje de neopreno, un día se lo pedí prestado y empecé a entrar solo en el mar, de manera totalmente autodidacta empecé a aprender", comenta. 

Y señala que "me picó el gusanillo y me flipó. Cuando volví de Australia, después de pasar un tiempo en Madrid, me instalé en Donosti para trabajar en la ETB y lo retomé. Me hice hasta una tabla a medida".

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