¿Tener un gato puede hacerte padecer esquizofrenia? Esto es lo que dicen algunos expertos

Un gato en casa tiene muchos beneficios a nivel emocional y también para la salud, pero un estudio ha descubierto que, en convivencia con la infancia, puede duplicar el riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia. 

Un gato en brazos de una persona.
Un gato en brazos de una persona.
PEXELS
Un gato en brazos de una persona.

Los gatos no son la mascota preferida en España, ese honor le correspondería al perro, seguido en segunda posición por los peces, según el estudio de Censos 2021 de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC), pero son una de las predilectas; habría unos 6 millones de ellos como mascotas en nuestro país.

La convivencia con mascotas siempre ha sido algo que se ha destacado como beneficioso, porque está demostrado que disminuye los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés, y también la presión arterial. Además, reduce los sentimientos de soledad y mejora el estado de ánimo. Sin embargo, tener una mascota no está libre de riesgos (tampoco de responsabilidades), un estudio ha vinculado tener gato durante la infancia con un mayor riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia.

Los gatos en la infancia y la esquizofrenia

Foto de archivo de un niño abrazando a un gato.
Según varios estudios, la convivencia con gatos en la infancia aumenta el riesgo de esquizofrenia.
Westfale / PIXABAY

Una mascota puede ser un gran aliado durante el desarrollo de los más pequeños de la casa, les ayuda a aprender a ser responsables, a tener un desarrollo social y emocional saludable, aprenderán valores como la empatía y la compasión, y también reforzará su salud, reduciendo sus niveles de estrés y ayudando a que tengan un sistema inmune más fuerte. Como decimos, no es una experiencia libre de dificultades, es necesario un periodo de aprendizaje y adaptación entre ambos que los adultos tienen que guiar y supervisar.

Un arañazo de vez en cuando o tener que convencer al gato para que salga de su escondite no es el único riesgo que existe en la convivencia entre niños y gatos. Según un estudio recientemente publicado en Schizophrenia Bulletin, existe un vínculo entre los gatos durante la infancia y un mayor riesgo de desarrollar trastornos relacionados con la esquizofrenia en el futuro. Según los investigadores del Centro Park para la Salud Mental (Australia), el riesgo es el doble.

El estudio ha analizado otras investigaciones a lo largo de los años, desde el 1 de enero de 1980 hasta el 30 de mayo de 2023, sin limitaciones geográficas o de idioma; finalmente emplearon 17 de 11 países diferentes. Los datos obtenidos mostraron que tener gato en la infancia multiplicaba el riesgo de desarrollar esquizofrenia, pero era incapaz de señalar la edad exacta o el periodo de exposición específico, aunque podría ser inferior a los siete años, según algunos artículos. Otros señalan que podría ser entre los 4 y los 10 años.

La conclusión final es que eran necesarias más investigaciones para precisar el periodo específico de exposición que podría suponer un mayor riesgo. Este se basa en la interacción entre el cerebro en desarrollo y la exposición felina, pero no cualquier exposición, se cree que el riesgo es mayor por la exposición al Toxoplasma gondii, un parásito del que los gatos son huéspedes habituales.

Toxoplasma gondii: qué hay que saber de este parásito

Un gato recostado junto a unos regalos de Navidad.
Un gato recostado junto a unos regalos de Navidad.
FUNDACIÓN AFFINITY

Algunos estudios han relacionado diversas enfermedades infecciosas con la incidencia y curso clínico de la esquizofrenia, incluida la infección por Toxoplasma gondii. Si bien la esquizofrenia tiene un componente genético, no todo el mundo la desarrolla, se ha estudiado que la infección por toxoplasma casi triplica las probabilidades de tenerla. Ahora bien, no todos los que se infectan con este parásito la desarrollan, hay otros factores que influyen.

Una de las maneras de entrar en contacto con el Toxoplasma gondii es a través de las heces de gato, pero no es la única, también se puede contraer por comer carne poco cocinada. La mayoría de las personas que se infectan no presentan síntomas y no precisan tratamiento, pero hay algunos grupos de riesgo, como es el caso de las embarazadas, para quienes puede resultar grave, porque puede provocar un aborto espontáneo o deformaciones congénitas.

En general, este parásito suele encontrarse más en gatos rurales, por su manera de alimentarse, pero podría darse también en gatos domésticos. Por eso es importante extremar la higiene, evitar que coma carne cruda y vacunar de manera adecuada para disminuir riesgos, haciendo así la convivencia en el hogar más segura para todos, mascotas, adultos y niños.  

Referencias

McGrath, J. J., Lim, C. C. W., & Saha, S. (2023). Cat Ownership and Schizophrenia-Related Disorders and Psychotic-Like Experiences: A Systematic Review and Meta-Analysis. Schizophrenia Bulletin. https://doi.org/10.1093/schbul/sbad168

Botero‐Rodríguez, F., Zárate, A. M., Martínez, D., Restrepo, C. G., & Osorio, A. D. (2023). Infección por toxoplasma gondii como factor de riesgo para desarrollar esquizofrenia: revisión de la literatura. Universitas Medica, 64(2). https://doi.org/10.11144/javeriana.umed64-2.gond

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