Por qué se habla del ajo como antibiótico natural y cuáles son sus efectos reales en el cuerpo

En España, uno de los mayores productores mundiales de ajo, no es raro oír hablar de sus propiedades: algunas de ellas están más o menos estudiadas pero lo que realmente se desconoce es qué compuesto las esconde.
El ajo es el alimento con el que preparamos la salsa alioli
El ajo crudo en ayunas no es una buena idea para aquellas personas que cuenten con un sistema digestivo sensible ni para aquellas que estén tomando fármacos anticoagulantes.
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El ajo es el alimento con el que preparamos la salsa alioli

Los beneficios del ajo crudo como antibiótico natural ya eran vox populi antes de la pandemia del covid-19, si bien en ese momento recobró importancia para mucha gente que quería fortalecer el sistema inmunitario ante el peligro de contraer una infección desconocida. Un diete de ajo en ayunas todos los días se promocionaba en redes sociales como una garantía antivírica. ¿Pero podría ser exactamente así? ¿Hasta qué punto son ciertas sus propiedades antibacterianas?

El Allium sativum es uno de los alimentos característicos de la cocina mediterránea. España se encuentra entre los primeros puestos de la producción mundial siendo Castilla-La Mancha, y en concreto Cuenca, la región que cultiva un mayor volumen de este alimento: en esta provincia la extensión supone casi la mitad de toda la superficie nacional. Le siguen Córdoba y Granada, que convierten a Andalucía en la segunda autonomía productora.

El ajo supone una fuente importante de nutrientes: carbohidratos, proteínas, lípidos, fibra, vitaminas (C, B6), aminoácidos, minerales y es rico en compuestos azufrados. Su composición sin embargo no es sinónimo de muchas propiedades curativas que se le atribuyen.

El superpoder del ajo es la alicina

Las propiedades del ajo más publicitadas en redes sociales, foros y webs no están sin embargo en las raíces, el bulbo, la piel, la cabeza o los dientes del ajo en sí, sino que proceden de un compuesto llamado alicina, del que la ciencia ha constatado efectos favorables con respecto a la dislipemia, la obesidad, la hipertensión y otros trastornos cardiovasculares.

Desde la Fundación Española del Corazón resaltan precisamente estudios que avalan su rol en la posible reducción del riesgo de la arterioesclerosis así como en el control de los niveles de triglicéridos.

Y al contrario de lo que comparte el saber popular, estas propiedades de la alicina no se ponen en marcha al comer un diente de ajo entero sino que se liberan cuando éste se fractura, se corta o se machaca. Al oxigenarse se origina una operación enzimática que forma este compuesto azufrado, la alicina.

Posibles consecuencias de una ingesta excesiva

La alicina se forma por tanto en el diente de ajo abierto, pero debe ser fresco. Si el ajo se calienta por encima de los 60 grados no solo se pierden sus propiedades sino que aparece el riesgo de causar daños en las células intestinales.

Como con otros productos de la gastronomía propia y foránea a los que se les ha etiquetado como superalimentos, no hay que caer en la idea de exceder la ingesta para que esos efectos supuestos sean mayores o más rápidos. Es importante tener en cuenta que dado que el ajo puede favorecer la acción anticoagulante, las dosis altas podrían prolongar las hemorragias.

Abusar del ajo, es decir, tomar más de o tres dientes al día podría ocasionaría otros trastornos nada deseados:

  • Molestias intestinales: irritación, ardor, acidez. De ahí que deban tener especial cuidado con la ingesta las personas con un sistema digestivo sensible.
  • Irritación en piel.
  • Diarrea y flatulencias.

Referencias

Fundación Española del Corazón (s.f.). El ajo, más allá de su saborhttps://fundaciondelcorazon.com/blog-impulso-vital/2399-el-ajo-mas-alla-de-su-sabor.html

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