Si algo destaca de España, entre otras muchas cosas, es lo variado de su gastronomía. No solo es diferente de otros países, también entre las diferentes comunidades autónomas encontramos distintos platos típicos que, si bien en algunos casos son parecidos, en otros no tienen nada que ver. Los ingredientes de la zona son la mejor base para desarrollar una gastronomía digna de elogio.
No solo se distingue por regiones, se podría decir que incluso es diferente en cada casa, pues cada persona prepara las recetas con una mezcla de lo que siempre probó en casa y tanto le gustaba, con novedades y toques personales. En cada hogar los guisos llevan una cosa y la carne se prepara de una determinada manera, más hecha o menos hecha. Sin embargo, aunque todos tengamos claros que para gustos los colores, hay algunos casos en los que convendría que todos estuviéramos de acuerdo, por ejemplo, las hamburguesas, mejor hechas.
Los riesgos de comer la hamburguesa poco hecha
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición lo tiene claro y así lo expone, el consumo de alimentos crudos puede suponer un riesgo para la salud, especialmente en aquellos elaborados con carne de vacuno cruda o poco cocinada. Consumir una hamburguesa poco hecha aumenta 30 veces el riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria.
Esto es porque puede estar contaminada con microorganismos patógenos, como la bacteria Escherichia coli (E. coli). Esta bacteria forma parte de la microbiota habitual de personas y animales y, aunque la mayoría de las cepas son inofensivas, algunas pueden causar infecciones graves en los humanos, tal y como recuerda la AESAN. Si la superficie de la carne está contaminada y la picamos, esta se extiende al resto de ella, por lo que en preparaciones como las de la carne de hamburguesa el riesgo es mayor.
Si comemos fuera de casa, lo mejor es no arriesgarnos, porque si bien no tendría por qué pasar nada, el riesgo nunca es cero. Pedir la hamburguesa muy hecha nos ayudará a evitar riesgos innecesarios, sobre todo en el caso de niños, ancianos o personas inmunodeprimidas. En casa, hay que intentar mantener una buena higiene lavándonos las manos y los utensilios, evitando así la contaminación cruzada, aunque la mejor manera de asegurarse de que reducimos el riesgo es cocinarla.
E. coli: qué es y cómo se transmite
Escherichia coli (E. coli) es una bacteria que forma parte de la microbiota habitual del intestino de personas y animales, y que se elimina a través de las heces. La transmisión se produce habitualmente por el consumo de alimentos o agua contaminada, también por el contacto con animales y sus heces. Es habitual que se produzca a causa de una mala higiene de las manos por parte de una persona infectada a la hora de manipular los alimentos o por el uso de utensilios que no han sido lavados en condiciones.
Los alimentos que más frecuentemente se asocian con esta bacteria son la carne de vacuno, especialmente la carne picada, así como la de otros rumiantes. También la leche cruda o los zumos de frutas u hortalizas no pasteurizados.
La mayoría de las veces, los síntomas se desarrollan entre 24 y 72 horas después del consumo, y el más común es la diarrea súbita e intensa. También se puede producir fiebre, inapetencia, cólicos y gases, es más inusual, pero en algunos casos también vómitos. Entre los síntomas menos frecuentes, pero a los que hay que prestar atención por su gravedad, encontramos la facilidad para hacerse hematomas, piel pálida o sangre en la orina.
Estos síntomas tienden a desaparecer pasados un par de días, por lo que lo importante es buscar la manera de sentirse mejor, descansar mucho y evitar deshidratarse. En casos poco frecuentes puede necesitar asistencia médica, causar anemia grave o insuficiencia renal. Si en un par de días no hay mejora o los síntomas son muy serios, lo mejor siempre es acudir al especialista.
Referencias
Enteritis por E. coli: MedlinePlus enciclopedia médica. (s. f.). https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000296.htm
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