“El mejor tratamiento de la enfermedad renal crónica es prevenir y no depender de máquinas o del riñón de otro”

  • La Dra. Patricia de Sequera es presidenta de la Sociedad Española de Nefrología y jefe de Nefrología del Hospital universitario Infanta Leonor de Madrid.
  • En España el 15% de la población adulta padece enfermedad renal crónica, unos siete millones de personas. 
Imagen de un tratamiento de diálisis.
Imagen de un tratamiento de diálisis.
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Imagen de un tratamiento de diálisis.

La enfermedad renal crónica (ERC) es otra de las epidemias silenciosas a las que nos estamos enfrentando hoy día, una enfermedad que, de no ser tratada precozmente, impacta de manera muy directa en la calidad y en la esperanza de vida de las personas que la padecen, que en España son siete millones. Aun así, como nos explica la Dra. Patricia de Sequera -presidenta de la Sociedad Española de Nefrología y jefe de Nefrología del Hospital universitario Infanta Leonor-, sigue siendo una gran desconocida.

Se asegura que la enfermedad renal crónica está altamente infradiagnosticada. ¿Qué datos hay al respecto?

En España, disponemos de dos estudios epidemiológicos (EPIRCE y ENRICA RENAL) que muestran que la enfermedad renal crónica (ERC) afecta aproximadamente al 10- 15% de la población adulta (esto supone que 1 de cada 7.5-10 españoles presenta ERC). Y la gran mayoría no lo saben.

¿Cuántas personas padecen en España ERC y cuántas están sin diagnosticar?

Los que están en los estadios avanzados de la enfermedad y precisan de Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS) para seguir viviendo; esto es diálisis o un trasplante los conocemos muy bien. Según los datos del registro español de enfermos renales, de 2020, 64.666 personas se encuentran en TRS, 46% en diálisis y 54 % con un trasplante renal funcionante. Pero ¿dónde estaban estos pacientes hace unos años? En estadios previos de la ERC, no pudimos detener su progresión porque muchos de ellos no sabían que tenían esta ERC y no venían a las consultas de nefrología. Los pacientes en diálisis y trasplante de riñón son sólo la punta del iceberg, ya que corresponden a los pacientes tratados ya en estadio 5. Es decir, los que tienen un filtrado por debajo de 15 ml/min/m2 y reciben tratamiento con diálisis y trasplante. No se contabilizan ni los pacientes en estadios previos (1 al 4), que sabemos por los estudios que son muchísimos más, ni los que teniendo un filtrado por debajo de 15 ml/min/m2, no se tratan.

¿Cuál es el perfil de una persona con ERC en España?

El perfil más habitual es el de un varón, mayor de 65 años y con alguna otra patología crónica, en especial la diabetes.

“Hay muchísimas personas con enfermedad renal crónica sin diagnosticar. Los pacientes en diálisis y trasplante son sólo la punta del iceberg”

¿Se trata de una enfermedad silenciosa o la gente tarda en ir al médico?

El problema es que no da síntomas hasta que la enfermedad está muy avanzada, con filtrados por debajo de 30 ml/min/m2. Por eso es muy importante hacer despistaje de la enfermedad en los pacientes de riesgo. Además, sería muy sencillo, con una simple analítica de sangre y orina, podemos diagnosticar la enfermedad renal o descartarla. Por nombrar una enfermedad en la que hay una clara concienciación, como es el cáncer, se hace despistaje del cáncer de colon mediante la realización de una sangre oculta en heces a los mayores de 50 años. No ocurre así con la ERC, que es más prevalente, más fácil de diagnosticar y, además, en los estadios avanzados, como por ejemplo los pacientes en diálisis, la supervivencia es inferior a la que tienen los pacientes con cáncer de colon.

¿No podemos estar atentos a ningún síntoma para detectarla precozmente?

Cuando aparecen síntomas, como por ejemplo el cansancio por la anemia, la hinchazón en las piernas, la sensación de ahogo y falta de aire porque el líquido se acumula en las piernas o en los pulmones, el picor, …ya es muy tarde, porque la mayor parte de la función renal ya se ha perdido. Si llegamos tarde, podemos retrasar la progresión de la enfermedad renal, y sustituirla con la diálisis y el trasplante, pero pocas veces curarla.

¿A qué enfermedades está asociada la ERC, por qué aparece?

Hay poblaciones consideradas de alto riesgo para desarrollar ERC. Entre las causas de enfermedad renal, la primera es la diabetes, enfermedad cuya incidencia sigue aumentando, fundamentalmente relacionada con la obesidad. La diabetes tipo 2 es la principal causa de enfermedad renal avanzada, suponiendo aproximadamente el 25% de todos los pacientes que inician terapia renal sustitutiva a nivel mundial. Tanto los profesionales como los pacientes, debemos estar particularmente atentos a las situaciones con mayor riesgo: diabetes, hipertensión arterial, edad superior a los 60 años, enfermedad cardiovascular, fumadores, y cómo no, los familiares de pacientes en diálisis o que han recibido un trasplante renal. Estos serían las personas de mayor riesgo.

¿No se realizan cribados tampoco entre las personas de riesgo?

Se realizan a nivel individual por los médicos de atención primaria o especialistas, pero no hay campañas de despistaje a nivel poblacional, como ocurre en patologías como las que he mencionado previamente: el cáncer de mama con las mamografías o el cáncer de colon con la sangre oculta en heces.

¿Qué supone para un paciente ser diagnosticado precozmente o, por el contrario, diagnosticarlo cuando la enfermedad está muy avanzada?

Como de la noche al día. Si detectamos pronto la enfermedad, en estadios iniciales, vamos a poner todas las medidas para evitar que avance e incluso llegar a la curación en algunos casos como es el caso de las enfermedades inflamatorias del riñón. Podemos prevenirla en aquellos pacientes de riesgo como los obesos, hipertensos y diabéticos entre otros, con dieta y un adecuado control de la tensión arterial y de la glucemia. Si llegamos tarde, ofrecemos la diálisis y el trasplante. No hay más. En España somos líderes en esto, pero sin duda alguna, el mejor tratamiento es la prevención, y no depender de una máquina o del riñón de otra persona para seguir viviendo.

“La diabetes tipo 2 es la principal causa de enfermedad renal avanzada. Uno de cada cuatro pacientes que inician terapia renal sustitutiva a nivel mundial es por esa causa”

¿Qué se puede hacer entonces para que no se diagnostique demasiado tarde?

Realizar campañas de detección en todos los grupos de riesgo, al igual que lo hace el Ministerio de Sanidad con el cáncer de mama o el de colon, informando sobre los estilos de vida saludables, y los factores de riesgo. El diagnóstico es muy sencillo, con una analítica de sangre y orina podemos diagnosticar la presencia de ERC. En la sangre midiendo la creatinina, una sustancia que procede de la masa muscular y que se elimina por el riñón. Mediante la creatinina hay unas fórmulas que estiman el filtrado glomerular y nos dan un número que equivale a la función de nuestros riñones. En la orina realizamos la determinación de albúmina u otras alteraciones como la presencia de sangre. De esta forma podemos saber si tenemos o no enfermedad renal y si la tenemos en que estadio de enfermedad estamos, porque según el filtrado se definen 5 estadios de ERC, que van desde el 1 en el que el filtrado es superior a 90 ml/min/m2 hasta el 5 en el que es inferior a 15 ml/min/m2, en este último, el paciente está próximo a necesitar diálisis.

¿La ERC se puede prevenir o el diagnóstico precoz es la única alternativa?

Se puede prevenir y, si no la prevenimos, podemos detectarla precozmente para evitar que avance y, si lamentablemente no la hemos detectado y ya tiene una enfermedad avanzada, ofrecer a los pacientes la mejor opción de tratamiento renal sustitutivo.

“Somos líderes mundiales en trasplante de riñón, y estamos orgullosos de ello, pero todo éxito de un trasplante es en realidad un fracaso, porque no hemos podido ayudar a ese paciente antes”

Para mejorar la prevención es necesario que la población general, pacientes, autoridades y profesionales sanitarios seamos más proactivos. Porque, a pesar de afectar a una parte cada vez más importante de la población (unos siete millones de españoles) y tener un gran impacto en la expectativa de supervivencia y calidad de vida de los pacientes, continúa siendo, como ya he dicho, una gran desconocida para la mayoría de la sociedad.

Hace poco se celebró el Foro de Best Practices en Salud sobre Enfermedad Renal Crónica. ¿A qué conclusiones llegasteis?

La principal conclusión del Foro -una iniciativa avalada por la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) y la Federación Nacional de Asociaciones para la lucha contra las enfermedades del riñón (ALCER), con la colaboración de AstraZeneca- es que debemos poner todas las medidas a nuestro alcance para detener esta epidemia silenciosa que es la ERC, que tiene unas tasas de prevalencia e incidencia que siguen creciendo cada año. Además, tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas que lo padecen y sus familiares, y más importante aún, conlleva una elevada mortalidad, que ha aumentado un 30% en la última década. De hecho, la ERC es la segunda enfermedad cuya mortalidad y discapacidad más aumentó entre los años 2006 y 2016, tras el Alzheimer según el informe del Global Burden of Disease. A ello debemos sumar un coste social y económico muy alto. Debemos conseguir la implementación de planes que mejoren su diagnóstico precoz, imprescindible para mejorar las cifras de morbilidad y disminuir los costes tanto para el paciente como para el sistema sanitario.

¿Cuáles son las expectativas de cara al futuro para los pacientes con ERC?

Se espera un incremento de estas cifras debido sobre todo al envejecimiento de la población, así como al aumento de la prevalencia de la hipertensión y la diabetes, sus principales factores de riesgo. Y en cuanto al tratamiento, están apareciendo fármacos que han mostrado su eficacia para disminuir la progresión de la ERC. No obstante, debemos de esforzarnos más para hacer un tratamiento integral y multidisciplinar de esta enfermedad, y darle mayor protagonismo y responsabilidad al paciente tanto en la prevención como en la elección de los tratamientos.

Somos líderes mundiales en trasplante de riñón, y estamos orgullosos de ello. Pero el reto pasa por evitar que el paciente llegue a esa situación en la que la Enfermedad Renal Crónica impida a los riñones realizar su función. Todo éxito de un trasplante es en realidad un fracaso, porque no hemos podido ayudar a ese paciente antes de que su enfermedad se agravase hasta el punto de que tenga que recibir un riñón de otra persona. Y ahí radica la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz, como decía antes.

Podemos hacerlo promoviendo estrategias y actuaciones dirigidas a reforzar la Atención Primaria y en fomentar hábitos de vida saludable desde la infancia para  prevenir sus factores de riesgo (tabaco, alcohol, obesidad, sedentarismo...) y frenar su crecimiento en las nuevas generaciones. Desde la Sociedad Española de Nefrología seguiremos trabajando en ello, solicitando el apoyo de los organismos públicos, los profesionales sanitarios, la industria y la sociedad para entre todos juntos disminuir la prevalencia de esta enfermedad. 

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