La importancia vital del ejercicio físico a partir de la mediana edad es un mensaje que se ha consolidado en las sociedades occidentales en los últimos años. Ya no es una imagen chocante ver a 'runners', ciclistas o atletas pertenecientes a la llamada 'generación silver', personas de entre 50 y 75 años preocupadas por su salud y por mantener una buena calidad de vida. Por otro lado, el sedentarismo se ha revelado como un gran mal de nuestro tiempo, hasta el punto de que incluso se ha evaluado su impacto en la esperanza de vida. En España, el abanico de oferta deportiva para mayores de 50 años ya no es el de antaño.
Hay programas especializados en gimnasios públicos y privados y las redes sociales bombardean con el último ejercicio de moda. Y, sin embargo, hay un deporte de los de siempre que no hay que perder de vista porque aúna de forma especial las ventajas para la salud física y psicológica también a partir de la quinta década de la vida: la natación.
¿Qué ejercicio hacer después de los 50 años?
La mejora de la salud cardiovascular es el beneficio estrella de la práctica de la natación. El movimiento de extremidades inferiores y superiores mantiene la tonificación muscular y ayuda también a regular el peso corporal, contribuyendo así al mantenimiento general de nuestra salud. Se trata de un ejercicio que además disminuye el riesgo de aparición de patologías frecuentes en la segunda mitad de la vida como la diabetes, el colesterol o el sobrepeso.
El aumento de la capacidad pulmonar es otro argumento importante para apostar por este deporte si el objetivo es disfrutar de una vida lo más saludable posible. Entre los factores que provocan que dicha capacidad se vea sensiblemente mermada se encuentran, entre otros, los elevados niveles de contaminación presentes en las ciudades, que incluso pueden aumentar la posibilidad de sufrir diversas patologías (neumopatías, EPOC…), tal y como ha alertado la Organización Mundial de la Salud.
Siguiendo con el ejercicio muscular que pone en marcha la natación, tampoco hay que olvidar cuan importante es su contribución para aliviar problemas relacionados con lesiones, entumecimiento (en gran parte motivado por el sedentarismo) o patologías crónicas que debutan a partir de los 50 años, como la artritis o la osteoporosis.
Otros beneficios de la natación para la salud
El agua es un medio al que naturalmente asociamos con la relajación, la paz mental e incluso la meditación. Esa placentera sensación que provoca la ingravidez tiene también explicaciones fisiológicas. Si bien los beneficios de la natación en la salud física suelen estar muy presentes en las personas que optan por darle mayor (y más constante) protagonismo a este deporte en sus vidas, no hay que olvidar los beneficios que aporta también para la salud mental.
Por un lado, el ciclo imponente de trabajo cardiovascular y pulmonar ya comentado supone dilatar los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, inhibiendo así de forma natural la producción de cortisol, la conocida como hormona del estrés. Pero también actúa, esta vez favorablemente, sobre la hormona de la felicidad, la serotonina, cuya producción aumenta brazada a brazada y, por tanto, nos permite combatir estados ansiosos y/o depresivos.
Beneficios sin duda importantes teniendo en cuenta que el grupo de edad más afectado por la depresión en España son personas de edades comprendidas entre los 45 y los 64 años, siendo las mujeres las que sufren más este trastorno, según datos de la Encuesta Europea de Salud.
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