Fin del drama: Altman ya es de nuevo CEO de OpenAI, Microsoft gana terreno y los verdugos salen de la junta

Después del culebrón de la semana pasada, Sam Altman ha vuelto definitivamente como CEO a OpenAI y se ha formado una nueva junta directiva, de la que Microsoft forma parte, pero sin derecho a voto. Mira Murati vuelve a ser la CTO y Greg Brockman a ser el presidente.
Dramatización hecha por ChatGPT de los últimos acontecimientos en torno a OpenAI.
Dramatización hecha por ChatGPT de los últimos acontecimientos en torno a OpenAI.
ChatGPT
Dramatización hecha por ChatGPT de los últimos acontecimientos en torno a OpenAI.

Las recientes turbulencias en OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT, han sido significativa. Sam Altman, uno de los cofundadores de la empresa, fue destituido como CEO de manera repentina, siendo despedido por la junta directiva, lo que desencadenó una serie de eventos dramáticos.

La salida de Altman, quien se sintió desplazado y dolido, según ha dicho después en una entrevista, llevó a un gran revuelo dentro de la compañía, con la renuncia del presidente Greg Brockman en protesta y después la amenaza de los empleados de dejar la empresa si no se restituía a su líder. Incluso por un momento Microsoft se ofreció a acoger a todo el equipo y crear un nuevo departamento para que siguieran investigando sobre inteligencia artificial.

Mientras, Emmett Shear, exdirector ejecutivo de Twitch y abiertamente detractor del avance rápido de la IA, fue nombrado CEO interino.

Durante este breve período, Shear desempeñó —dice la compañía— un papel clave para ayudar a estabilizar la situación y, finalmente, facilitar el regreso de Altman a OpenAI como director ejecutivo de nuevo, aunque en principio no formaría parte de la junta directiva. 

Juego de tronos: adiós a los que se amotinaron

A través de un comunicado, la compañía hizo oficial el regreso de Sam Altman como CEO, Mira Murati como CTO y Greg Brockman como presidente. En él, el de nuevo director ejecutivo agradece a su equipo la implicación en el asunto, deja ver sus próximas aspiraciones y desvela quiénes conforman la nueva junta directiva. “Nunca he estado más entusiasmado con el futuro”, afirma Altman.

Tal y como se informa, la nueva junta inicial estará formada por Bret Taylor —CEO de SalesForce y conocido por cocrear Google Maps—, quien será el presidente, Larry Summers —economista y ex secretario del Tesoro de los Estados Unidos— y Adam D'Angelo —CEO de Quora—.

La junta anterior estaba compuesta por el propio D'Angelo, Tasha McCauley, Helen Toner e Ilya Sutskever, este último responsable del derrocamiento de Altman, que, a pesar de haber asegurado que se arrepentía, no ha mantenido su puesto en la cúpula.

“Amo y respeto a Ilya, creo que es una luz guía en el campo y una joya de ser humano”, comentaba Sam Altman en el comunicado de prensa. “No tengo ninguna mala voluntad hacia él. Si bien Ilya ya no formará parte de la junta directiva, esperamos continuar nuestra relación de trabajo y estamos discutiendo cómo puede continuar su trabajo en OpenAI”, asegura el empresario. 

Recordamos que la compañía se ha colocado en el podio de las empresas más relevantes de 2023, al menos en términos de popularidad, gracias al impacto que ha tenido su producto ChatGPT, que cumple ahora un año desde su lanzamiento.

Sobre la nueva junta, Altman destacaba: “Bret, Larry y Adam trabajarán muy duro en la tarea extremadamente importante de formar una junta con perspectivas diversas, mejorar nuestra estructura de gobierno y supervisar una revisión independiente de los acontecimientos recientes”.

Por su parte, Taylor, empresario tecnológico y nuevo presidente de la junta, explicó en la red social X que sus tareas consisten en “estabilizar la compañía, construir una junta cualificada y diversa, y potenciar procesos de gobernanza” en OpenAI, y adelantó que los miembros actuales no serán los definitivos, al menos en lo que a él respecta.

En otra carta, Taylor también detalló que se convocará “un comité independiente de la junta para supervisar una revisión de los acontecimientos recientes”, confirmando lo ya mencionado en el comunicado oficial por Altman.

Microsoft gana terreno en OpenAI

Altman menciona el papel que el CEO de Microsoft y el resto de la cúpula de la compañía de Redmond ha tenido en el caos temporal de OpenAI: “Satya, Kevin, Amy y Brad han sido socios increíbles a lo largo de todo esto, con exactamente las prioridades correctas en todo momento. Nos respaldaron y estaban listos para darnos la bienvenida a todos si no podíamos lograr nuestro objetivo principal”, indica haciendo referencia a la oferta de Satya Nadella de ficharle a él, a Brockman y al resto de los empleados.

Altman, después, revela una novedad: “Claramente tomamos la decisión correcta al asociarnos con Microsoft —que ha invertido unos 13.000 millones de dólares en OpenAI— y estoy entusiasmado de que nuestra nueva junta los incluya como observador sin derecho a voto”.

La incorporación de OpenAI a Microsoft a la junta como “observador sin derecho a voto” significa que el gigante tecnológico tendrá más visibilidad del funcionamiento interno de la empresa, pero no tendrá voto oficial en las decisiones importantes.

Microsoft es un importante inversor en OpenAI, con una participación del 49% en la entidad con fines de lucro que controla la junta sin fines de lucro.

Sobre la IA que amenaza la humanidad

“Tengo muchas ganas de terminar el trabajo de construir una AGI beneficiosa con todos vosotros: el mejor equipo del mundo, la mejor misión del mundo”. Con estas palabras, Altman concluye su parte del comunicado oficial sobre su vuelta.

El CEO de OpenAI hace así referencia a lo que se rumorea que ha sido el detonante de toda la polémica vivida en la empresa: el proyecto Q*.

Algunos teorizaban que Altman y la junta directiva se pelearon por diferencias sobre cómo salvaguardar una IA capaz de realizar una amplia variedad de tareas mejor que los humanos, rumores que cobraron más importancia al filtrarse en Reuters que, antes del repentino movimiento de la junta, varios investigadores de la empresa tecnológica escribieron una carta al órgano rector advirtiendo de un “poderoso descubrimiento de la inteligencia artificial” que, según dijeron, “podría amenazar a la humanidad”.

Así, transmiten las preocupaciones sobre la forma en la que se estaba ejecutando el proyecto Q* —pronunciado Q star—, alertando de “una comercialización de la tecnología antes de comprender las consecuencias”.

Algunos en OpenAI creen que Q* podría ser un gran avance en la búsqueda de la empresa de lo que se conoce como inteligencia artificial general (AGI). OpenAI define AGI como “sistemas autónomos que superan a los humanos en la mayoría de las tareas económicamente valiosas”.

No obstante, haber alcanzado es punto en la tecnología no debería ser una sorpresa, ya que desarrollar AGI es el objetivo principal de OpenAI, según la misión que ellos mismos declaran que tienen.

El problema parece radicar en que la junta creía que Altman se estaba apresurando a lanzar al mercado nuevos productos de inteligencia artificial sin darle tiempo suficiente a los equipos de seguridad de la compañía para ‘poner barreras’.

En una breve entrevista de Altman en The Verge, el CEO de OpenAI comenta sobre el proyecto Q* que había sido “una filtración desafortunada”, pero ni confirma ni desmiente su alcance o el estado de su desarrollo.

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