Cómo identificar enfermedades reumáticas en niños

La fiebre repetida sin causa aparente puede ser un signo de enfermedad reumática.
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Tendemos a pensar que las enfermedades reumáticas son propias de las edades avanzadas, cuando en realidad pueden darse en cualquier momento de la vida; al fin y al cabo, no son otra cosa que trastornos que afectan al tejido conectivo. Por ello pueden ser difíciles de identificar, especialmente en los más pequeños.

¿Cuáles son enfermedades reumáticas?

En España, se estima que hay entre 8.000 y 10.000 niños con enfermedades reumáticas. Entre ellas, se encuentran algunas como la fibromialgia, la osteoporosis, el lupus o la artritis.

Como rasgo general, todas ellas se caracterizan por provocar un serio desgaste del aparato locomotor (huesos, músculos...). Como es lógico, y especialmente si se sufren desde edades tempranas, esto puede tener un impacto muy importante en la calidad de vida del menor.

En los niños, además, tienden a aparecer desde edades muy tempranas. Esto, unido a la cronicidad del cuadro, puede suponer que el niño no manifieste a menudo encontrarse mal.

¿Cómo se pueden detectar?

Cada enfermedad reumática tiene sus propios signos, por lo que es difícil dar unas pautas que se apliquen a todas ellas. En su lugar, conviene prestar atención a los síntomas individuales y, en cualquier caso en el que detectemos alguno crónico, acudir a un especialista.

Por ejemplo, el principal signo de la artritis idiopática juvenil, la más común de todas ellas, es una inflamación visible de las articulaciones, hasta el punto de llegar a limitar el movimiento.

Otras señales que deben ser motivo de preocupación son la aparición de manchas en la piel, la debilidad muscular, la aparición de aftas o llagas y la fiebre repetida sin un motivo aparente.

También, conviene tener en cuenta que existen dos edades en las que se dan picos de incidencia de esta clase de problemas, y que es cuando deberemos estar más atentos. El primero está en la infancia temprana (entre el primer año de vida y los cuatro años) y el segundo en la llegada de la adolescencia.

Finalmente, es preciso recordar que la aparición de una enfermedad reumática en la infancia no implica necesariamente que se vaya a sufrir durante la vida adulta. En este sentido, la detección temprana y el tratamiento adecuado mejoran el pronóstico.

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